Si bien el año 2023 ha sido un periodo de recuperación para la mayoría de los activos, aún estamos por debajo de los máximos alcanzados en los últimos años. La recuperación en la renta fija está avanzando más lentamente de lo esperado, una clase de activo que había generado grandes expectativas entre analistas y economistas al inicio del año, pero que no ha cumplido con las proyecciones iniciales. Esta situación se atribuye principalmente a la persistencia de tasas de interés elevadas. Aunque puede que hayamos alcanzado el punto más alto de estas tasas, todavía se mantienen en niveles significativos. Es importante recordar a nuestros lectores que existe una relación inversa entre los movimientos de las tasas de interés y los precios de los bonos: cuando las tasas de interés aumentan, el valor de los bonos tiende a disminuir, y viceversa.

Luego de un setiembre y octubre complicados, noviembre marcó un punto de inflexión significativo en el mercado financiero. Tanto la renta fija como la variable cerraron en números verdes, una señal alentadora para los inversores. Este repunte, aunque significativo, debe verse en el contexto de las caídas anteriores. A pesar de estos avances, los índices aún reflejan una recuperación parcial respecto a las pérdidas del año pasado.

Como se comentaba al principio, el segmento de renta fija ha sido particularmente afectado por el aumento agresivo de las tasas de interés. Esta medida que llevaron a cabo los bancos centrales para combatir la inflación ha tenido un impacto directo en el valor de prácticamente todos los segmentos de la renta fija, logrando caídas históricamente altas, especialmente en bonos de largo plazo de alta calidad. A raíz de algunos datos económicos publicados recientemente, como por ejemplo una inflación que sigue cediendo y acercándose al objetivo que tiene la Reserva Federal de EE. UU. Y, por otro lado, un mercado laboral que, si bien sigue fuerte, muestra señales de enfriamiento, han arrojado optimismo al mercado, que hoy espera que las tasas altas ya hayan llegado a sus máximos y empezarían a haber recortas a partir del primer y/o segundo trimestre del 2024.

Si bien este optimismo ha contribuido a muy buenos retornos en los distintos segmentos y sectores de la renta fija, como se puede observar en la gráfica, aún estamos muy por debajo del máximo, y quedaría un largo camino por recorrer para volver a los niveles considerados.

Fuente: Bloomberg, información al 4 de diciembre de 2023

Por otro lado, la renta variable presenta un panorama más alentador, con una recuperación promedio superior al 70% de las caídas (si tomamos un promedio de todos los índices utilizados en el gráfico). Sin embargo, esta recuperación no ha sido uniforme. Las acciones de mercados emergentes, especialmente en China, siguen rezagadas, mostrando una recuperación mínima en comparación con otras regiones.

Una observación importante es la del S&P 500, el principal índice de renta variable. Aunque su recuperación ha sido fuerte, está impulsada en gran medida por un grupo selecto de empresas, en particular las grandes tecnológicas. Estas compañías han experimentado aumentos significativos en sus valores, distorsionando en cierta medida la percepción general del mercado.

El panorama financiero de 2023 es uno de recuperación y reajuste. Mientras que la renta fija sigue buscando su equilibrio tras el ajuste de tasas, la renta variable muestra una fortaleza notable, aunque con una distribución desigual de ganancias. La situación de los mercados emergentes y la concentración de la recuperación en unas pocas empresas tecnológicas destacan la importancia de la diversificación y la comprensión de las dinámicas del mercado. En resumen, aunque la dirección es positiva, el camino hacia una recuperación total está lleno de matices y requiere una observación detenida y un análisis cuidadoso.

En promedio, la renta fija viene recuperando un 40% de la caída, mientras la renta variable por encima del 70%.

Fuente: Bloomberg, información al 4 de diciembre de 2023

Por lo tanto, y en términos relativos, consideramos que la renta fija se encuentra con mejores valuaciones que la renta variable, y un potencial de recuperación mayor de la caída. Sumado a la posibilidad de bloquear tasas de interés atractivas lo que hace que el asset class recupere su rol en un portafolio diversificado.