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¿Qué pasó?

El mercado continúa volátil. Si bien la baja en los contagios augura un mayor nivel de actividad, también genera presiones inflacionarias. A esto se le suma el mensaje de la FED en la última reunión, la falta de acuerdo en el Congreso americano sobre el techo de la deuda y la crisis energética a nivel global, que presiona sobre las tasas de interés y golpea a las acciones.

Concretamente, los contagios de COVID-19 de EE.UU volvieron a bajar, y cerraron la semana con un promedio diario de 109.192 casos, alcanzando el ritmo más bajo desde principios de agosto. Las hospitalizaciones siguieron la misma tendencia, a lo que se sumó que las muertes quebraron la tendencia alcista y bajaron hasta 1.883 diarias (vs 2.062 de la semana previa). El ritmo de vacunación siguió creciendo lentamente y el porcentaje de la población vacunada con dos dosis llegó a 56,1%.

La tercera ola de contagios no pasó desapercibida para el nivel de actividad, que en el tercer trimestre mostró moderación en la mayoría de sus indicadores: el PMI compuesto cerró septiembre en 54,5 puntos, muy por debajo de los 63,7 de junio, debido principalmente a la moderación en la actividad del sector de servicios, que cerró el trimestre en el nivel más bajo del año, mientras que la actividad manufacturera se mantuvo dinámica. Por el lado de la demanda, el aumento de contagios en el último trimestre golpeó las expectativas del consumidor: el índice de confianza del consumidor de septiembre cayó por tercer mes consecutivo, hasta 109,3, el peor resultado desde febrero.

Con este marco de fondo, las perspectivas para el consumo en el corto plazo no son buenas: si bien en agosto el gasto del consumidor subió 0,8% -más de lo que esperaba el consenso-, se revisó a la baja el dato de julio, que cayó 0,5%, explicado por la contracción en el consumo de bienes. Al rebote lo marcó el mejor desempeño del consumo de bienes, que subió 1,2% (no le alcanzó para recuperarse de la caída de 2,1% en julio, siendo los bienes durables los más afectados), en tanto que el gasto en servicios subió apenas 0,6% m/m, el peor resultado de los últimos 5 meses.

El mercado laboral no trajo buenas noticias: las peticiones iniciales de desempleo subieron por tercera semana consecutiva, llegando a 362 mil, 50 mil más que a principio de mes. Si bien es evidente el impacto de la tercera ola sobre el nivel de actividad, parte de esta suba también se explicó por cuestiones climáticas, como inundaciones en el este, incendios en el oeste y huracanes en el sur. Así las cosas, las proyecciones que marcan el nowcast de la reserva de Atlanta indican que, en el 3Q, el PBI habría crecido apenas al 2,3% anualizado, muy por debajo de los 6,1% que se proyectaba a principios de julio. Si bien la inflación se desaceleró en el tercer trimestre, aún se mantiene muy por encima de la meta de la FED: el PCE en agosto subió 0,4% m/m y 4,3% i.a., mientras que el PCE Core lo hizo al 0,3% m/m y 3,6% i.a.

La dinámica que toman los precios sigue poniendo en riesgo las estimaciones de la FED, dado que para que este año el PCE y el PCE core cierren con un alza de 4,2% y 3,0% respectivamente, la variación mensual para lo que resta del año deberá ser casi nula. Si bien Powell asegura que sólo se trata de un fenómeno transitorio asociado a cuellos de botella en la producción, que no logra abastecer la mayor demanda, es una luz amarilla sobre la credibilidad del discurso de la FED.

A todo esto, también se suma la crisis energética a nivel global, por la combinación de mayor demanda y problemas en la oferta, que dispara el precio del gas y del petróleo. En el caso del gas, China viene de un proceso de sustitución de carbón que generó un aumento de la demanda de gas natural, al igual que en Latinoamérica, por la caída de la generación hidráulica que debió ser sustituida por gas. Esto se combinó con la menor oferta de Rusia, que redujo sus exportaciones. En el caso del petróleo, los huracanes en EE.UU afectaron la producción de las refinerías, en tanto que la OPEP no aumenta la oferta, dada la caída en la producción de Nigeria y Angola. Todo esto generó que el precio del WTI suba 2,5% en la semana y acumule un alza del 11% en el último mes.

Las expectativas de inflación siguen en alza, y se combinan con un mercado que empieza a visualizar que el tapering y la suba de tasas llegarán antes de lo esperado. Esto le pone presión a las tasas que, en la última semana, continuaron subiendo, tanto la UST2Y como la UST10Y (cerró cerca de 1,50%). La renta fija continuó golpeada en todos los segmentos: los bonos a 20Y cayeron 1% en la semana (2,3% en el mes) y los de los mercados emergentes tuvieron caídas de 1,1% en la semana (3,5% en el último mes).

