En los próximos meses, Taiwan Semiconductor (TSMC) iniciará la producción en masa de los chips más pequeños y avanzados del mercado, denominados de 2 nanómetros. Este logro representa un hito en la industria, convirtiéndola en la única empresa capaz de fabricarlos a escala comercial.
La Ley de Moore, formulada por Gordon Moore, cofundador de Intel, en 1965, postula que el número de transistores que se pueden colocar en un chip se duplica aproximadamente cada dos años, lo que se traduce en chips cada vez más pequeños y eficientes. Sin embargo, la creciente complejidad necesaria en los procesos de producción, así como los rigurosos requisitos de investigación y desarrollo para mantenerse a la vanguardia, han resultado en un número decreciente de empresas capaces de competir por el liderazgo en el sector.
De las 26 compañías que producían chips de vanguardia 20 años atrás, solo tres se mantenían en carrera para 2017: Intel, Samsung y TSMC.
Actualmente, Intel reconoció su rezago en el mercado y ha optado por especializarse en chips que compiten en costos en lugar de en rendimiento. Por otro lado, Samsung ha enfrentado dificultades en sus pruebas de producción para los chips de 2 nanómetros, lo que ha llevado a las grandes empresas tecnológicas a concentrar su demanda en TSMC.
El liderazgo de TSMC impulsa su desempeño financiero, gozando de los márgenes de rentabilidad más elevados en su sector, con un margen de EBITDA del 68% y uno neto del 42%. La compañía, posicionada como líder en fabricación de semiconductores con potencial para monopolizar la producción de chips avanzados para inteligencia artificial, cotiza alrededor de 24 veces su ganancia proyectada para 2025. A modo de comparación, NVIDIA, la empresa líder en diseño de chips para inteligencia artificial, cotiza a 35 veces su ganancia.
El diseño de chips se caracteriza por un entorno altamente competitivo, en el que múltiples firmas con amplios recursos, incluyendo las grandes tecnológicas, compiten por desarrollar alternativas superadoras. Sin embargo, todas estas empresas dependen de TSMC para la fabricación de sus diseños.
La principal razón del descuento en los múltiplos de valuación de TSMC es el riesgo de una posible invasión de Taiwán por parte de China, donde la compañía tiene la mayoría de sus operaciones, especialmente sus fábricas más avanzadas.
TSMC es crucial para Taiwán, al punto de que sus operaciones en la isla representan el 8% del consumo total de electricidad del país. De hecho, se espera que esta cifra aumente al 25% para 2030, cuando TSMC complete su ambicioso plan de inversiones destinado a satisfacer la creciente demanda de los sectores de inteligencia artificial y centros de datos.
Si bien una invasión de China a Taiwán no puede descartarse, se trata de un evento de baja probabilidad, con un considerable impacto a nivel mundial. La interrupción en la cadena de suministro de semiconductores afectaría a gigantes tecnológicos: Apple se vería sin capacidad para producir iPhones, NVIDIA y compañías similares carecerían de un fabricante capaz de producir sus chips, y gigantes como Microsoft, Alphabet y Amazon enfrentarían dificultades operativas en sus centros de datos, que dependen del reemplazo constante de chips debido al desgaste natural. En resumen, una situación de esta magnitud tendría un efecto dominó, provocando una corrección significativa en los mercados globales, impactando no solo a TSMC.
Irónicamente, TSMC se encuentra en una posición estratégica para manejar los riesgos asociados con su exposición al mercado chino, en especial durante la presidencia de Trump. Esta ventaja se debe a que las principales exportaciones a China son chips no esenciales, los cuales difícilmente serían objeto de restricciones impuestas por la nueva administración de EE. UU. Además, la proporción de sus ventas al gigante asiático ha disminuido significativamente, pasando de casi el 20% en 2019 al 13% en la actualidad, lo que refleja una exitosa diversificación de sus mercados y una reducción de su dependencia de las ventas a China. Esta estrategia minimiza cualquier impacto potencial de las tensiones comerciales y mejora la resiliencia de la empresa ante cambios en la política exterior estadounidense.
En este contexto, los fabricantes de equipos para la producción de chips enfrentan un riesgo mayor. El crecimiento de sus ingresos se ha visto artificialmente impulsado en años recientes por el aumento de la demanda desde China, anticipándose a futuras restricciones.
En conclusión, TSMC, como fabricante líder en chips avanzados, posee una posición privilegiada para consolidarse como el único productor de los chips de vanguardia que requiere el desarrollo de la inteligencia artificial. La compañía sobresale por su crecimiento y eficiencia, alcanzando históricamente un crecimiento en los ingresos del 15% anual, con un margen de EBITDA estable por encima del 60%.
Las cuantiosas inversiones requeridas por la inteligencia artificial, principalmente en centros de datos, implican que en los próximos años el crecimiento de sus ventas debería acelerarse. En este sentido, la compañía proyecta que sus ingresos aumentarán a un ritmo del 20% anual durante los próximos cinco años.
Con una valuación en 23,8 veces su ganancia esperada para 2025, TSMC representa una de las propuestas de valor más atractivas dentro del segmento de la inteligencia artificial.
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Es posible invertir en acciones de Taiwan Semiconductor a través de CEDEARs. La compañía cotiza bajo el ticker TSM.