El Russell 2000 (IWM), el índice característico de las Small Caps en EE. UU., representa cerca del 10% del mercado del Russell 3000, que abarca casi la totalidad del mercado accionario del país. Posee una notable volatilidad, reflejada en una desviación estándar del 20% y una capitalización de mercado de USD 3 B que contrasta contra los USD 49 B del Russell 3000, evidenciando la distinción en magnitud entre estos segmentos. El ETF IWM se beneficia de una diversificación sectorial significativa, con la industria liderando a un 18%, seguida por el sector financiero con un 16%, y tecnología con un 12%, respaldado por una calificación crediticia BBB. Pese a mostrar ratios de Sharpe y Treynor negativos a corto plazo, indicativos de rendimientos inferiores para el nivel de riesgo asumido, la tendencia a largo plazo de estos ratios sugiere una compensación más favorable por el riesgo, resaltando el atractivo de las inversiones en Small Caps para estrategias a largo plazo.

En el último mes, las Small Caps tuvieron un ascenso del 14%, aventajando a los Mid Caps y Large Caps con un 9,6% y 4,6%, respectivamente. Este comportamiento sobresale aún más en el acumulado anual, con las Small Caps logrando un aumento del 22% en la categoría de growth, no muy distante del 24,4% de los Large Caps. Estos números sugieren que, a pesar de su volatilidad y riesgo inherente, las Small Caps han sido una opción rentable para los inversores, resaltando su potencial en el entorno actual de mercado.

Mirando hacia el futuro, la notable sensibilidad de las empresas de pequeña capitalización a los cambios en las tasas de interés podría resultar en una ventaja considerable, especialmente si se materializan los anticipados recortes de tasas por parte de la Fed. Estas empresas, con una relación precio-ganancia (P/E) futura en torno a 13,4, comparada con el 24 del S&P 500, se encuentran en una posición de valuación que las favorece. Además, están subvaluadas si se considera que se encuentran debajo de su promedio de 10 años de 17, preparándolas potencialmente para un periodo de mejor rendimiento en comparación con sus homólogas de gran capitalización.

Adicionalmente, el ratio entre las Large Caps y Small Caps, actualmente en niveles similares a los máximos de 2001, sugiere que las grandes empresas han mostrado un crecimiento más destacado en relación con las más pequeñas. Esto también podría indicar que las Small Caps están en este momento subvaluadas o no completamente reconocidas por el mercado, presentándolas como candidatas ideales para un rendimiento futuro positivo.

A lo largo de los últimos 23 años, en los períodos caracterizados por una reducción en las tasas de los fondos federales y una disminución en la inflación, las empresas de pequeña capitalización han mostrado una respuesta positiva a este ambiente económico, demostrando su capacidad para superar a sus contrapartes de mayor tamaño. Durante estos períodos específicos, el S&P 500 registró un aumento promedio del 7%, mientras que las Small Caps un 13%. En el desagregado, las empresas clasificadas como value dentro del índice Russell 2000 tuvieron un crecimiento promedio del 12% y las categorizadas como growth, un 15%. Este rendimiento también fue superior en comparación con otros sectores durante los mismos períodos: tecnología avanzó un 9%, industria un 8%, consumo no cíclico un 5%, y las utilidades apenas un 0,3%, siendo solo superadas por el sector de consumo discrecional, que creció un 17%.

Esta tendencia refuerza la idea de que, en un contexto de bajos costos de financiamiento y políticas monetarias expansivas, las Small Caps poseen un potencial de crecimiento y rendimiento que puede exceder al de las grandes empresas, las cuales quizás no se beneficien en la misma medida de la reducción de las tasas de interés. La reducción de los costos de deuda, que podría mejorar los beneficios netos de las empresas, se complementa con una mayor disponibilidad de capital para inversiones en expansión y desarrollo. Este acceso a financiamiento más económico es crucial para las Small Caps, ya que a menudo dependen más del crédito para crecer en comparación con las empresas más grandes. Además, la baja inflación estabiliza los costos operativos, lo que permite a las Small Caps mantener o incrementar sus márgenes de beneficio.

En conclusión, la perspectiva de las Small Caps para 2024 es robusta, respaldada por un entorno económico que favorece su valoración competitiva y su capacidad para capitalizar los cambios de política monetaria. La anticipación de recortes en las tasas de interés, de materializarse, podría sentar las bases para un desempeño favorable de estas empresas. Estos factores, combinados con la diversificación y atractivos ratios de valoración frente a las Large Caps, delinean un horizonte prometedor para los inversores en Small Caps. Para el mercado argentino, esta oportunidad puede ser capturada a través del CEDEAR del Russell 2000, disponibles bajo el ticker IWM, brindando así una opción de inversión dinámica y con potencial de crecimiento en el ámbito internacional.