El dólar se apreció contra todas las monedas y las bolsas volvieron a caer. El S&P 500 cayó 2,0% en la semana, acumulando en los últimos 30 días una baja de 3,8%, en tanto que el Nasdaq cayó 3,2% y 5,2%, respectivamente. Salvo las acciones del sector petrolero, que se benefician de este contexto de suba de precio del petróleo / gas y subieron 5,9% en la semana y 11,9% en el mes, el resto de los sectores operaron a la baja, tanto en las tecnológicas como en las defensivas. Las Big tech acompañaron esta tendencia con una baja de 2,8% en la semana y 5,8% en el mes, siendo Tesla y Netflix las únicas que escaparon a la tendencia general, logrando subas de 5,3% y 7,7% respectivamente. 

Lo que viene

Las miradas estarán puestas en la evolución del precio de la energía y en la negociación de la OPEP para aumentar el ritmo de producción. También será importante la evolución de las negociaciones en el Congreso sobre el techo de la deuda: Yellen advirtió que, de no lograrse, el país se quedaría sin fondos el 18 de octubre.

En cuanto a los indicadores, lo más importante se conocerá el viernes, cuando se publiquen los datos de empleo de septiembre. Si bien se espera un repunte en la creación de empleo no agrícola respecto al dato de agosto (475 mil nuevos puestos vs 235 mil), lo importante pasará por la evolución de la tasa de actividad y la consecuente tasa de desocupación, que se la estima en 5,2% para el mes pasado.

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¿Qué pasó? 

El contexto político no ayuda a anclar expectativas y lograr que el mercado cambie de humor. A esto debemos sumarle un escenario global más volátil y menos favorable, teniendo en cuenta la caída del precio de la soja y el fortalecimiento del dólar a nivel global. Sin ninguna novedad en las negociaciones con el FMI y con anuncios de mayor expansión fiscal, los activos argentinos no despegan: en la última semana las reservas internacionales cayeron en USD 284 M, hasta los USD 42.848 M, mientras que el stock de reservas netas bajó hasta USD 5.961 M, de los cuales USD 1.900 M son DEG’s que se usarán para los próximos vencimientos de capital e intereses con  el FMI.

Esta performance que marcan los activos de reserva del BCRA se debe a que el mercado cambiario es cada vez más deficitario, dado que la oferta se viene moderando debido al menor ritmo de liquidación del agro (en septiembre liquidó USD 110 M por día, vs USD 145 M en agosto), mientras que la demanda sigue en alza de la mano de las importaciones, pagos de servicios y mayor demanda de dólar ahorro.

A estas operaciones se suman las intervenciones en el mercado de bonos, que consumieron USD 250 M en septiembre, además de la venta de dólar futuro, en la que la posición vendida del BCRA se acerca a los USD 2.000 M. La pérdida de reservas es el costo que asume el BCRA para mantener estable el tipo de cambio oficial, que en los últimos 4 meses subió a un ritmo del 1% mensual, muy por debajo a lo que suben los precios y a la evolución que están teniendo el resto de las monedas frente al dólar. De hecho, el TCRM en el último mes cayó casi 13% llegando al nivel más bajo desde marzo de 2020.

Con este marco de fondo, toda la presión la está absorbiendo el CCL libre, que cerró la semana en $194, elevando la brecha con el tipo de cambio oficial al 96%, la más alta del año. En cuanto a los bonos en pesos, en la semana continuó la recuperación de los bonos CER, con alzas que fueron del 2,6% para la parte corta hasta el 8% en el caso de los más largos, mientras que el TV22 -bonos dollar linked- subió 0,8% en la semana y 5,4% en los últimos 30 días.

El Merval tuvo una buena semana, subiendo 4,6% en pesos y 4,7% en USD CCL, superando nuevamente los USD 400. Al igual que en el resto de las bolsas del mundo, la suba estuvo impulsada por los papeles energéticos, entre los que se destacó la acción de Vista, que subió 25%.

Lo que viene

La semana seguirá teñida por la situación política y el plan del gobierno para intentar dar vuelta los resultados de las PASO (con más gasto público). El gobierno intentará reducir el financiamiento con el BCRA a partir de nuevas regulaciones a los Fondos Comunes de Inversión.

Se viene una época de menor liquidación del agro, que se combina con la caída que están mostrando los precios internacionales. Esto será un nuevo foco de tensión para el mercado cambiario y la brecha cambiaria.

Se esperan, además, las primeras estimaciones de inflación de septiembre, que prevemos que se ubique en 2,8% m/m.