Desde hace meses escuchamos hablar de la inflación americana, que parece haber retornado luego de varias décadas. Desde la época de Paul Volcker al frente de la Reserva Federal y el uso de altas tasas de política monetarias para controlarla, podríamos decir que la misma había desaparecido y dicha política demostró ser una herramienta exitosa para desterrarla.
A partir de la inyección monetaria utilizada durante de la Crisis Financiera Global de 2007-10 en un principio, y luego de la actual crisis sanitaria generada por el Covid-19, se empieza a debatir nuevamente si los excesos monetarios usados con éxito por la Fed para revivir la economía, mediante la compra de bonos del Tesoro y otros activos financieros, nos están conduciendo a un nuevo periodo de inflaciones más altas en los Estados Unidos, o bien como lo afirma Jerome Powell el presidente de la misma, esta es transitoria y una vez la economía desarrolle todo su potencial productivo a la salida de la crisis, volveremos a niveles inflacionarios similares a los previos.
Los últimos reportes a través del CPI (Consumer Price Index) por ejemplo, vienen mostrando niveles altos que pueden proyectar una inflación anualizada en los niveles de 5 por ciento anual. Otra medida por ejemplo usada por la Fed como el gasto en consumo personal (PCE) mostró un aumento de 0.5 % mensual en Junio o bien una incremento del 3.5 por ciento anual. A pesar de esto y de las advertencias de un buen número de importantes economistas como por ejemplo Mohamed El-Erian que ven la inflación potencial en esos niveles, la Reserva Federal sigue con su laxa política monetaria, con tipos de interés bajos en torno a 0.00-0.25 % y su plan de compra de bonos del Tesoro (Tapering) de USD 120 mil millones mensuales. De todas maneras en las últimas minutas y según comentarios de Powell parece un poco más probable que la salida de estos programas de crisis se adelante y podamos comenzar a ver un desarme anticipado durante 2022.
Si bien algunas señales de esta creciente preocupación por la inflación americana se manifestaban hace algunas semanas en los mercados financieros, como el crecimiento de la diferencia en la tasa de bonos del Tesoro a 10 años con relación a la de los bonos TIPS del mismo plazo y algunas caídas breves y transitorias en algunos mercados financieros como los índices accionarios S&P 500, Dow Jones o Nasdaq, en algunos commodities o bien el mercados de criptomonedas, esto parece haberse calmado. Nos encontramos nuevamente en los últimos días con máximos en varios de estos mercados, recuperación de algunos commodities, criptos y el diferencial de la tasa mencionada del bono del Tesoro a 10 años volviendo a niveles de 1.25 por ciento anual. El mercado parece haber incorporado el discurso de la Fed sobre una inflación transitoria o bien se estaría dejando llevar en este momento por la liquidez que la misma sigue inyectando a través de su programa monetario.
Uno de los grandes desafíos de Powell será, no solo el momento de desarmar el Tapering, sino cómo hacerlo sin afectar considerablemente a los mercados financieros y así a la economía en general, ya que gran parte del ahorro del consumidor americano se encuentra en los mercados financieros y su propensión a consumir y mover la economía está muy ligada al comportamiento de los mismos. Es así que los desafíos con que se encuentra la Fed a la salida de las crisis son considerables y tiene principalmente dos importantes objetivos que no serán sencillos de alcanzar en simultáneo; por un lado controlar y contener la inflación en niveles aceptables y por otro no desacelerar o enfriar la recuperación de la economía.
Impactos
A partir de su éxito o fracaso los impactos podrían ser diversos y seguramente más importantes y profundos para los países en desarrollo como la Argentina. En principio y hasta el momento, fuera de las consecuencias de la crisis sanitaria per se, esta política monetaria de la Fed ha ayudado a muchos países a conseguir financiarse a tasas muy bajas en los mercados financieros internacionales y hoy el endeudamiento de los mismos y de muchas de sus empresas está en niveles históricamente bajos en el rango de 2.5/4 por ciento anual. Por el lado comercial muchos no se han visto afectadas por una revaluación de sus monedas, inclusive muchas se han depreciado ganando cierta competitividad, mientras en la mayoría de los casos, principalmente los países exportadores de commodities, se han visto beneficiados por una importante suba de sus precios y su consecuente recuperación de sus exportaciones.
A partir de esto a mi modo de ver se podrían abrir dos escenarios bastante diferentes de acuerdo al éxito de la Fed en el manejo de la salida de estos programas monetarios utilizados para el manejo de las últimas crisis. Por un lado si las afirmaciones de Powell sobre una inflación transitoria no se confirman y la Fed tiene que comenzar antes el Tapering y el sendero de suba de tasas de una manera más agresiva, podríamos comenzar a ver bajas en los mercados financieros, un fortalecimiento del dólar, menores niveles de recuperación o crecimiento económico y un aumento de los costos de capital acentuados en los países emergentes. Por otro lado y de forma más deseable, si la Fed acierta y puede manejar los tiempos y las forma del desarme de los agresivos programas monetarios puestos en práctica, probablemente veamos una recuperación consistente del crecimiento en los Estados Unidos y muchos otros países, niveles altos en los mercados financieros, commodities, etc. consistentes con la reflación de activos como lo llaman algunos importantes economistas Argentinos especializados como German Fermo y hasta una necesaria licuación sostenida y paulatina de los niveles de endeudamiento soberano alcanzados en los últimos años sobre todo por algunas economías desarrolladas.
El final está aún abierto y los impactos de ambas crisis también, la credibilidad conseguida por los Bancos Centrales durante las últimas décadas nos invita a ser optimistas. Para nuestro país, si se logra acordar un plan económico con el Fondo Monetario Internacional, una refinanciación de los vencimientos y finalmente restablecer la confianza, podría aparecer una luz en el horizonte que deberíamos aprovechar para retornar al crecimiento económico perdido durante la última década.