Internacional
¿Qué pasó?

Si bien las bolsas cerraron en nuevos récords, la semana transcurrió con alta volatilidad e incertidumbre. Temores sobre una nueva ola de contagios y datos inquietantes sobre la salud de la economía global fueron una combinación nociva, aunque las minutas de la última reunión de la FED trajeron algo más de tranquilidad sobre el cierre. El aumento de contagios por la variante Delta en Europa genera preocupación pues en tiempos de Covid, aprendimos a no subestimar ningún evento relacionado con el virus. Es una luz amarilla a seguir de cerca.

El alza de contagios se da sin que suban las hospitalizaciones ni las muertes, que siguen en baja gracias al gran avance de la vacunación con dos dosis de gran parte de la población. Por el momento, los gobiernos no limitan el re-opening del turismo ni de otros servicios. En cuanto a los datos económicos, el combo de malas noticias arrancó por China: el índice PMI Caixin de servicios de junio marcó 50,3, 5 pp menor al de mayo y el nivel más bajo de los últimos 14 meses, lo que refleja que el sector está perdiendo impulso. Solo perforó los 50 puntos en el peor momento de la pandemia.

Por el lado de EE.UU, el buen dato de empleo de junio publicado la semana anterior pasó a un segundo plano con la publicación del ISM no manufacturero, que retrocedió de 64 en mayo a 60 en junio, lo que apunta a una moderación en el crecimiento del PBI. En cuanto esto último, si bien el consenso espera que el PBI del 2Q 21 acelere su marcha respecto al 6,4% que marcó en el 1Q21, las expectativas se fueron corrigiendo a la baja: por caso, el nowcast de la Fed de Atlanta, que a principios de mayo marcaba un alza de casi el 14% anualizado, cerró el trimestre en 7,8%. Este contexto de menores expectativas de crecimiento sirvió para que la tasa de los UST10Y profundizara la baja hasta 1,26%, el nivel más bajo desde febrero, aunque al cierre de la semana repuntó y finalizó en 1,36%.

Las minutas de la FED de la reunión del 16 de junio trajeron tranquilidad dado que, si bien mantuvo un tono más duro (hawkish), remarcó que el mercado de trabajo tiene mucho por recuperar, y no es momento de cambiar la política monetaria en el corto plazo. En otros términos, si bien se habló del Tapering, no tiene prisa en aplicarlo. Del otro lado del Atlántico, si bien los datos de Alemania generaron inquietud, en términos generales la economía sigue recobrando dinamismo. Por segunda vez consecutiva el BCE elevó las perspectivas de crecimiento para este año hasta 4,8%, desde el 4,1% que tenía previamente -el mayor ajuste al alza en 10 años-, por lo que recuperaría el nivel prepandemia el 4Q21, un trimestre antes de lo previsto.

En la semana, el dólar siguió fortaleciéndose contra todas las monedas, aunque nuevamente se destacó la dinámica que marcó el Real brasileño, que subió 6% a BRL 5,25 y retrocedió a los niveles de fines de mayo. En tiempos de volatilidad y apreciación del dólar a nivel global, Brasil lo sufre y el panorama se enturbia, por un contexto político que de a poco va tomando temperatura con nuevas encuestas -y denuncias- que complican a Bolsonaro. Siguiendo en Brasil, en línea con las expectativas del mercado, la inflación de junio desaceleró levemente, aunque muy por encima del objetivo del BCB: marcó un alza de 0,53% m/m y 8,35% i.a.

Lo que viene

Se viene una semana cargada de información. Con la presentación de los balances de los bancos, arranca la temporada de ganancias del 2Q21, en la que se espera que las del S&P500 suban 66% i.a. En EE.UU lo más importante pasará el martes con la publicación del IPC de junio, en la que se espera que marque un alza del 0,7% m/n (similar al de mayo), y el viernes cuando se publiquen las ventas minoristas. Del lado de China, se publican gran cantidad de datos que podrán reafirmar o diluir las preocupaciones de la última semana en cuanto a la moderación del crecimiento: PBI, desempleo, producción industrial y comercio exterior. En Europa se publican los datos de inflación y de producción industrial.

Local
¿Qué pasó?

El contexto global, el gran aliado de la estabilidad cambiaria del primer semestre, es cada vez menos favorable. El fortalecimiento del dólar a nivel global perjudica por doble vía: se deprecian las monedas latinoamericanas -el USDBRL en particular- y caen los precios de las materias primas, en especial la soja, que no se recuperó de la caída de mediados de junio y continúa por debajo de los USD 500 la tonelada. No es un shock, pero si una luz amarilla a seguir de cerca.

A esto se suma que en el plano local empieza a tomar temperatura la campaña electoral y con ella las expectativas se empiezan a mover. Mientras tanto, el BCRA sigue aprovechando de la fuerte liquidación del agro para comprar divisas e interviene cada vez más en el mercado de bonos para contener la brecha cambiaria. Concretamente, en la última semana el agro liquidó USD 571 M y el BCRA compró sólo USD 90 M. Estas intervenciones, además del alza de los encajes en moneda extranjera, permitieron que las reservas internacionales aumenten USD 114 M en la semana, llegando a un stock bruto de USD 42.755 M. Como viene ocurriendo desde mayo, el BCRA realiza movimientos mínimos del tipo de cambio oficial manteniendo una devaluación en torno al 12% anualizado.

Pese a este contexto de compra de divisas, las expectativas no mejoran y esto se refleja en un riesgo país que supera los 1600 puntos básicos. Además, pese a las intervenciones cada vez más fuertes del BCRA, la brecha cambiaria sube. Concretamente, si bien el MEP y el CCL -medido en AL30- permanecieron estables, con la brecha en torno al 74% con el oficial, cuando se mide con otros activos supera el 80%. Ante este contexto, el BCRA volvió a reformar el control de cambios con la comunicación “A 7327”, en la que limita la operatoria de las empresas en el mercado cambiario oficial.

Lo que viene

La semana arranca con las expectativas puestas en la reacción del mercado ante el refuerzo del control de cambios. Por otra parte, el jueves se conocerá la inflación de junio. Si bien mantenemos nuestra proyección de 3,1%, de acuerdo al promedio de estimaciones de consultoras privadas que miden el IPC, habría sido de 3,3%.