Los principales índices norteamericanos volvieron a cerrar a la baja luego de darse a conocer que la política monetaria expansiva iniciada por el Banco Central de Inglaterra (BOE) finalizaría el viernes. De esta manera, la entidad puso límite a su recompra de bonos como medida de emergencia para estabilizar la suba de tasas que estaban marcando los activos. Sin embargo, el anuncio del BOE generó incertidumbre respecto a si la medida sería necesaria para poder controlar la caída en la demanda que venía sufriendo el mercado de renta fija inglés.

A esto se le sumaron las estimaciones del FMI que mantuvo las proyecciones de crecimiento global para el 2022 en 3,2%, mientras que recortó el crecimiento en 0,2% para el 2023 hasta 2,7%. Cabe destacar que los principales impulsores serían los mercados emergentes que este año crecerían 3,7% i.a. – sin cambios respecto a la estimación anterior - y repetirían esta performance el año que viene dado que China aceleraría su crecimiento a 4,9% i.a. – vs 4.4% este año - y más que compensaría la desaceleración en el resto de las economías emergentes, como Latam que moderaría su expansión a 1,7% i.a. –vs 3,5% en 2022-. El encarecimiento de las materias primas benefició a estos países durante el primer semestre con países como Brasil marcando la mayor mejoría – 2,8% estimado para el 2022 vs. 1,7% en julio -. La mayor corrección en las estimaciones la tuvieron los mercados desarrollados para los que se espera una expansión del PBI de 2,4% i.a. para 2022 y de 1,1% para el año que viene – vs 2,5% y 1,4% respectivamente que estimaban en julio pasado - impactados negativamente por el encarecimiento energético que se suma a los conflictos geopolíticos y la inflación persistente. 

Cabe destacar también que la inflación continuará siendo una de las mayores preocupaciones a nivel global según el FMI. Mientras que para las economías emergentes se espera que la inflación avance 9,9% en 2022 y 8,1% en 2023, para las economías avanzadas lo haría 8,8% y 4,4% respectivamente. Para ambas regiones se corrigieron los datos al alza respecto a las proyecciones de Julio, mostrando así que la entidad aún no estima una contracción en la suba de precios global para el año siguiente. 

Este contexto impactó negativamente en los índices norteamericanos que volvieron a cerrar una jornada negativa a la espera del dato de inflación que se dará a conocer mañana. El Nasdaq marcó la mayor caída de la jornada (-1,6%) seguido por el S&P (-0,6%). Por su parte, el Dow Jones cerró con una leve suba (0,1%) favorecido por el avance que marcaron los sectores anticíclicos, siendo estos los mayores ganadores del día: consumo defensivo (0,8%) y salud (0,5%). Por su parte, los sectores de comunicaciones (-1,9%) y tecnológico (-1,8%) volvieron a ser los más golpeados ante un pronóstico de subas de tasas que se mantiene en 75pb para la reunión de noviembre.

Las perspectivas del FMI también impactaron en el precio del crudo que retrocedió un 2% en la jornada de ayer, recortando así parte de las ganancias acumuladas luego del anuncio de la OPEP+. A esto se le sumaron las preocupaciones respecto a la política “cero COVID-19” que sigue imponiendo el gobierno chino en su país. Las mayores restricciones impuestas en Shanghái volvieron a generar preocupación respecto a los efectos que un nuevo confinamiento tendría sobre el crecimiento global. Esto impactó directamente en la demanda energética, llevando al crudo a cerrar nuevamente por debajo de los USD 90.

Respecto a los datos económicos, ayer se publicó el IPC de septiembre de Brasil que volvió a sorprender al resultar en una contracción de 0,3% m/m, su tercer resultado negativo consecutivo. De esta manera, el índice marcó su cuarta caída consecutiva en el dato interanual hasta 7,17% - vs. 8,7% en agosto -. A pesar de que el resultado no alcanzó las expectativas de -0,34%, Brasil continúa mostrando un sólido camino contra la inflación frente a un mundo que no muestra señales de poder combatirla.