Ayer se publicó el PMI manufacturero de julio, el cual terminó en 52,2 puntos, ubicándose así por debajo de las estimaciones de 52,3, como del mes de junio de 52,4. De esta manera, el índice marcó su menor valor desde agosto del 2020. Sin embargo, el PMI manufacturero del ISM marcó una suba respecto al mes previo al resultar en 52,8 vs 52. A esto se le sumó que el índice de precios manufactureros marcó un fuerte retroceso respecto a las expectativas – 60 vs 74,3- lo que fue tomado como una señal de desaceleración en el encarecimiento del sector. 

A pesar de que la mayor actividad económica del país se centra en el sector de servicios, el mercado tomó con optimismo que ambos índices presentaran resultados por encima de los 50 puntos, lo cual representa una suba de la actividad en relación al mes previo. La razón es que una desaceleración en la actividad económica podría llevar a la Reserva Federal a regular las subas de tasas que ya se pronostican para las próximas reuniones.  Sin embargo, la mira principal estará en el PMI de servicios que se dará a conocer el día miércoles y que ya se espera levemente por debajo del mes de junio.  

Ante este escenario, el tramo largo de la curva de rendimientos terminó retrocediendo al aumentar las expectativas de una desaceleración económica mientras que el tramo corto terminó levemente al alza. De esta manera, se amplió el spread entre la USD 2 YR que cerró en 2,89 en comparación a la tasa de Treasuries que se ubicó en 2,59%. Esto llevó a los rendimientos del bono a 10 años a marcar su mínimo de los últimos cuatro meses fomentado también por una mayor demanda de activos menos riesgosos.