El viernes, y tras varias semanas de extrema tensión, el presidente de la Nación y el ministro de Economía confirmaron que Argentina y el FMI llegaron a un “entendimiento sobre políticas clave como parte de sus discusiones en curso sobre un programa respaldado por el FMI”. Si bien aún no se llegó a un acuerdo, pues debe ser tratado en el Congreso y luego con el directorio del FMI, el gobierno pagó el vencimiento de capital de deuda con el FMI por USD 731 M el viernes y abonaría USD 380 M de intereses esta semana.

El entendimiento contiene una hoja de ruta, con metas fiscales y monetarias para los próximos cuatro años. En materia fiscal, se espera que Argentina alcance equilibrio primario en 2025: tras el 3% de PBI de déficit primario en 2021 -4% sin considerar ingresos extraordinarios-, el plan contempla reducirlo a 2,5% PBI en 2022, 1,9% en 2023 y 0,9% en 2024. Es un objetivo tan sensato como necesario, aunque aún no se sabe cómo hará el gobierno para lograrlo. En este sentido, las declaraciones del ministro dejan más dudas que certezas, ya que no incluyen ajuste de gastos y confían en lograrlo con crecimiento y mayor presión tributaria, mientras que el comunicado del FMI fue muy explícito en la necesidad de reducir los subsidios (“Acordamos que una estrategia para reducir los subsidios a la energía de manera progresiva será fundamental para mejorar la composición del gasto público”).

En cuanto al sendero monetario, apuntan a reducir el financiamiento monetario de 3,7% del PBI en 2021 a 1% en 2022. Para completar el programa financiero, el mercado local debería financiar más de 1,5% del PBI y/o el resto de los organismos aportar fondos frescos por 0,3% del PBI adicionales a los 0,9% de PBI anunciados.

Al mismo tiempo, el preacuerdo plantea un objetivo de acumulación de USD 5.000 M de reservas internacionales en 2022, incluyendo la recuperación de DEGs pagados al Fondo como cancelación de cuotas del préstamo anterior (unos USD 4.400 M). En 2021, las reservas internacionales brutas aumentaron USD 275 M (incluyendo los DEGS), en tanto que las reservas netas cayeron USD 1.800 M (de USD 3.700 M a USD 1.900 M). 

La caída de las reservas netas se explicó porque el resultado del mercado cambiario marcó un excedente de USD 2.300 M, que fue más que compensado por los pagos netos de deuda en moneda extranjera, principalmente con organismos internacionales. Considerando que el resultado del mercado cambiario viene muy tensionado -dada la mayor demanda por importaciones y pagos de deuda en moneda extranjera-, para poder cumplir el objetivo de acumular USD 5.000 M en 2022 sería necesario cierto ajuste del tipo de cambio real y reducción de la brecha cambiaria, o bien un nuevo shock de precios internacionales y cosecha como la del año pasado. 

De firmarse el acuerdo, Argentina estiraría 2 años los vencimientos de deuda con el organismo. Esto estará supeditado a revisiones trimestrales. Eventuales incumplimientos podrían hacer tambalear el programa y recrear los riesgos de default.