Llegó la hora del predominio de malas noticias para la economía de los EE.UU: menos creación de empleo y más inflación a la esperada. En abril se crearon “sólo” 266.000 empleos, poco más que una cuarta parte del millón esperado por los más optimistas. Y la inflación en marzo, tanto minorista (0,8%) como mayorista (0,6%), se acercó al estándar latinoamericano (salvo Argentina y Venezuela, que están en primera C y D, respectivamente). Advertimos estos estos riesgos desde principios de este año, y ahora llegaron. No es sorprendente la mayor inflación, dados los fuertes aumentos de la emisión monetaria y del déficit fiscal, pero tampoco estamos ante el “fin del mundo” y, además, puede ser algo transitorio. Con aceptable criterio, recién en mayo o junio, si la alta inflación persiste, la Reserva Federal subirá tasas y, si estas no logran bajar la inflación, también habrá, más adelante, ajustes fiscales.
Confirmando anticipos, las proyecciones de abril del FMI en su informe global bianual (WEO) son más optimistas que las anteriores (en verde, cuadro 1). El mundo crecería este año 6,0%, superando ampliamente la caída del 2020, de tal modo que el PIB global al final de 2021 será bastante mayor que a finales de 2019, y aumentaría 7,0% entre 2020 y 2022. A la Argentina le iría bastante peor porque caería 2,4% en el mismo trienio, en marcado contraste con la mejora de países emergentes de porte (9,6%), China (16,7%), los desarrollados (4,5%), y aun Brasil (2%). No son muchos los países que caen más que la Argentina y, en su gran mayoría, son pequeños y muy turísticos.
El cuadro 2 muestra varias novedades. La tendencia del dólar de EE.UU está virando, levemente, de fortalecerse a desvalorizarse. La gente dejó de creer en que las tasas seguirían tan bajas y están en aumento las expectativas de inflación, a un nuevo target de entre 2% y 3% anual. Tanto los bonos del Tesoro de USA como las acciones y las commodities aparecen en modo “esperar”. Ojo con la idea del “viento de cola”, porque si bien es cierto que los granos han subido mucho, también fueron influidos por meteorologías moderadamente desfavorables en varias zonas núcleo globales. Ni tanto ni tan poco, también han crecido por la recuperación de los mercados emergentes, con China a la cabeza. Como en todas las subas rápidas, los mercados en general -commodities y acciones, principalmente- oscilan entre una excesiva fortaleza y el sentimiento de que no está lejos una corrección bajista. Recordar que también acecha una gigantesca deuda global, pública y privada, que es más de tres veces el PIB mundial.
El mundo, y la Argentina especialmente, dada su vulnerabilidad, dependerán mucho de aquí en más de la eficacia y la velocidad de difusión de las vacunas, aun contra nuevas cepas. Pese a la gravedad de la situación, nuestro país tiene una nueva oportunidad, al impulso de la demanda de los países emergentes. Pero para lograrla deberá adoptar el rumbo de los países que crecen. Sino, y más allá de la recuperación cíclica de este 2021, será imposible dejar atrás el estancamiento y el deterioro social de la última década.