En vísperas del feriado por el Día de Acción de Gracias, el mercado vivió una jornada intensa debido a la gran cantidad de indicadores publicados, que podrían influir en la decisión de la Fed en su reunión del próximo 18 de diciembre sobre un posible recorte de tasas de interés de referencia. En este contexto, la segunda estimación del PBI del 3Q24 confirmó que la actividad económica se expandió un 2,8% anualizado respecto al trimestre anterior. Por otro lado, ya avanzando en los datos del último trimestre del año, los ingresos personales en octubre subieron un 0,6% m/m, el mayor aumento en siete meses y el doble que en septiembre. A su vez, el gasto en consumo personal aumentó un 0,4% m/m, desacelerándose respecto al 0,6% m/m revisado al alza del mes previo, aunque superando las expectativas del mercado de un alza del 0,3% m/m. Sin embargo, medido en términos reales, el consumo creció apenas un 0,1% m/m, muy por debajo del 0,5% m/m registrado en septiembre. En relación a esto último, el índice de precios PCE, la medida favorita de la Fed para evaluar la inflación, subió en octubre un 0,2% m/m y un 2,3% i.a., mientras que el PCE Core aumentó un 0,3% m/m y un 2,8% i.a. Ambos resultados estuvieron en línea con las previsiones de los analistas, aunque reflejan la resistencia de la inflación a converger al objetivo de la Fed. Por su parte, los indicadores del mercado laboral mostraron fortaleza, con las peticiones iniciales de desempleo cayendo a 213.000 frente a las 215.000 de la semana anterior, lo que confirma el dinamismo de la demanda de trabajo. En este sentido, la Reserva Federal de Atlanta actualizó su Nowcast para el crecimiento del PBI en el 4Q24, elevándolo a 2,8% t/t anualizada desde el 2,6% de la estimación anterior. Además, las probabilidades de que la Fed recorte la tasa en 25 pb en la próxima reunión aumentaron al 70%, revirtiendo la tendencia bajista que había predominado tras el triunfo de Trump.

Con todos estos datos, las acciones estadounidenses cerraron la rueda con bajas generalizadas tras las fuertes ganancias previas. El S&P 500 y el Dow Jones retrocedieron desde los máximos históricos alcanzados en la sesión anterior, con caídas del 0,4% y 0,3%, respectivamente, en tanto que el Nasdaq perdió un 0,8%. Las acciones tecnológicas lideraron el retroceso: Nvidia, Meta y Microsoft cayeron un 1,1%, 0,7% y 1,2%, respectivamente. Por su parte, Dell y HP se desplomaron más de un 11% cada una debido a una débil proyección de ganancias.

Del lado de la renta fija, tras los positivos datos de PCE y PBI del tercer trimestre, la reacción del mercado fue moderadamente favorable. Con el aumento de probabilidad de una reducción de 25 pb en la tasa de referencia por parte de la Fed, el rendimiento del UST2Y cayó 5 pb, ubicándose en 4,2%. Por su parte, la UST5Y bajó 8 pb para cerrar en 4,1%, mientras que la UST10Y retrocedió 7 pb y finalizó en 4,23%. Este movimiento impulsó a los principales índices de renta fija, que cerraron la jornada con un alza del 0,3%.

En línea con la caída en los rendimientos de los bonos del Tesoro de EE. UU., el dólar se debilitó a nivel global, reflejándose en el DXY, que retrocedió un 0,9% impulsado por una caída del 1,3% frente al yen y del 0,7% frente al euro. Si bien desde principios de semana el dólar venía perdiendo fuerza debido a la expectativa positiva generada por la designación de Scott Bessent como futuro Secretario del Tesoro, en la rueda de ayer influyeron los comentarios agresivos de un funcionario del BCE sobre la política monetaria europea y la especulación de que el BOJ podría subir las tasas en diciembre. A contramano, el real brasileño subió un 2,2% y cerró en USDBRL 5,95, a raíz de la incertidumbre que genera entre los inversores el paquete fiscal que Lula enviará al Congreso, que incluiría un aumento en la presión impositiva para los más ricos y la eximición del impuesto sobre la renta para quienes ganen hasta 5.000 reales mensuales.