El gobierno extiende el otorgamiento de subsidios y facilidades fiscales para contrarrestar la fuerte caída en la actividad económica. La necesidad de sostener la política anticíclica para matizar contracciones de los ingresos y el desfinanciamiento del sector privado es determinante.

La gestión fiscal debe minimizar los factores de incertidumbre derivados de su gestión a los efectos de evitar tensiones en los demás mercados. Tras la caída de la actividad privada y la incertidumbre sobre la deuda, es determinante que los recursos que genera la economía no se trasladen al mercado de cambios.

Resumen

• La necesidad de una política fiscal de sesgo anticíclico mediante estímulos y contención sobre los ingresos del sector privado modificó la agenda fiscal del Poder Ejecutivo. El aumento del déficit se traducirá en mayor presión tributaria y necesidades financieras.

• La dominancia de la política fiscal puede ser positiva en este escenario pero no se encuentra libre de costos en la instancia pospandemia, principalmente para la dinámica inflacionaria dada la expansión sustancial de emisión monetaria.

• La necesidad de eficacia y eficiencia en la gestión fiscal en un contexto de grandes dificultades genera el apremio en relación a despejar el velo de incertidumbre respecto al frente financiero de corto plazo. Esto denota la urgencia en resolver la reestructuración de la deuda soberana.

• La recaudación impositiva totalizó $398.658,7 millones y aumentó 11,6% interanual en abril. El aumento nominal fue sustancialmente menor al aumento de precios del mismo período.

• La caída de poder adquisitivo de la recaudación tributaria del orden del 32,7% interanual deteriora el accionar de expansión fiscal y deriva en que las necesidades de financiamiento se acentúen.

• Los efectos derivados de la fuerte caída de la actividad se traducirán una menor recaudación impositiva en un contexto que demanda una fuerte intervención de la política fiscal. La estabilización de las cuentas fiscales serán un objetivo para el próximo año.

• El escenario de pandemia y el consecuente frenazo de la actividad económica privada genera la necesidad cardinal de sostener los ingresos del sector privado lo cual es financiado con asistencia del Banco Central vía expansión monetaria.

• La necesidad de eficacia y eficiencia en la gestión fiscal en un contexto de grandes dificultades y tensiones monetarias genera la urgencia en relación a que se despeje el velo de incertidumbre respecto al frente financiero de corto plazo. Esto denota la urgencia en resolver la reestructuración de la deuda soberana.

• La recaudación tributaria de abril registró un crecimiento de 11,6% interanual. En términos nominales, la recaudación fue $ 398.658,7 millones lo que marca una fuerte caída de 10,14% respecto de marzo de 2020.

• La caída nominal interanual de la recaudación es la menor desde el tercer trimestre de 2009 tras los efectos de la crisis financiera internacional lo cual dimensiona la dimensión de la contracción de la economía.

• Adicionalmente, se observa una fuerte caída del poder adquisitivo de los ingresos del sector público en 32,7%. Esto se traduce en una mayor problemática dado el contexto de necesidades profundas gestionar política fiscal y de ingresos anticíclicas.

• Estimamos que el resultado operativo correspondiente al mes de abril se establezca en un fuerte déficit. Las necesidades de financiamiento al sector privado mediante transferencias extraordinarias derivadas de la pandemia social generaría resultados mensuales negativos sin precedentes.

• El paquete anticíclico que gestiona el gobierno para asistir a empresas y cuentapropistas se estima en $850.000 millones lo cual se traducen en 3% del PIB.

• El poder ejecutivo anunció la continuidad para el mes de mayo del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), incrementos en la Asignación Universal por Hijo (AUH) y del Programa de Asistencia a la Producción y el Trabajo (ATP).

• El poder ejecutivo y la autoridad monetaria deberán establecer una estrategia pospandemia para que el exceso de base monetaria no se traduzca totalmente en presiones cambiarias.

• La dominancia fiscal se debería observar como una necesidad temporal que responde al contexto de pandemia. Nuevamente debemos notar que en el camino a la pospandemia el impulso del gasto y los recortes impositivos deberán desactivarse para evitar eventos de iliquidez y dinámicas de precios que establezcan a la economía en una nueva crisis.