¿Qué pasó?
Internacional

La suba de tasas de la FED y los malos resultados de los indicadores económicos publicados aumentaron el pesimismo de los inversores. Las perspectivas de crecimiento y de inflación empeoraron, lo que resultó un combo letal para los mercados, que tuvieron la peor semana del año, con fuertes caídas tanto en renta fija como en renta variable.

El petróleo retrocede. El crudo terminó la semana a la baja (-3,4%), a pesar de que se dio a conocer que la OPEP+ no alcanzó sus niveles de producción objetivo en mayo. Esto se debió a problemas de producción de varios de los miembros, principalmente a los bloqueos que se están produciendo en Libia. Sin embargo, las proyecciones de desaceleración económica de la FED impactaron en una caída en la demanda del petróleo, lo que hizo retroceder al commodity la semana previa, aunque aún acumula un alza mensual de 8,9%.

La FED volvió a subir la tasa. Finalmente, la entidad estableció la tercera suba de tasas consecutiva. Esta vez fue de 75 pb, la mayor desde el año 1994, lo que llevó las tasas a 1,75%. El mercado ya descontaba esta suba con un 95% de probabilidades, ya que consideraba que un aumento de menor magnitud no sería suficiente para controlar la inflación, actualmente de 8,6% i.a. A su vez, Jerome Powell – presidente de la FED – indicó que no desestima una suba de la misma magnitud para la reunión de julio, aunque aclaró que esta medida sería excepcional y que la postura podría suavizarse según la respuesta de la inflación. Luego de las declaraciones, las tasas de interés futuras ya pronostican con un 85% de probabilidades una suba de 75 pb para julio, mientras que para septiembre la mayoría de las estimaciones ubican la suba en 50 pb.

Se espera menor crecimiento, mayor inflación y más suba de tasas. La mayor preocupación se dio con las proyecciones a dos años de la FED. En cuanto al PBI, la entidad recortó la proyección de crecimiento a 1,7% (1,1 pp menos de lo que estimaba en marzo, y muy alejado del 4% que preveía a fin del año pasado). En cuanto a la inflación general, la FED elevó su proyección casi 1 pp – hasta 5,2% – para este año, en tanto que en 2023 prevé que baje a 2,6%. El PCE core también fue corregido al alza, aunque mucho más suavemente, proyectando un alza de 4,3% para este año y de 2,7% para el año que viene. Según la entidad, las tasas al alza llegarían a 3,8% para el 2023, lo que implicaría que sigan avanzando hasta dicho año, afectando tanto el nivel económico como el desempleo, que llegaría a 4,1% en 2024 (vs 3,6% en marzo). 

Señales de desaceleración. Los indicadores económicos empiezan a mostrar señales cada vez más fuertes de desaceleración en el nivel de actividad. Las ventas minoristas de mayo resultaron en una contracción nominal de 0,3% m/m (vs expectativas de +0,2% m/m, y 0,7%m/m en abril). Este dato negativo no ocurría desde enero, lo que confirma la desaceleración que la economía norteamericana está sufriendo producto de la suba de precios y de las tasas en alza. En cuanto al mercado inmobiliario, lo más importante fue la caída de 14,4% m/m en las construcciones iniciales de vivienda – la peor performance desde abril de 2020 –, quedando 3,5% por debajo de mayo de 2021. Finalmente, el índice de precios mayoristas de mayo aceleró a 0,8%m/m (vs, 0,4% m/m en abril), acumulando en el último año un alza de 10,8%.

Nuevo récord para la USD10YR. La incertidumbre volvió a afectar a las tasas de Treasuries, que avanzaron hasta 3,2%, aunque en la semana alcanzaron el 3,48%, el máximo de la última década. Aunque todos los tramos de la curva terminaron al alza, las principales subas se dieron en la parte corta, con la USD2YR cerrando en 3,1%. Esto se condiciona con las expectativas de alta inflación que tiene el mercado, mientras que la lateralización de la curva implica también una desaceleración esperada de la economía para el largo plazo. Sin embargo, el desplome de los mercados de renta variable volvió a llevar a un “flight to quality”, aumentando así la demanda de los activos menos riesgosos a pesar de sus altas tasas. Por su lado, tanto los bonos de alto rendimiento como los de mayor calidad terminaron la semana retrocediendo 4,1% y 2,1% respectivamente.

Bear market. La volatilidad continuó afectando a los mercados, con el índice VIX superando los 30 puntos nuevamente (+26,2% en la semana) y los principales índices cerrando – una vez más – la peor semana del año: el S&P cayó 8,7%, el Nasdaq 9,4% y el Dow Jones 7,1%. Todos los sectores que componen el S&P cerraron en negativo, con el energético marcando la mayor caída (-13,9%), producto de la baja en el precio del crudo ante las perspectivas de menor demanda y mayor presión de la Casa Blanca para con las empresas del sector. A este sector le siguió el de materiales (-10,9%) y el de consumo discrecional (-10,5%).  

