Son mayoría las señales de recuperación de los mercados financieros y reales de muchas economías. Ello es producto de que, en la mayoría de esos países, no en todos, la actividad económica se está reactivando, principalmente por el menor número de casos de coronavirus y la consecuente relajación de las cuarentenas. Todavía no hay que “cantar victoria” porque envarios países han aparecido rebrotes de los contagios, por ejemplo, en China, en Corea y en algunos lugares de los EEUU.

Los pedidos de seguro de desempleo en EEUU siguen bajando, pero lentamente. En la semana terminada el 13 de junio cayeron sólo de 1,57 a 1,51 millones, la menor rebaja desde que, en abril pasado, comenzó su descenso. Las solicitudes de desempleo vigentes alcanzaron a 20,5 millones, reduciéndose también lentamente. Otra cara de la moneda es que los salarios de quienes conservaron el empleo empezaron a crecer fuertemente desde abril, por ejemplo, en los EEUU y en México, acentuando de tal modo tendencias de aumento de la desigualdad entre asalariados que ya se estaban dando antes de la pandemia. Si bien, en este caso sería entre quienes pudieron conservar el empleo y quienes hoy viven de subsidios, pero de cualquier modo puede estar anticipando nuevas y preocupantes modos de desigualdad.

Sí hubo mejoras significativas en algunos de los indicadores de actividad económica en EEUU que, lógicamente, se reflejarán con más demoras en el nivel de empleo. El más impactante y cercano –por referirse a junio- muestra que la actividad de la industria manufacturera en la región de Filadelfia se expandió con la mayor rapidez desde que se elabora este índice, en 1968. En cuanto a los indicadores de mayo respecto de abril encontramos que la tasa de desempleo bajó de 14,7% a 13,3%, valor todavía muy alto; también se recuperó un 15% de los empleos perdidos en marzo y, sobre todo, en abril; las encuestas a los gerentes de compras mostraron más optimismo, pero todavía no el suficiente; aumentó el índice líder de actividad económica, aunque recuperando sólo el 20% de lo perdido en marzo-abril; se aceleró el alza de la confianza del consumidor; hubo mejoras en diversos índices de la construcción y, en fin, la industria manufacturera mejoró en mayo 3,8% m/m, pero todavía está 16,5% por debajo del año pasado.El dato más notable fue la recuperación de las ventas minoristas de un 17,7% en mayo que, si bien es 6,1% inferior a mayor del año pasado, marca una tendencia firme.

En Europa, el indicador de sentimiento económico aumentó entre 2,6 y 2,9 puntos, y el de expectativas de empleo rebotó fuerte, aunque todavía es bajo en perspectiva histórica.

Otra novedad de los EEUU, ambivalente, es que mayo fue el tercer mes consecutivo de deflación, con caída de los precios minoristas. Es ambivalente porque, por un lado, da margen a la Reserva Federal para seguir apostando a más estímulos –en su última reunión agregó la compra de bonos corporativos. Por otro lado, la deflación lleva a postergar gastos e inversiones y a aumentar en exceso el ahorro, como ocurría hasta el mes de abril, aumentando así el riesgo de recesión. De allí la gran importancia que tiene el notable incremento de las ventas minoristas en mayo, ya mencionado.

Estos números evidencian que está abierta la posibilidad de que las economías de China, los EEUU y Europa reboten en V. Para que ello ocurra es crucial que una clara recuperación tenga lugar en el tercer trimestre, que empieza en pocos días.

En el Cuadro 1 mostramos la evolución de los mercados de cotización diaria desde el inicio de la pandemia. Los resultados son casi de manual. Entre febrero y mayo se dan los giros característicos de las crisis fuertes: fortalecimiento del dólar -salvo contra el euro, quizás inaugurando su rol como refugio- suba de los bonos del Tesoro de EEUU, aumento del riesgo emergente, caída de las bolsas y de las commodities –con excepción del oro, que actúa como refugio, pese a ser riesgoso por su gran volatilidad. Entre mayo y junio, en cambio, expectativas más optimistas sobre la pandemia, revirtieron la tendencia, aunque sin alcanzar los valores prepandemia.

Así puede verse en el claro predominio de los verdes en la última columna. El dólar está en rojo, lógicamente, porque actúa como refugio transitorio (salvo en la Argentina, que es permanente)