El día de ayer se dio a conocer el IPC de Estados Unidos, que volvió a marcar un nuevo récord de los últimos 40 años al alcanzar un 9,1% i.a. El dato mensual resultó en una suba de 1,3% m/m, superando tanto a las expectativas de 1,1% como al mes previo de 1%. 

A pesar de que el mercado ya pronosticaba un resultado superior al de mayo, la mayor sorpresa se dio luego de que el IPC subyacente volviera a superar las expectativas de 0,6% m/m y resultara en 0,7% m/m. La razón es que miembros de la Casa Blanca indicaron el día anterior que ya se esperaba una inflación alta, pero teniendo en cuenta que aún no había impactado la desaceleración en el precio energético. Sin embargo, el IPC Core, que no toma en cuenta el costo del petróleo ni alimentos, no mostró retroceso y terminó con un dato interanual de 5,9% - vs. expectativas de 5,7% -. A pesar de que retrocedió respecto al 6% i.a. de mayo, esto fue señal de que la economía norteamericana todavía no muestra claras señales de desaceleración en sus precios. 

Luego de darse a conocer estos resultados, el mercado comenzó a pronosticar con un 80% de probabilidades una suba de tasas de 100pb para la próxima reunión, mientras que hasta el lunes esperaba con un 90% de probabilidades un alza de 75pb. Esto aumenta la presión sobre la FED que indicó que tomaría las medidas necesarias con el objetivo de controlar la inflación al alza. De esta forma, la mira estará puesta en su próxima reunión que se dará el 27 de julio donde se espera que informe la magnitud de la suba de tasas.