El precio del oro logró un incremento del 14% en lo que va del año y superó los máximos históricos de USD 2400 por onza en mayo, posicionándose como uno de los activos de mejor performance. Las tensiones en Medio Oriente y Ucrania y las fuertes compras por parte de los bancos centrales, especialmente el de China, han influido significativamente en el mercado —la demanda neta de oro de los bancos centrales viene aumentando desde septiembre de 2022, quedando muy por encima del promedio de 127 toneladas trimestrales de los 10 años previos—. A esto se le suma la incertidumbre persistente sobre la economía de China y la política de la Fed ejerciendo presión sobre el metal. 

En este contexto, los ETFs relacionados con empresas mineras productoras de oro, como el GDX —centrado en las grandes empresas— y GDXJ —enfocado en mineras junior, que están en etapas tempranas de desarrollo o exploración, presentando una opción de mayor riesgo y potencialmente mayores rendimientos—, acompañaron la suba del oro y lograron un rendimiento del 15,2% y del 20%, respectivamente, en lo que va del año. Sin embargo, en términos históricos, todavía se encuentran rezagadas respecto al precio del metal —medido con el ETF GLD—, que desde fines de 2019 subió 52% contra un 21% de las GDX y un 7% del GDXJ.

Este rezago se refleja en el ratio oro/mineras, que se sitúa en 6,10 para las mineras grandes (GDX), un valor superior respecto al 4,92 del promedio histórico. Esto sugiere que las acciones de las grandes mineras están subvaluadas en relación al oro, presentando una potencial oportunidad de inversión, ya que existe la posibilidad de que el ratio vuelva a su media histórica, reflejando un ajuste en los precios de las acciones de las mineras grandes. Por otro lado, el ratio para las mineras junior (GDXJ) se sitúa en 4,76, aun con mayor diferencia que su promedio histórico de 3,40. Por tanto, todavía hay margen para que cierren la brecha histórica y comiencen a ofrecer rendimientos atractivos.

Históricamente, existe una correlación positiva entre las mineras y el oro, con un 56,2% de la variabilidad de los rendimientos de las mineras explicada por los cambios en el precio del oro. A pesar de que el precio del oro es un factor significativo en el desempeño de estas organizaciones, hay otros elementos que también influyen en sus rendimientos, tales como la eficiencia operativa, los costos de producción, las regulaciones gubernamentales y las condiciones del mercado global.

Por otra parte, el beta, que mide la sensibilidad de un activo a los movimientos del mercado —en este caso, al precio del oro— muestra un valor de 1,83 para las mineras grandes, lo que indica que son un 83% más volátiles que el mercado del oro. Para las mineras junior, el beta es de 2,21, indicando que son un 121% más volátiles. Esto refleja una alta sensibilidad de las acciones de las mineras a los cambios en el precio del oro.

La explicación del rezago entre el metal y las mineras en los últimos años se debe a una reducción en los márgenes de estas empresas ante las mayores presiones inflacionarias, y a un aumento del gasto operativo en mano de obra, equipos y procesamiento. Sin embargo, el optimismo surge con los datos del 4Q23 sobre los costos globales promedio para las mineras de oro que tuvieron una caída del 20% t/t hasta las USD 1347 por onza, mostrando el primer retroceso desde el 1Q19. Esto, acompañado de un mayor precio del oro, mejoró los márgenes de los productores, que se consolidaron en los primeros dos trimestres de este año ante la escalada del precio del oro en un contexto de costos de producción estables.

Oportunidades de Inversión

Para aprovechar el potencial del oro, una excelente opción es la cartera Cohen Cedears G (Gold), que se compone de tres de las principales mineras disponibles con CEDEARs en el mercado local: Barrick Gold y Newmont Mining Company, de Canadá y EE. UU. respectivamente y Harmony Gold de Sudáfrica. 

En su desempeño individual, Newmont, con una participación global en la producción del oro del 14%, registró un modesto aumento del 2,3% tras la compra de Newcrest Mining a finales de 2023, que resultó en sobrecostos y una reducción en la producción, exacerbada por una huelga en una de sus minas. Barrick, por su parte, con un market share del 9%, registró una caída del 4,7% debido a una menor producción causada por el mantenimiento planificado en varias de sus minas. Sin embargo, se espera que los planes de producción se intensifiquen, lo que podría reducir sus costos operativos. Finalmente, Harmony logró un impresionante aumento del 52%, impulsado por una mejora en la producción de oro y precios más sólidos.

Así las cosas, las acciones de las empresas mineras aún no han alcanzado su potencial histórico lo que representa una oportunidad de inversión. Aunque enfrentan desafíos recientes en términos de costos y operaciones, se observan signos de mejora que podrían fortalecer el flujo de caja y los márgenes de estas compañías. La cartera Cedears G, que incluye empresas como Barrick Gold, Newmont Mining y Harmony Gold, ofrece una manera de aprovechar este potencial. Se espera que, con un precio del oro alto y menores costos, estas empresas puedan generar mejores rendimientos de capital y atractivas oportunidades de inversión.