Adoptada rápidamente como una medida preventiva para limitar la propagación de COVID-19 en el punto más álgido de la pandemia, la telemedicina revolucionó la forma en la que los centros de salud abordan la atención médica. En primera instancia, y para la “nueva normalidad”, ya se considera una primera línea de tratamiento rentable para citas no urgentes y de seguimiento, pero lo más importante es que abrió un sinfín de posibilidades para un ecosistema de dispositivos, cuyo objetivo último es lograr una medicina más llevada por el paciente que por el médico.
La telemedicina no se limita a la atención médica remota por medio de una plataforma digital, sino que supone una gestión de la salud centrada en datos, donde el paciente gana un papel más activo y, en cierta forma, el control. Junto con los dispositivos médicos habilitados para inteligencia artificial (IA) y los registros de salud electrónicos de blockchain, la telemedicina es un ejemplo más de factores que están cambiando por completo la forma en la que interactúan los profesionales de la salud y sus pacientes, la forma en que se comparten sus datos entre proveedores, la gestión de los planes de tratamiento y los análisis de los resultados de salud.
Si durante la tragedia de la pandemia la telesalud ofreció un puente hacia la atención, ahora ofrece la oportunidad de reinventar modelos de atención virtual e híbridos (virtuales / en persona), con el objetivo de mejorar el acceso al servicio médico, los resultados y la asequibilidad.
La telemedicina supone una gestión de la salud centrada en datos, donde el paciente gana un papel más activo y, en cierta forma, el control.
Observemos un primer ejemplo. Aproximadamente 1 de cada 3 adultos padece una enfermedad crónica en todo el mundo. Si bien los hábitos de vida y los métodos de atención preventiva pueden ayudar a dichos pacientes, una gran parte de ellos no cumple con su tratamiento, no toma o no vuelve a comprar los remedios que necesita, o no asiste a sus citas regulares de seguimiento para ayudar a controlar sus síntomas. Esta falta de adherencia a un plan de atención le cuesta a la industria miles de millones al año, y al paciente, su salud.
Con la telemedicina, e incluso mediante los datos que pueden proveer los "wearables" (los dispositivos electrónicos inteligentes incorporados a la vestimenta o usados corporalmente como accesorios), eso se puede solucionar, facilitando la conexión del paciente con su médico –sin la necesidad de viajar y perder tiempo en salas de espera–, agilizando la forma en la que se comparte la información y habilitando un mayor control del tratamiento por parte de ambos.
Existe un gran potencial de crecimiento en términos de adopción de la tecnología en los sistemas de atención médica. En los Estados Unidos ya se proyecta que el gasto nacional en salud alcanzará $6.2 billones para 2028, previendo que la participación de la economía en salud aumentará del 17,7 por ciento en 2018 al 19,7 por ciento en 2028. Por su parte, un 76 por ciento de pacientes norteamericanos encuestados por McKinsey afirmó estar interesado en utilizar la telesalud en el futuro.
Las “big tech” dicen presente
En este camino, los gigantes tecnológicos Amazon, Apple y Google están compitiendo también para conquistar la industria de la salud. Si durante la pandemia los dos últimos colaboraron en una aplicación de rastreo de contacto estrecho centrada en la privacidad, sus ambiciones se extienden más allá.
Tomemos como primer ejemplo el Apple Watch, con su aplicación de medición de métricas cardíacas para monitorear de manera remota a pacientes con enfermedades cardiovasculares. Dispositivos de este tipo, ya no necesariamente de Apple, permiten a los médicos recopilar datos en tiempo real sobre una serie de medidas de salud, incluidos los niveles de actividad, la frecuencia cardíaca, la presión arterial, los ciclos del sueño y los niveles de glucosa, más directamente de sus pacientes.
Por su lado, Verily –la rama de atención médica de Alphabet, de Google– anunció su asociación con Otsuka y Click Therapeutics en febrero de 2021 para un ensayo clínico que estudiará los efectos de las intervenciones digitales en pacientes con trastorno depresivo mayor. Se trata de solo una de las tantas aristas de acción de Google en la industria en términos de inteligencia artificial médica y fitness tracking.
Amazon no se queda atrás: en 2019 lanzó Amazon Care, y hoy planea expandir sus servicios de atención virtual a 20 ciudades importantes en Estados Unidos. La plataforma ofrece visitas virtuales, visitas de atención primaria en persona en los hogares u oficinas de los pacientes (para servicios que van desde extracciones de sangre de rutina hasta escucha) y entrega de recetas. Si al principio el servicio estaba disponible solo para empleados y clientes de la compañía, este año lo abrió para empresas de todo el país.
