La temporada de balances del tercer trimestre del año comenzó la última semana en un contexto adverso dominado por conflictos geopolíticos latentes, la inflación que no muestra indicios de desaceleración y una política contractiva de la mayor parte de los bancos centrales para controlar la suba de precios. Como consecuencia de este escenario, además, los retornos de los bonos del tesoro norteamericano alcanzaron los valores más altos de los últimos 15 años, lo que genera una mayor competencia sobre el mercado de renta variable a nivel global. La clave radicará en la forma en que las compañías proyectarán su crecimiento futuro.

En lo que va del año, el S&P 500 viene marcando un retroceso del 25% y el Nasdaq, del 34%. Esta performance es comparable con las últimas cuatro recesiones, cuando el mercado no sólo registró fuertes caídas sino que presentó débiles resultados de balances en línea con el enfriamiento que marcaba la economía norteamericana. Si a esto le sumamos el escenario inflacionario actual, que registra un 8,2% i.a., se torna muy difícil para las compañías marcar ganancias en términos reales positivos.

Por otro lado, los mayores costos laborales y el endurecimiento de la moneda norteamericana golpearon los márgenes de ganancia de la mayor parte de las empresas para el 3Q22, dado que ambos factores perjudican a las firmas que se encuentran expuestas a mercados internacionales –más del 40% de las que componen al S&P reciben ingresos a nivel global–. Cabe destacar que el índice DXY (que compara al dólar vs. la canasta de monedas de los países más desarrollados) avanza un 18,1% en lo que va del año. Ante este contexto, al finalizar el 2Q22, 65 de las 500 firmas presentaron recortes en ganancias por acción esperadas para el tercer trimestre.

Tercer trimestre: ¿qué esperar?

Las estimaciones en la tasa de ganancias se ubican actualmente en torno al 2,5% i.a. En caso de cumplirse, llevaría al menor valor desde el 3Q20 (-5,7% i.a.), ubicándose tanto por debajo del promedio de los últimos 5 años (14,5%) como también de los últimos 10 años (8,8%). El 30 de junio este dato se ubicaba en 9,5% i.a., mientras que al día de hoy se espera que 8 de los 11 sectores presenten resultados por debajo de este valor. Esta es la mayor corrección respecto al trimestre previo desde el 2Q20, cuando los efectos de la pandemia golpearon fuertemente a los mercados.

La desaceleración en las ganancias respecto al 30 de junio se explica no solo por la caída en la actividad sino también por el encarecimiento en los costos que se dio a lo largo del año. Y tengamos en cuenta que a la suba en los costos de los commodities se sumaron los inconvenientes en las cadenas de suministros, producto de los conflictos geopolíticos y los confinamientos en China. A pesar de que la distribución de suministros se muestra cada vez más regularizada, la caída global que viene marcando el consumo impacta directamente en la tasa de ganancias de las compañías.

Nuevamente se espera que el sector energético sea el principal motor de la tasa de ganancias del S&P 500 en el trimestre al marcar un alza de 118% i.a. Si bien, dada la caída del 25% en el precio del petróleo, las empresas del sector marcan una notable moderación en el ritmo de crecimiento respecto a los dos trimestres previos –en los que subieron al 280% i.a.–, los buenos resultados alcanzados el año pasado y este les permiten seguir siendo atractivas pese a la moderación natural que vayan presentando sus ganancias.

Excluyendo el sector energético, las ganancias de los dos primeros trimestres marcaron una caída del 2% i.a.. Si en el 3Q22 vuelven a caer 2% i.a., se demostrará la heterogeneidad de resultados que continúa marcando el índice, ya que mientras se espera que el sector industrial proyecte una tasa de ganancias en torno al 26,3% i.a., sectores como el de comunicaciones o el financiero volverían a presentar pérdidas este trimestre de 16% i.a. y 9.2% i.a. respectivamente. Particularmente al sector financiero lo afectó la desaceleración de la actividad que disminuye las ganancias al mismo tiempo que aumenta las pérdidas por incobrabilidad. Por su parte, el sector de comunicaciones viene fuertemente golpeado por la inflación que encarece los costos al mismo tiempo que registra una caída en sus valuaciones producto de la suba de tasas de interés. Al considerarse un sector con alto ratio de deuda, esta suba de tasas dificulta la renovación del endeudamiento lo que golpea fuertemente a sus tasas de ganancias.

Recomendaciones de inversión

Ante el contexto actual a nivel global se espera que la temporada de balances continúe marcando una fuerte volatilidad sobre los mercados. A su vez, no se espera una fuerte reversión de la tendencia bajista que vienen marcando los balances que componen al S&P en los últimos trimestres.

Sin embargo, cabe destacar que el índice S&P 500 marca una tasa esperada de P/E futura de 15,8% por debajo de su promedio de 17,1% de los últimos 10 años. Esto lo vuelve más atractivo para ingresar a sectores que han quedado rezagados como el tecnológico, que retrocede un 33% en lo que va del 2022. Cabe destacar que este se mantiene atractivo para perfiles más agresivos y que busquen operar a un mayor plazo. Dentro de las firmas recomendamos posicionarse en empresas que muestren un alto poder de mercado y una gran capitalización para no verse tan afectadas por el contexto inflacionario. A su vez, destacamos firmas que presenten altos ratios de rendimiento sobre equity, al mismo tiempo que no registren un sobreendeudamiento. Entre estas se destacan Apple, Microsoft o Globant, que pueden adquirirse como CEDEARs en el mercado local.

Para aquellos inversores que busquen evitar las fuertes fluctuaciones que pueda generar la temporada de balances, recomendamos posicionarse en nuestra Cartera D – Dividendos – que registra no sólo una menor volatilidad sino también una mayor tasa de dividendos que el S&P 500. La misma presenta una importante heterogeneidad sobre sus activos y registra un avance de 2,5% en lo que va del año, volviéndola así una interesante alternativa en un contexto recesivo global.