Ayer se conoció el nivel de actividad de Estados Unidos (ISM) correspondiente al sector de servicios. El dato registró un resultado mejor al esperado –56,5 vs 53,3– apoyado por un aumento en los pedidos de fábrica, superando así al registro de 54,4 de octubre. La mejora también se dio en los empleos del sector aunque sin marcar caídas en los precios del sector no manufacturero. Esto fue tomado como un resultado negativo por Wall Street ya que, luego del sólido informe de empleo, un nivel de actividad al alza daría mayor margen a la Fed para continuar con su política de suba de tasas. Con la reunión del 13 de diciembre en la mira, las mayores expectativas se ubican en un alza de 50 pb llevando que las tasas cierren el año en 4,5%. En caso de confirmarse, las tasas superarían las últimas estimaciones de la Fed: finalizarían el año en 4,4% mientras que para el 2023 sólo aumentarían hasta 4,6%.

Ante este contexto, los mercados iniciaron la jornada a la baja y acumularon su segundo día consecutivo de pérdidas. El S&P registró la mayor caída (-1,8%) seguido por el Nasdaq (-1,7%) y el Dow Jones (-1,4%). Todos los sectores se vieron afectados por este escenario de incertidumbre terminando así en terreno negativo encabezados por el energético (-3%) y el consumo discrecional (-2,9%). Ante la espera de un período de subas de tasas más prolongado, el sector de consumo cíclico es uno de los más perjudicados retrocediendo un 30,7% en lo que va del año, superado sólo por el de comunicaciones que cae 34,2%. 

Respecto al sector energético, el petróleo registró una jornada volátil luego de darse a conocer el levantamiento de algunas restricciones por parte de China durante el fin de semana. Esto flexibilizaría aún más su política de Cero COVID dándole así mayores expectativas de crecimiento económico al gigante asiático lo que impulsó al mercado de Shanghái un 1,8% mientras que el Hang Seng lo hizo en 4,5%. A su vez, ayer entró en vigor el tope de precio para el petróleo ruso establecido por el G7, la Unión Europea y Australia. A pesar de que estas medidas favorecieron al petróleo, este commodity cerró a la baja ya que primó el efecto negativo luego de la reunión de la OPEP+, que mantuvo el recorte de producción por las menores perspectivas de demanda energética para 2023. Estas proyecciones sumadas a mayores expectativas de subas de tasas que impactarían negativamente en el nivel de actividad global terminaron por golpear al crudo que cerró un 3,8% a la baja acumulando un 12,4% de retroceso en el último mes. Sin embargo, la mira continúa en el conflicto europeo ya que Rusia podría disminuir su exportación hacia Europa generando así una falta de oferta global que volvería a impulsar al alza al commodity

El gran ganador del día volvió a ser el dólar con el DXY cerrando un 0,8% al alza ante un escenario más hawkish por parte de la Reserva Federal. El Yuan chino también se ubicó en terreno positivo apreciándose un 0,9% frente a la moneda norteamericana. Esto favoreció a la caída de los commodities, con el oro retrocediendo un 1,6% aunque aún acumula un alza de 1,6% en la última semana. 

El mercado de renta fija no logró diferenciarse y también cerró a la baja con los bonos de mayor riesgo registrando las principales caídas. Los de mercados emergentes fueron los principales detractores (-1,5%) seguidos por los high yield (-1%) y los investment grade (-0,8%). El golpe también llegó a los bonos del tesoro con la curva de rendimientos marcando nuevas subas a excepción del plazo a 3 meses. Esto llevó a que la USD2YR avance hasta 4,4% mientras que la USD10YR lo hizo hasta 3,58%, aunque esta última aún se mantiene cercana a su valor mínimo de los últimos tres meses.