Ante un contexto macroeconómico marcado por la recesión, déficit fiscal récord financiado casi en soledad con emisión monetaria, inflación en ascenso y aumento de pobreza, el gobierno eligió evitar un salto discreto del tipo de cambio oficial. No le faltan motivos para hacerlo, pero sin plan a la vista, sólo le queda aguantar y esperar hasta que no le quede otra salida. Lo hizo con una estrategia que combinó mayor control de cambios, sacrificando una importante cantidad de reservas internacionales, emisión de deuda indexada, venta de títulos en manos de organismo del sector público y una leve suba de las tasas de interés en moneda local. No fueron medidas que motivaron un alza de la oferta de divisas sino que apuntaron, con cierto éxito, a contener la demanda de divisas y bajar la brecha cambiaria. No son medidas que resuelvan el problema de fondo, pero le quitan presión de cara al siempre socialmente conflictivo diciembre. ¿Es un punto de inflexión o apenas un recreo para un ineludible contexto de ajuste cambiario y monetario?
La mano de dios
En el momento que más lo necesitaba, con una brecha cambiaria que superaba el 100%, el contexto global le dio una gran ayuda al mercado local. La inminente vacuna, el despegue de la economía China y con las economías desarrolladas -y Estado Unidos en particular- combinando recuperación actividad con mayores perspectivas de estímulo fiscal, son los pilares para el que continúe el risk-on global. La consecuencia natural de este escenario fue la devaluación del dólar a nivel global – el DXY cotiza en el nivel más bajo desde abril de 2018- y suba de los precios de las materias primas. La mejor noticia para Argentina fue la revalorización del Real brasileño y el alza en el precio de la soja. De hecho, el tipo de cambio nominal multilateral en el último mes subió 7.3% -13% respecto al real brasileño- que descontando la suba de precios internos, permitió que el tipo de cambio real mejore casi 4% en tanto que el índice de precios de materias primas subió 4.5% en los últimos 30 días. Insistimos que este contexto ayuda a la economía local al mejorar las perspectivas de las exportaciones para el próximo año, pero lejos está de resolver los problemas que deberá enfrentar en los próximos meses.
El BCRA respira
Con este marco de fondo, en la primera semana de diciembre las reservas internacionales no registraron grandes cambios finalizando la semana con un stock bruto de USD38.661 M mientras que las reservas netas terminaron levemente por debajo de USD3.300 M. Este respiro se debe a que ante el mayor control de cambios, la demanda de divisas se mantuvo acotada y con ello el saldo de operaciones en el mercado de cambios resultó prácticamente neutral. A esto se sumó que los depósitos en moneda extranjera continuaron estables y ello permitió que los encajes en moneda extranjera en el BCRA se estabilizaran.
Bajó la brecha
En la última semana el dólar oficial marcó un alza de 61 centavos, la más baja desde fines de octubre. De esta manera diciembre arrancó con un ritmo de devaluación en torno al 50% anualizado, 5 pp por debajo al que marcó en noviembre. Las cotizaciones del dólar paralelo siguieron en baja: el dólar CCL bajó 2.7% hasta $144,9 (brecha de 77%), el dólar MEP 2.3% hasta $142,1 (brecha de 74%) mientras que la cotización en el mercado informal bajó hasta $150 (brecha de 84%). Así las cosas, la brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo volvió a los niveles de mediados de septiembre, previo al endurecimiento del cepo.