Al margen de la pandemia, que lo domina todo, el país estructuralmente es muy poco productivo. La industria manufacturera se quedó en los 70' y, salvo manchones de enorme eficiencia como los de Techint o Arcor (y otros múltiples ejemplos), la manufactura es muy precaria. El campo tira bien, todo lo vinculado a servicios basados en el conocimiento tiene potencial y ya supone 10.000 millones de dólares de facturación de exportaciones. A su vez, pueden haber más unicornios en este sector de servicios que podrían complementar parcialmente el desarrollo de la industria. 

En cuanto a la estructura productiva, tenemos muy pocas pymes por habitante. Argentina no tiene fuerza emprendedora que madure en formas organizativas con más de 20 personas: no hemos armado tejido pyme por presión tributaria, falta de crédito, inflación, economía volátil o inoperancia de las firmas familiares. Hay pymes excepcionales pero son las menos, la mayoría adolece de falta de productividad.

Adicionalmente, la inversión es muy baja respecto al PIB. Con el kirchnerismo es imposible que crezca porque no hay plan, hay ambigüedades en las decisiones, faltan proyectos tanto en el ámbito estatal como en el privado. Vaca Muerta y la minería no terminan de arrancar con firmeza, con marcos regulatorios todavía no tan claros. 

Argentina no tiene fuerza emprendedora que madure en formas organizativas con más de 20 personas: no hemos armado tejido pyme por presión tributaria.

Por el lado del comercio exterior, las exportaciones son muy bajas. Hay sectores con potencial como el litio, shale de Vaca Muerta, forestación, minería y pampa húmeda. El campo no para de crecer a pesar del maltrato sistemático, desde Alfonsín a los Fernández, con la excepción de Menem. La cosecha pasó de 30 millones de toneladas cuando se fue la dictadura a 140 millones de toneladas al día de hoy, y puede llegar a 200 millones en 2030.

No mencionamos el tema revolución 4.0. Si no nos preparamos, esta revolución nos encontrará, en esta década que comienza, muy débiles y supondrá desempleo e inequidad. En este sentido, claramente el deterioro educativo que traslucen las pruebas PISA explica el declive de los indicadores generales de bienestar. 

En este contexto, la sociedad sigue anómica, poco solidaria, no quiere vivir las pautas de baja circulación, se rebela contra los controles. No se educa bien, solo el 42% termina el secundario respecto al total que ingresa en primer año, lo cual es dramático que en 2021 tengamos esa situación. Hay corrupción, falta de meritocracia y demandas sociales desde la economía popular que no suman valor agregado al sistema. 

El presidente Fernández y el Ministro Guzmán quieren bajar jubilaciones en términos reales y lo están consiguiendo, lo mismo plantean con los salarios públicos y van bien aunque baja el consumo de estos sectores. Falta corregir las tarifas que están muy retrasadas. Es la línea ortodoxa que se enfrenta con el Instituto Patria. A su vez, Guzmán logró dar cierta tranquilidad cambiaria, pero la situación es frágil. Hay una probabilidad de 10-20% que haya corrida antes de las Paso, esto es que el tipo de cambio paralelo supere los 250 pesos por dólar. Asimismo, llama la atención nuevamente que no seamos consistentes en querer pagar la deuda, demagogia insustancial.

El Consejo económico Social es poco trascendente hasta este momento, no está en la agenda de la sociedad. Es comprensible ya que la pandemia nos impulsó al corto plazo y a la emergencia.

Comercio exterior: hay sectores con potencial como el litio, shale de Vaca Muerta, forestación, minería y pampa húmeda.

El peronismo es clave para moderar la protesta social. Con Macri a cargo la situación de protesta social sería muy crítica como plantea Durán Barba. El peronismo clientelar, nueva versión de la comunidad organizada en torno al trabajo sindicalizado formal, está contenido por los dirigentes justicialistas tradicionales, sindicales como Moyano o por los dirigentes populares como Grabois.

El populismo se presenta como la repuesta política más natural ante un país tan fragmentado. Populismo sin billetera por otra parte es explosivo. 

El panorama regional no se presenta muy distinto. La región está nostálgica del progresismo de izquierda. El liberalismo de los 90' no fue bueno para integrar la sociedad, aumentó el coeficiente de Gini. La centro-izquierda, operativa y racional, no ayudó a cambiar el panorama. Los dos países que crecieron más desde los 90, Chile y Perú, en Latinoamérica tienen comunistas liderando elecciones o ya las ganaron. Una paradoja o una circunstancia lógica de respuesta de una sociedad que quiere mayor acceso y que rechaza la clase política por no resolver problemas, como plantea la consultora Latinobarómetro desde 1995 en sus análisis. 

En cuanto a la política nacional, han crecido Lousteau, Cornejo, Manes y en el oficialismo Máximo Kirchner. Carrió es moderada en la actualidad y siempre agrega valor al sistema. No sirve para puestos ejecutivos pero si como conciencia ciudadana. En el 2002 lideraba intención de voto nacional y 20 años después sigue vigente. Macri ya perdió su turno, su función es la de  Felipe González después de perder con Aznar. Su camino político terminó para el premio mayor. Su aporte a la democracia es crucial, pues le ganó al kirchnerismo. Nunca un partido de centro derecha llegó al poder por las urnas desde el año 1955 y Macri lo logró en alianza con el radicalismo de Sanz y con el ARI de Carrió. 

Finalmente, la construcción de Macri sustituyó a un partido del siglo XIX y generó una alternativa que hoy existe. Son cuadros muy buenos en Cambiemos Larreta, Vidal, Santilli, Laspina, Lacunza, Negri, Cornejo, Lousteau, Quirós, entre otros. Cambiemos debe enfocarse en ganar medio término, la elección será un empate, la mayoría prefiere no votar a ninguno de estos dos espacios. La alternativa de Randazzo parece pobre por ahora. Segundo semestre muy intenso y bisagra para lo que queda de gobierno peronista que es mucho.