- La inflación mensual minorista de septiembre registró 3,5%, acumulando 41,8% en el año. La dinámica mensual no se desacelera frente a un contexto económico signado por la dominancia política y fiscal.

- Las proyecciones de inflación se sostienen en niveles mayores respecto al mes anterior. El relevamiento de expectativas de mercado (REM) del Banco Central proyecta un crecimiento anual del nivel de precios de 50,4% durante este año.

Resumen

- La gestión inflacionaria se enfrenta a mayores dificultades dada la decisión principalmente del sector político del gobierno en aumentar abruptamente el gasto y, por lo tanto, la emisión monetaria luego de las elecciones PASO.

- El control de una inflación crónica demanda mayores instrumentos de política económica que los que se están observan actualmente. Ciertamente, el control de precios es un elemento de muy corto alcance y eficacia.

- Una expansión fiscal de corto plazo derivada de la dominancia de la política  evidentemente es un elemento de impulso inflacionario ante la dinámica de precios de los últimos años.

- El proceso inflacionario que se espera para el corto plazo está determinado por la necesidad de identificar un ancla nominal como el tipo de cambio. Será necesario fijar el tipo de cambio en torno a un nivel o espacio determinado.

- Contrariamente al punto anterior, si no establecen anclas nominales, los desalineamientos inflacionarios respecto al objetivo de estabilización serán distantes y pueden seguir en una dinámica como la actual.  

- Decisiones de precios en proceso inflacionarios que se sostienen y conviven con factores de mayor impulso como el súbito aumento de la cantidad de dinero, derivan en ajustes de precios con mayor frecuencia.

- Las expectativas de mercado se sostienen en un nivel alto de inflación dada la incertidumbre de mercado y la fuerte emisión monetaria. Estimamos que esta dinámica de precios se sostendrá hasta fin de año y, al menos, el primer trimestre del año 2022.

- En este escenario, el nivel de complejidad para la política económica asciende y dista del objetivo de estabilización de precios, más aún ante la ausencia del ancla nominal, representada por el tipo de cambio.

- Las proyecciones del comportamiento de precios son mayores respecto del mes previo. Para este año se establece una inflación de 50,4%, mientras que para el año 2022 se sitúan en 49,2%. Hacia el año 2023 se proyecta un 40,9% anual.  

- Adicionalmente, destacamos que la evolución inflacionaria seguirá siendo la principal complejidad para la política económica dada la dinámica mensual que no se desacelera y, a su vez, un contexto de elevada incertidumbre de mercado y mayor necesidad de financiamiento fiscal.  

- El nivel general del Índice de Precios al Consumidor (IPC) registró en octubre una variación mensual de 3,5% y, en términos interanuales, un aumento de 52,1%. Las proyecciones de mercado establecen que el nivel promedio de variación mensual será mayor durante el resto del año, diferencia notoria respecto a las proyecciones de julio.

- Durante los primeros diez meses del año el aumento acumulado de precios fue 41,8%, mientras que en el mismo período del año 2020 fue 26,9% y en el año 2019 fue 42,2%. El desempeño futuro estará determinado por la dinámica monetaria y el nivel de presión cambiaria.

- El Índice de Precios Internos al por Mayor (IPIM) registró un crecimiento interanual de 59% en septiembre de 2021 sosteniéndose un nivel mensual relativamente alto desde octubre de 2020.

- El nivel general del Índice de Costo de la Construcción (ICC) en el Gran Buenos Aires de septiembre 2021 registra un aumento intermensual de 3%, ciertamente una mayor dinámica respecto al mes anterior.

- La dinámica de salarios total registrado del sector privado y público mostró un crecimiento de 4% en septiembre de 2021 respecto el mes anterior, desde el cual se desprende una recuperación mensual incipiente del poder adquisitivo del trabajo de 0,5%.

- Es evidente el peso relativo y discrecional de la política sobre la gestión económica lo cual es particularmente desfavorable para los instrumentos, canales de transmisión y efectos esperados de la política económica sobre la inflación.

- Nuevamente, ante un mayor nivel de incertidumbre y mayor irracionalidad en el manejo de los instrumentos de la gestión fiscal, el objetivo de disminución de inflación se torna más distante y, por lo tanto, se generan mayor necesidad de esfuerzo fiscal y de gestión para converger a un proceso desinflacionario.  

- El control de una inflación crónica demanda mayores instrumentos de política económica que los que se están observan actualmente. Ciertamente, el control de precios es un elemento de muy corto alcance y eficacia que no tendrá resultados de largo plazo si no se opta por mayores instrumentos como la tasa de interés y estabilizar la volatilidad de los tipos de cambio.

- Ante un régimen de tipo de cambio múltiple, mercado con varias cotizaciones, es determinante la convergencia a la estabilidad de todos los mercados dado que las presiones en uno, como el tipo informal, deterioran expectativas de precios.  