Todos estos avances tienen algo en común: la gestión de la salud por medio de los datos. Así, podemos hallarle sentido a que estas grandes compañías tecnológicas, viniendo de otras industrias, integren esa información a sus ecosistemas.
Nuevos ecosistemas digitales
La innovación está viniendo también de otros mercados. Walmart, la compañía multinacional de consumo masivo, se posiciona hoy como el próximo gigante de la tecnología de la salud. ¿De qué manera lo está logrando?
Comenzó entre 2013 y 2014 con la apertura de clínicas en áreas desatendidas, el ofrecimiento de exámenes gratuitos de presión arterial, glucosa en sangre y visión, y el acceso a vacunas. Luego comenzó a virar hacia un enfoque más centrado en datos.
En 2018, para garantizar la seguridad de sus trabajadores, se asoció con StrongArm, un fabricante de dispositivos portátiles de seguridad, para que el personal comience a usar FUSE, un pequeño sensor que se coloca entre los omóplatos y que detecta el riesgo de lesiones. En un año, las lesiones ergonómicas disminuyeron en un 65 por ciento.
Ya aproximándonos a los avances de estos dos últimos años, podemos notar un giro estratégico de la compañía hacia la telemedicina per sé. En 2020 adquirió la tecnología de administración de medicamentos de CareZone –cuya aplicación recuerda a los usuarios que deben tomar sus medicamentos, además de proporcionar recordatorios de reabastecimiento–, y en 2021 fue aún más lejos anunciando un acuerdo para adquirir MeMD: un proveedor de telesalud de múltiples especialidades que permitirá a Walmart Health brindar acceso a la atención virtual en los EE. UU., y competirle así a Amazon Care.
Disrumpiendo el sistema de salud desde adentro
Pero no todo se reduce a Estados Unidos y a las grandes tecnológicas. De ambos lados del océano, son varias las startups y empresas de health tech que están impulsando la agenda para el futuro de los negocios, el bienestar y la salud. En Reino Unido, Babylon Health, un unicornio fundado en 2014, utiliza software de diagnóstico de inteligencia artificial para proporcionar servicios de atención médica a través de su herramienta "Ask Babylon".
En ese mismo país, el National Health Service (NHS) –el servicio nacional de sanidad– creó NHSX, una unidad conjunta que reúne a equipos del Departamento de Salud y Atención Social con los equipos de desarrollo y de mejora para impulsar la transformación digital de la atención sanitaria y social. Bajo su lema "digitalizar, conectar, transformar", se propone trabajar en un mejor uso de los datos para salvar vidas. ¿Cómo? Mediante la digitalización de los servicios, su conexión para apoyar la integración y, a través de estos fundamentos, la transformación del sistema en general.
En lo que respecta a la gestión de la información, NHSX ha permitido que los datos se compartan en todo el sistema de salud y atención de forma rápida y segura. Por otro lado, hoy el 99 por ciento de los médicos de centros de atención primaria puede realizar consultas por video (en febrero de 2020 era menos del 10%), y miles de personas con COVID-19 están controlando su condición de forma remota con oxímetros de pulso en programas piloto de NHSX en más de 70 sitios en Inglaterra.
Existe un gran potencial de crecimiento para la adopción, por parte de los médicos, de tecnologías de atención remota centradas en el paciente. Armados con todos los datos adicionales sobre un día típico en la vida de sus pacientes, los médicos podrán realizar diagnósticos más complejos y recomendaciones más precisas. Así, la integración de los diferentes dispositivos que registran datos de salud con una plataforma de telemedicina segura y registros médicos electrónicos permitirá que los miembros de los equipos de atención intervengan a la primera señal de problemas.
Con más datos a disposición sobre sus pacientes, los médicos podrán realizar diagnósticos más complejos y recomendaciones más precisas.
Podemos esperar, entonces, que los proveedores de atención médica, las desarrolladoras tecnológicas y las compañías de seguros empiecen a trabajar juntos para ampliar la disponibilidad y la accesibilidad de la telemedicina. Basta mirar la emergencia de startups de health tech en todo el mundo apoyadas por aceleradoras que, cada vez más, están volcando su atención en ellas.
El potencial estratégico de la tecnología aplicada a la industria de la salud es evidente y la clave radica en la integración, la gestión y la lectura de los datos registrados en cada interacción. En definitiva, el uso inteligente de la información para brindar una mejor atención médica a una mayor cantidad de pacientes, que empiecen a tomar un rol más activo y comprometido en la gestión de su propia salud.