El año 2022 viene marcado por las posturas más agresivas que comenzaron a tomar los principales bancos centrales para controlar la inflación que se encamina a superar el 9% i.a., la más alta de los últimos 40 años. La Fed subió 6 veces la tasa de referencia llevándola de 0.25% al 4%. Lo mismo hicieron, aunque más tardíamente, el Banco Central Europeo y el Banco Central de Reino Unido que llevaron la tasa de interés de 0% y 0.25% a 2.0% y 2.25% respectivamente. Este contexto golpeó al mercado de renta fija con caídas inéditas tanto a los activos más riesgosos como los de mayor calidad. Un ejemplo fueron los bonos del tesoro norteamericano que en lo que va del año acumulan una caída de 16% siendo los más largos los de peor desempeño: el ETF TLT que mide a bonos del Tesoro a 20 años acumula una baja del 35%, el ETF IEF que mide los de 7 a 10 años retrocedió 18%, mientras que el ETF SHY que se nutre de los bonos de 1 a 3 años tuvo una mejor performance relativa al registrar una caída de 5,3% desde fines del 2021. Con esto, todos los rendimientos de los bonos del tesoro superaron el 4% por primera vez desde octubre de 2007

Los bonos corporativos americanos no escaparon a esta tendencia. Los más riesgosos (High Yield) medidos en el ETF HYG acumulan un retroceso de 15,6% llevando a su rendimiento a alcanzar un 9% vs. 5% al inicio del año. Sin embargo, la mayor baja la registraron los bonos de mayor calidad crediticia (Investment Grade) al retroceder un 23,3% medidos en el ETF LQD por lo que el rendimiento ya supera el 5% por primera vez desde 2011, duplicando el rendimiento de fines del año pasado. 

Si bien en el 3Q22 la economía se recuperó de dos trimestres consecutivos de caída y el desempleo se mantiene en niveles históricamente bajos gracias al dinamismo que muestra el mercado laboral, el escenario que se plantea para los próximos meses es de un soft-landing –aterrizaje suave- con una economía que modera el ritmo de crecimiento, con leve incremento del desempleo y una lenta desaceleración de la inflación. Este es el escenario que planteó la Fed en la reunión de septiembre que estiman que la inflación de 2022 termine 5,4% y que caería hasta 2,8% en 2023 mientras que el crecimiento promediaría un 1,5% hasta 2024.  Por esto el mercado ya pronostica que la Fed moderará su política monetaria ya que luego de 4 subas consecutivas de 75pb, para la reunión de diciembre se estima un alza de 50pb con 50% de probabilidades. Esto vuelve a poner en la mira a los bonos de mayor calidad y la recuperación que pueden marcar de cara a los próximos meses.

Recomendación: momento de bonos de mayor calidad

Dado el contexto planteado que aún no está exento de volatilidad, la inflación no desacelera a la velocidad que apunta la Fed –de hecho en septiembre se aceleró- y obliga  a Powell a mantener un discurso muy prudente a la hora de marcar los próximos pasos de la política monetaria. A pesar de la incertidumbre que esto genera, con rendimientos mayores al 5% anual, los bonos de alto grado de inversión se vuelven un instrumento atractivo especialmente para perfiles conservadores dado su bajo riesgo crediticio al tiempo que le agrega diversificación y termina disminuyendo la volatilidad final de las carteras. A su vez, en caso de cumplirse las estimaciones de la Fed, los rendimientos reales de estos activos ya serían positivos a partir del próximo año. Como describimos más arriba, estos bonos sufrieron más que los comparables del Tesoro por su similar duration como ETF IEF y que los corporativos más riesgosos agrupados en el ETF HGY. Esto amplió el spread por encima del promedio de los últimos años con ambos activos llevando a sus ratios de precios a 99 puntos –por debajo de los valores históricos de 107 para IG/HY y 103 para IG/IEF-, lo que demuestra una oportunidad de entrada a los valores actuales.