Ayer, el mercado estadounidense no operó debido al feriado, con toda la atención puesta en la asunción de Donald Trump como nuevo presidente de EE. UU. Los inversores permanecieron expectantes a sus primeras declaraciones y medidas, particularmente en relación con el comercio exterior, la inmigración y la política fiscal. Cabe recordar que las propuestas del ahora mandatario habían generado inquietud, fortaleciendo al dólar y llevando los rendimientos de los bonos del Tesoro a sus niveles más altos en la última década.

En su primer día en el cargo, Donald Trump anunció una serie de órdenes ejecutivas, incluyendo medidas destinadas a aumentar la producción de energía, aunque evitó mencionar barreras comerciales inmediatas. De hecho, su equipo dejó abierta la posibilidad de una "tregua" para alcanzar acuerdos, en especial con China –recordemos que había hablado de imponer aranceles del 20% a todos los países extranjeros y del 60% al gigante asiático–. A su vez, según reportaron el Wall Street Journal y Bloomberg, Trump habría dado instrucciones para crear una comisión encargada de analizar las medidas más adecuadas contra estos países, lo que sugiere una apertura a negociaciones.

El mercado tuvo una lectura positiva del primer día de la nueva administración. Esto debilitó al dólar DXY, que retrocedió un 0,6% y cerró en 108,5 puntos, destacándose el avance de 1,2% del euro en respuesta a la posibilidad de un enfoque gradualista por parte de Trump. Si bien las acciones en EE. UU. no operaron debido al feriado de Martin Luther King, los futuros de los tres principales índices de Wall Street registraron un alza del 0,5%, mientras que la bolsa de China respondió con un incremento del 2,0%.

El petróleo retrocedió un 1,6%, con el WTI cotizando en USD 76,5 el barril, afectado por la promesa de Trump de ampliar la producción nacional de crudo, incluidos planes de invocar poderes de emergencia para acelerar el desarrollo de energía tras asumir el cargo. Además, su decisión de postergar la imposición de aranceles a China, Canadá y México brindó un alivio temporal, disipando temores de interrupciones en el suministro, en particular de Canadá, principal proveedor de crudo a EE. UU. También influyeron las especulaciones sobre posibles ajustes a las sanciones estadounidenses al petróleo ruso y la disminución de los riesgos geopolíticos, favorecida por el alto el fuego entre Hamás e Israel, que redujo las tensiones en Medio Oriente.