- El proceso inflacionario que se espera para el corto plazo está determinado por la necesidad de identificar un ancla nominal como el tipo de cambio. Será necesario fijar el tipo de cambio en torno a un nivel o espacio determinado con el objetivo de intentar dar certidumbre y anclar expectativas.

- Contrariamente al punto anterior, si no establecen anclas nominales o instrumentos de estabilización, los desalineamientos inflacionarios respecto al objetivo de desinflación serán distantes y pueden seguir en una dinámica como la actual.  

- Con la decisión del sector político del gobierno en aumentar abruptamente el gasto, la emisión monetaria luego de las elecciones PASO y ante la falta de un programa desinflacionario definido, el control de precios se presenta como un instrumento de escasa efectividad y alcance temporal.

- La inflación del mes de octubre de 2021 registró un aumento mensual de 3,5%. Nuevamente, el ritmo inflacionario mensual se sitúa en un nivel alto para el objetivo necesario de desinflar las expectativas en toda la estructura de precios de la economía  y tras una caída inédita del PIB en el año 2020.  

- El crecimiento del IPC acumularía 41,8% en el período enero-octubre 2021. Esa dinámica sería similar al del período anterior a la pandemia, es decir, al acumulado durante los primeros nueve meses del año 2019 donde la inflación registró 42,2%.

- Nuevamente destacamos que economías con procesos inflacionarios de períodos prolongados deben gestionar ajustes de precios con sobrerreacciones que adicionan impulsos inerciales sobre la dinámica general de precios.

- Desde esos aspectos, notamos que las expectativas inflacionarias de los agentes se sostienen en un nivel alto de inflación mensual frente a la incertidumbre de mercado lo cual estimamos que se sostendrá hasta fin de año y, al menos, el primer trimestre del año 2022. En efecto, las proyecciones inflacionarias informadas por el Banco Central se ajustaron a la suba

- En ese sentido, las proyecciones informadas en el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), realizado por el Banco Central, estiman que la inflación minorista de noviembre sería 3%, nivel promedio de lo transcurrido del año. A su vez, la inflación anual para el año 2021 se proyecta en 50,4%, dos puntos por encima de la proyección anterior y, para el año 2022, a 49,2%, tres puntos de aumento respecto de la estimación de octubre.

- Mientras que las proyecciones para el primer trimestre de 2022 registran un nivel mensual ascendente de la dinámica de precios. Concretamente, en el período enero-marzo 2022, el promedio de aumento de precios minoristas se situaría en 3,8%, aunque nivel representa un nivel inferior al registrado en el mismo período de este año, el cual fue 4,1%.

- Las estimaciones de mercado registran un crecimiento mayor de precios lo cual no es un aspecto favorable ante el objetivo de sustentar la dinámica macroeconómica. Concretamente, ante un mayor desalineamiento de expectativas respecto de una gestión desinflacionario, se presenta mayor complejidad y necesidad de instrumentos para estabilizar esa coyuntura. Efectivamente esto es un escenario potencial para la economía argentina.

- La dinámica mensual del Índice de Precios Internos al por Mayor (IPIM) durante septiembre registró una dinámica similar respecto del mes anterior. Concretamente, el aumento fue del orden de 2,8% respecto de agosto 2021. Esta variación se explica como consecuencia de la suba intermensual de 2,8% en los productos nacionales, donde el factor manufacturas y energía eléctrica presentó un crecimiento de 2,6%. Mientras que los precios de los productos importados ascendieron 3,3% mensual. Entretanto, la dinámica del nivel mayorista general respecto al mismo mes del año anterior registró un crecimiento de 59%.  

- El Índice del Costo de la Construcción (ICC) en el Gran Buenos Aires correspondiente al mes de septiembre de 2021 registra un crecimiento de 3% respecto de agosto de 2021. Esto muestra una dinámica mayor al aumento intermensual del mes precedente, en el cual se había registrado una expansión de 2,1% en agosto respecto de julio. El crecimiento se conforma del alza de 2,6% en Materiales, Mano de Obra en 3,5% y 2,6% en Gastos Generales.

- En períodos de inflación mensual de niveles relativamente altos como los actuales, el poder adquisitivo de los salarios se ajusta notoriamente. En simultáneo los costos sociales se materializan en la contracción del consumo y menor cantidad de personas que acceden a la canasta de alimentos. Este es un factor determinante para la evaluación de la política de estabilización económica futura.

- En ese sentido, una medida parcial de ese ajuste puede notarse si se observa que en el período enero-septiembre del año 2021 el crecimiento acumulado de los ingresos totales de los asalariados fue 38,3%, mientras que la inflación acumulada de ese mismo período fue 37%.