- La estabilidad cambiaria se sostiene en un panorama de incertidumbre ante la evolución inflacionaria. Si no hay coordinación entre lo monetario y fiscal, el Banco Central enfrentará mayores restricciones en su objetivo de estabilización.

- La política monetaria dependerá de la evolución sanitaria, la perspectiva de estabilización y el factor político. El desempeño sanitario determinará la gestión monetaria

en un año electoral donde se evitarían ajustes.

Resumen

- La política monetaria se enfrenta a posibles restricciones de gestión dadas por las elecciones debido a la necesidad de un mejor desempeño en la recuperación de la actividad. En concreto, la política tendría dominancia sobre la gestión económica.

- El escenario macroeconómico de transición planteado para este año deberá evitar la volatilidad de la moneda nacional, digerir el exceso de emisión y minimizar la pérdida de reservas aunque el factor político marcará ese espacio.

- La transición hacia un régimen de mayor orden monetario y menor inflación está fuertemente limitada por el desempeño sanitario futuro y lo derivado desde la política y su perspectiva.

- Ciertamente, la dinámica monetaria será afectada por la carrera entre el rebrote del virus. Si hay complejidades en el proceso de vacunación, la expansión monetaria será mayor de la esperada y debilitaría el proceso de tranquilizar la economía.

- La estabilización incipiente en el mercado cambiario deriva en cierta recuperación en las reservas internacionales brutas durante marzo tras meses consecutivos de caídas registradas desde agosto de 2020.

- El nivel de reservas internacionales brutas se mantiene estable en los primeros tres meses del año. El saldo en la segunda semana de marzo se registra en los U$S 39.747 millones lo cual evidencia una recuperación incipiente desde el mes de diciembre de 2020.

- Durante marzo el Banco Central sostiene el nivel de tasa de interés de política en 34% aunque se espera un aumento a los efectos de estabilización cambiaria. Mientras que la tasa de referencia efectiva anual es de 40,1%.

- Durante el mes de marzo el tipo de cambio minorista continúa con variaciones diarias en el segmento formal resultando en una depreciación del 7,4% en lo transcurrido del año.

- La volatilidad en la cotización del mercado cambiario informal continuó en una fase de disminución en lo transcurrido de este año, lo cual generó un nivel menor de cotización respecto al formal, estableciéndose en $/U$S 142.

- El riesgo país medido por el EMBI+Arg aún se establece en un nivel relativamente alto, 1594 p.b. durante la segunda semana de marzo lo que representa un nuevo aumento mensual.

- Nuevamente, en la coyuntura macroeconómica actual se plantean varios objetivos de política pero, a su vez, instrumentos evidentemente menores a los esperados para abordar la gestión vinculada a ese objetivo. A su vez, el panorama político y electoral exponen restricciones en la implementación de una gestión de estabilización y consistencia monetaria ya que se evitarían los efectos sobre la actividad económica.

- En concreto, si la autoridad monetaria implementa una política de estabilización coordinada con el sector fiscal, es posible que la recuperación de la actividad económica sea menos intensiva, lo cual es observado como un riesgo para el caudal electoral. Es decir, una nueva dominancia política por sobre el inicio de un programa económico sustentable.

- Adicionalmente, el escenario macroeconómico de transición de este año deberá evitar los factores de fragilidad y de mayor volatilidad nominal. La necesaria política de digestión de excesos monetarios del año anterior deberá ser abordada con los instrumentos y alcance de política adecuados los cuales pueden ser fuertemente afectados ante un posible contexto de nuevas dificultades sanitarias.

- Otro desafío determinante se evidencia en la necesidad de estabilizar la problemática sanitaria en un escenario de nuevos brotes y de posibles confinamientos. Ante un posible aumento en los contagios, la recuperación económica se revertirá y generará la necesidad de expansión fiscal lo cual constituirá restricciones sustanciales sobre la gestión de política económica.

- El saldo de reservas internacionales brutas en la segunda semana del mes de marzo es US$ 39.747 millones lo que implicó un aumento incipiente de U$S 360 millones respecto de diciembre.

- Por otro lado, las reservas internacionales netas totalizarían los U$S 5.383 millones promediando el mes de marzo. Esto es, descontados las asignaciones por derechos

especiales de giro del FMI, las obligaciones monetarias con otras entidades (swaps) y los depósitos por encajes en moneda extranjeras de entidades financieras.

- La depreciación nominal en el mercado minorista hacia la segunda semana del mes de marzo fue 1,4% respecto de principios de año, con una cotización promedio de cierre en $ 96,5 aunque luego del impuesto País y la nueva retención la cotización efectiva resulta en $ 159,2.

- El mercado informal sostiene cierta estabilidad durante el mes de marzo aunque en un panorama de inflación que no se desacelera generando un potencial nivel de tensiones sobre la moneda. La cotización informal se sitúa, hacia la segunda semana de marzo, en los $/U$S 142, esto representa una disminución de 14% en lo transcurrido del año.

- El nivel de tasa de política monetaria en el cierre de la segunda de marzo se establece en 34% situándose en un promedio similar al del año 2020 (29%). Las expectativas en relación a aumento del nivel de tasa pueden desactivarse en un año electoral dado los efectos sobre la actividad económica. Esto plantea un panorama con mayores tensiones inflacionarias y distorsiones respecto al tipo de cambio lo cual deberá ser corregido hacia adelante.

- El riesgo soberano medido por el EMBI+Arg, hacia la segunda semana de marzo registra 1594 p.b. Esto nota un aumento respecto de fines de febrero cuando el nivel fue 1511 p.b..