Malas proyecciones afectan al mundo. El endurecimiento de la política monetaria es generalizado a nivel global. En la última semana, además de la FED, el Banco Central Europeo decidió subir las tasa de referencia a partir de julio en 25 pb. Solo China fue la excepción, ya que su banco central mantuvo por quinto mes consecutivo su tasa en 2,85%, indicando que los datos económicos del país continúan igualando las proyecciones de la entidad. También se publicaron las estimaciones del Banco Mundial y de la OCDE, en la que el factor común fue la revisión a la baja del crecimiento global para este año. Todo esto terminó afectando al mundo, que medido en el ETF ACWI retrocedió un 7,8% semanal. El mayor golpe sucedió en Latam (-9,2%), ya que la suba de tasas encarece la toma de deuda de estos países y desacelera su proyección de crecimiento, mientras que los países emergentes también cerraron en rojo (-5%). Brasil fue uno de los principales perdedores de la zona (-10,2%), lo que hace descontar la ganancia que acumulaba en el año, y que ahora resulta en una pérdida de 2,1%. 

Local

Cerca de cerrar el segundo trimestre, el gobierno no logra mejorar las expectativas, por lo que las metas establecidas en el último acuerdo con el FMI difícilmente se cumplan. Solo resta esperar algún waiver del FMI para que la situación no empeore. El mercado cambiario entró en tensión antes de lo esperado, mientras las reservas internacionales profundizan la caída. La política fiscal sigue siendo expansiva y al Tesoro le cuesta cada vez más financiarse en el mercado, lo que presiona cada vez más a la emisión monetaria. A esto se suma que el BCRA también tuvo que intervenir en el mercado de pesos para contener la caída de los bonos ajustables. Con este marco de fondo, y un contexto internacional cada vez más complejo, el riesgo país alcanza nuevos máximos posrestructuración y el Merval no encuentra piso. La buena noticia de la semana fue la estabilización de la curva de pesos, con recuperación en los bonos ajustables por inflación y por tipo de cambio.

Pérdida de reservas. La desaceleración “natural” de la liquidación del agro (recordemos que mayo es estacionalmente el más alto) y la mayor demanda de divisas por importaciones de energía – en conjunto con otros componentes – presionan el mercado de cambios, en el que el BCRA pierde cada vez más. Concretamente, en la última semana el BCRA vendió USD 374 M, acumulando en lo que va de junio ventas netas por USD 338 M – muy por debajo de compras netas por USD 451 M en el mismo período del año pasado –. Con esta performance, sumado a la depreciación del Yuan y la leve caída del oro, las reservas internacionales cayeron USD 637 M, cerrando la semana con un stock bruto de USD 40.900 M. Las reservas netas cerraron en torno a los USD 3.000 M, lo que hace prácticamente imposible el cumplimiento de la meta con FMI, que apunta a USD 5.800 M para fin de junio.

Acelera la devaluación. La inflación local, la apreciación del dólar a nivel global y la pérdida de reservas internacionales ejercen más presión sobre el tipo de cambio oficial, que en la última semana tuvo el mayor incremento del año. Concretamente, el BCRA aumentó el ritmo devaluatorio diario del 65% al 75% anualizado (89% el miércoles y 84% el jueves). En este contexto, la demanda de dólares financieros continuó en alza y los tipos de cambio MEP y CCL mantuvieron su demanda, con subas que rozaron el 10% en la semana. Con este movimiento, se agudiza la brecha entre el dólar CCL – medido en GD30 – y el oficial, quedando muy cerca del 100% (97%). El canje MEP/CCL, por su parte, se ubica en 3%.

Alta inflación. Lo más importante de la semana pasó por el dato de inflación de mayo que publicó el INDEC. Concretamente, el IPC marcó un alza de 5,1%, en línea con las expectativas del mercado y desacelerando respecto al fuerte incremento que había marcado en marzo y abril, cuando promedió un alza de 6,4% mensual. La suba del mes estuvo explicada por los precios regulados que, impulsados por combustibles y prepagas, aceleraron su marcha y subieron 5,7% (vs 3,9% en abril), en tanto que los precios estacionales aumentaron 3,4% y el IPC core hizo lo propio un 5,2%. En los últimos doce meses, la inflación marcó 61%, la más alta desde 1991. Con este resultado, en lo que va del año el IPC acumuló una suba de 29,3%, muy por encima al 20% que había marcado en el mismo período de 2021. Pese a la desaceleración registrada en mayo, las expectativas para junio no son alentadoras, pues los primeros relevos marcan que los precios de alimentos volvieron a acelerarse, por lo que prevemos un piso de 5% m/m.

