El oro, tradicionalmente considerado un activo seguro, tuvo un aumento del 20% desde su mínimo en octubre de 2022, reflejando preocupaciones globales por conflictos geopolíticos y expectativas en torno a la política monetaria. Hasta ahora, en 2023, acumuló un incremento del 11%, cotizando a USD 2.024 la onza. Este aumento ha sido influenciado también por la especulación de una reducción de tasas hacia finales del primer trimestre de 2024. Además, se ha visto reforzado por la caída promedio de 30 pb en los bonos del Tesoro americano en el último mes y un debilitamiento del dólar. Estas dos variables, que muestran una correlación inversa con el oro, han contribuido a fortalecer su valor en el mercado actual.

Aunque el reciente ascenso en el precio del oro puede resultar atípico en comparación con su desempeño histórico, la tendencia alcista del metal se mantiene, en vistas a un entorno macro favorable. La expectativa de que no habrá incrementos en las tasas de interés, junto con un giro hacia una política monetaria más flexible, hace del oro una opción atractiva de inversión. En un contexto de tasas de interés bajando, este metal tiende a aumentar su valor, convirtiéndose en un refugio para inversores que buscan diversificar sus carteras. 

En el ámbito de los commodities, el oro se destaca con un rendimiento positivo, desmarcándose de la tendencia decreciente que ha perjudicado a otras materias primas a lo largo del año, incluyendo a las agrícolas y a los energéticos. En consonancia, el sector minero, intrínsecamente ligado al oro, también se benefició de este fortalecimiento.

En particular, el ratio actual entre las mineras y el precio del oro está en mínimos históricos, sugiriendo una posible subvaluación de las empresas mineras frente al reciente alza del precio del metal. Esta diferencia se intensificó más en los últimos años debido a un aumento en la inflación de costos en la industria, con los costos de extracción aumentando de USD 1.000 a USD 1.400 por onza entre 2021 y 2023. A pesar de este aumento de costos, las mineras están mostrando una mejora en sus márgenes de beneficio debido a eficiencias operativas, avances tecnológicos y gestión de recursos más eficiente. Estos avances, combinados con un entorno de bajas tasas de interés y la demanda sostenida del oro, ofrecen una atractiva oportunidad de inversión en el sector.

Para capitalizar el potencial del oro, una buena opción es la cartera Cedears G (Gold), que incluye a tres principales mineras disponibles en el mercado local (Barrick Gold, Harmony Gold, y Newmont Mining Company). Esta cartera ha logrado un rendimiento del 7% en lo que va del año, superando a su benchmark, el ETF GDX (Mineras). Estas empresas, con un margen EBITDA promedio del 45%, esperan un incremento en su rentabilidad para el próximo año, impulsado por una reducción en los costos de extracción. Además, los ratios de 7x EV/EBITDA indican que están correctamente valoradas o incluso subvaloradas en comparación con las medias del sector, especialmente en el caso de Harmony con un 5x EV/EBITDA.

En conclusión, la situación actual, junto con las perspectivas prometedoras para las empresas mineras, respalda el interés en la cartera Cedears G (Gold). La demanda constante de los bancos centrales, una potencial flexibilización de la política monetaria y la preferencia por activos seguros en tiempos de incertidumbre geopolítica, hacen de esta cartera una opción viable para diversificar las inversiones.