El nuevo esquema modifica la dinámica de actualización de las bandas cambiarias. A partir de enero de 2026, el techo y el piso dejarán de ajustarse a un ritmo fijo de 1% m/m y pasarán a actualizarse mensualmente en función del último dato de inflación informado por el INDEC, con dos meses de rezago –de modo que el ajuste de enero tomará como referencia el IPC de noviembre–. El cambio resulta relevante en un contexto en el que el tipo de cambio venía operando muy cerca del techo de la banda, restringiendo la capacidad del BCRA para intervenir y fortalecer las reservas netas que, de acuerdo con la definición del FMI, hoy se ubican en USD 18.000 M negativas –aún en la definición más laxa también son negativas–.

En paralelo, el programa monetario explicita que la expansión de la base acompañará la demanda de dinero y se canalizará principalmente a través de la compra de divisas. En el escenario inicial, el BCRA proyecta un aumento de la base monetaria desde el 4,2% actual hasta el 4,8% del PBI hacia diciembre de 2026, consistente con compras de reservas por hasta USD 10.000 M. Estas compras estarán sujetas a la disponibilidad de oferta de flujos de la balanza de pagos y se realizarán de modo de no generar presiones inflacionarias, lo que sugiere que el proceso de acumulación será necesariamente gradual y condicionado a la aparición de oferta genuina en el mercado cambiario. En línea con esto, la operatoria diaria estará acotada a una participación de hasta el 5% del volumen operado –hoy en torno a USD 400 M–, evitando intervenciones disruptivas.

Este giro es consistente con lo que veníamos señalando en nuestro artículo ¿Qué necesita Argentina para volver a los mercados?, donde destacábamos que la fragilidad del frente externo seguía siendo el principal límite para una compresión más sostenida del riesgo país. En ese marco, el preanuncio de acumulación de reservas –junto con la reciente colocación del nuevo Bonar en dólares, que marca el regreso del Gobierno al financiamiento en moneda extranjera– resulta constructivo para la deuda soberana, aunque el impacto sobre los spreads probablemente sea gradual y esté condicionado al ritmo al que el BCRA logre recomponer reservas.

ESTRATEGIAS EN DÓLARES

En este contexto, seguimos viendo recorrido en la deuda soberana. La recalibración del esquema cambiario, junto con las señales de avance en la recomposición de reservas, abre espacio para una compresión adicional de spreads. Bajo este escenario, estimamos que el riesgo país podría converger hacia la zona de los 475 pb hacia el primer trimestre de 2026 (desde los 570 pb actuales), un nivel que permitiría al país volver a acceder a los mercados internacionales de deuda. De este modo, los bonos bajo ley local aparecen como los principales candidatos a capturar el mayor retorno potencial, en la medida en que aún mantienen un spread legislativo elevado frente a los bonos bajo ley extranjera –en un rango de entre 2,4% y 4%–, que estimamos tendería a normalizarse en un escenario de compresión del riesgo soberano. Mantenemos el posicionamiento en el AL35 (10% TIR) y sumamos el GD41 (9,6% TIR), con retornos potenciales del 10% y 8,5%, respectivamente.

Por otro lado, y considerando la próxima liberación sin penalidad de los fondos depositados en las cuentas CERA del blanqueo 2024 a partir del 31 de diciembre de 2025, cobra relevancia el potencial reacomodamiento de carteras. En un panorama en el que seguimos siendo constructivos con la deuda soberana, pero donde parte del rally ya fue capturado, la disponibilidad de estos fondos podría favorecer una rotación gradual hacia instrumentos de crédito corporativo, como forma de diversificar el posicionamiento.

Destacamos los créditos de compañías como YPF, Pluspetrol y Loma Negra, con calificación AAA, y Telecom, con calificación AA+, que continúan ofreciendo un perfil sólido y rendimientos competitivos dentro del segmento corporativo. Dentro del universo bajo ley extranjera, vemos valor en YPF 2029 YMCIO (6% TIR), YPF 2031 YMCXO (7,4% TIR), Pluspetrol 2032 PLC5O (7,8% TIR) y Telecom 2033 TLCPO (7,9% TIR), con un rendimiento corriente de entre el 7,9% y 8,8%, según el instrumento.

Dentro del universo bajo ley local, recomendamos Loma Negra 2027 LOC5O (7,8% TIR), YPF 2028 YMCZO (6,9% TIR) y Telecom 2028 TLCOO (6,8% TIR), con rendimientos corrientes de entre 6,9% y 7,8%.

ESTRATEGIAS EN PESOS

El nuevo esquema monetario y cambiario también redefine las oportunidades en el universo de instrumentos en pesos, en particular para los instrumentos CER. Dado que las bandas cambiarias pasarán a ajustarse en función del último dato de inflación disponible, estos instrumentos ganan protagonismo en un escenario en el que la inflación demore en perforar el 2% m/m –de hecho, se viene acelerando desde el 1,5% m/m que había marcado en mayo hasta el 2,5% m/m en noviembre–. Asumiendo una inflación acumulada en torno al 24% para 2026, los bonos CER aparecen como los instrumentos con mayor retorno potencial dentro del universo en pesos. Al analizar el tipo de cambio de equilibrio implícito para dicho escenario –esto es, el nivel que iguala el rendimiento de un Boncer con el de una posición en dólares– se observa que, a partir del tramo de junio de 2026, ese breakeven comienza a acercarse al techo de la banda cambiaria. Esto sugiere que los instrumentos CER no solo ofrecen cobertura frente a la inflación, sino que podrían resultar particularmente eficientes como estrategia de carry trade dentro del nuevo esquema cambiario. Destacamos los Boncer TZX26 (2,9% TIR) y TZXD6 (5,2% TIR).

Por otro lado, sugerimos rotar desde el dual TTJ26 (TAMAR +2,2%) al TTM26 (TAMAR +0,8%). A los niveles actuales, la TAMAR parece haber encontrado un piso en la zona de 27% TNA y que, en el marco del nuevo esquema cambiario y de la necesidad del BCRA de avanzar en la acumulación de reservas, las tasas reales deberían tender levemente al alza para sostener la demanda por instrumentos en pesos y evitar presiones adicionales sobre el tipo de cambio. En este sentido, el dual TTM26 –con una TAMAR breakeven cercana al 25% TNA– aparece como una alternativa atractiva para capturar dicho movimiento en las tasas en el corto plazo.

Bajo este mismo supuesto –esto es, que las tasas tenderían a encontrar un piso en los niveles actuales– sugerimos mantener una duration corta en la curva a tasa fija. En particular, destacamos el Boncap T30E6 (26,5% TNA) y la Lecap S27F6 (27,8% TNA). Además, seguimos manteniendo posiciones de cobertura en los instrumentos dollar-linked, en particular en la Lelink D30A6 (devaluación -0,5%), que descuenta una devaluación implícita del 10,6% hacia abril del próximo año.