Suben las tasas de interés. Ante este contexto inflacionario, el BCRA dispuso una nueva suba en las tasas de referencia de política monetaria (las Leliq), que tuvo la particularidad de que quedaron por debajo de las tasas que pagan los bancos por plazos fijos. Esta vez, la actualización fue de 300 pbs – 50 pb por encima de lo que esperaba el mercado –, y llegó a 66% de TEA. El ajuste más significativo fue el de la tasa de plazos fijos de hasta 10 millones de pesos del sector privado, que subió 500 pb hasta una TEA de 68%. Para el resto de los depósitos, la suba fue de 400 pb (la Badlar, por ejemplo, tendrá un nuevo rendimiento de 63,2%). Pese a este incremento, las tasas continúan por debajo de la inflación esperada tanto para el corto plazo como para el largo. Si bien esta medida intenta contener el alza en el tipo de cambio, también busca que los bancos tengan más incentivo para suscribir bonos del Tesoro, dado que la tasa de Leliq quedó por debajo de las de plazos fijos.

Licitación En la primera prueba del mes, luego de lo ocurrido con los bonos en pesos, el Ministerio de Economía apenas pudo acumular $22.000 M, con gran apoyo de organismos públicos. El flujo se dirigió a las LECER ofrecidas (octubre y diciembre), con tasas de corte poco competitivas respecto a lo observado en el mercado secundario. La LECER de octubre, por ejemplo, cortó en 2%, cuando en el secundario se operaba en niveles de 2,5%, situación que da indicios de la participación de las entidades públicas. Para la ventana que viene, la meta es más desafiante, ya que vencen unos $600.000 M.

Riesgo récord. Los bonos soberanos continúan deteriorándose. En la última semana cayeron 4,9% y alcanzaron nuevos mínimos históricos posrestructuración. Esto afectó al riesgo país, que escaló un 7% en la semana y alcanzó las 2.190 unidades. En lo que va del año, los bonos acumulan retrocesos promedio de 26,2%. En cuanto a la performance de los tramos, los bonos de corto plazo, que devengan cupones más bajos, fueron los de peor performance, al marcar caídas de 30% en lo que va del año y, en algunos casos, con paridades por debajo del 25%, niveles que suelen estar asociados a instrumentos en situación de default. 

Los bonos en pesos se recuperan con ayuda del BCRA. En la última semana, las suscripciones de los FCI superaron a los retiros en $89.177 M. Esto le dio aire a los bonos que ajustan por CER, que quebraron la tendencia bajista y subieron 2,7% en la semana. El flujo se mostró tomador a lo largo de toda la curva, logrando que la recuperación sea generalizada pese a la intervención del BCRA en el tramo corto. Estimamos que estas intervenciones sumaron $300.000 M, lo que significa un nuevo motor de la expansión monetaria. Las LECER también se beneficiaron de esta situación, al avanzar un 3,8%. De esta manera, el rendimiento de bonos como el TX23 quedan en valores de CER +7,3%, mientras que el TX24 rinde CER +14,7%. También mejoraron los bonos dollar linked, que subieron 2,9% gracias al impulso del T2V2 (+4,9%) y del TV23 (+7,2%), mientras que el TV24 retrocedió 3,3%. 

El Merval volvió a caer. Afectado por la incertidumbre local e internacional, el índice argentino cerró una nueva semana a la baja medido en moneda local (-2%), lo que lleva a una baja mensual de 5,7%. Medido en USD CCL, en el mes acumula una caída de 18%. Dentro del panel líder, Sociedad Comercial del Plata (8,8%) y Telecom Argentina (6,9%) fueron las principales empresas ganadoras de la semana, mientras que por el lado contrario se ubicaron Transportadora Gas del Norte (-9,8%) y Transportadora Gas del Sur (-9,2%).

Lo que viene
Internacional

Luego de la publicación de la suba de tasas, se espera que los mercados disminuyan levemente su volatilidad, en una semana sin grandes datos económicos. Sin embargo, el presidente de la FED Jerome Powell volverá a comparecer, por lo que los inversores estarán atentos a si la entidad continuará con su política monetaria restrictiva.

Durante esta semana, además, se publicarán los avances del PMI tanto manufacturero como de servicios de Junio, donde a pesar de que se proyectan por encima de los 50 puntos, se especula que habría una leve contracción en ambos datos a 56,3 y 53,4 puntos -vs. 56,4 y 53,5 en mayo-.

Local

En un contexto de mayor presión cambiaria y pérdida de reservas internacionales, las miradas estarán puestas en las medidas que adoptaría el BCRA junto al Ministerio de Producción para reducir la demanda de divisas por importaciones.

Además, será una semana cargada de datos económicos clave, dado que se dará a conocer el resultado fiscal, la balanza comercial y el resultado del mercado cambiario, todos correspondientes a mayo. También se publicará el PBI del 1Q22 (de acuerdo al EMAE, marcó un alza de 0,9% respecto al 4Q21).