En 2021, cuando la salida de la pandemia generó un aumento en la inflación global, el Banco Central de Brasil (BCB) fue uno de los primeros en iniciar una política monetaria restrictiva. Así, con la inflación minorista superando el objetivo de política monetaria y alcanzando el 6% anual en marzo de 2021, comenzó un rápido ciclo de aumento de tasas, conocido como Selic, que la llevó del 2% al 13,75% en agosto de 2022. A pesar de que la inflación siguió aumentando hasta abril de 2022, llegando al 12% i.a., desde entonces comenzó a disminuir y para mediados de 2023 se redujo al 3% i.a., incluso ubicándose por debajo del nivel previo a la pandemia.

Con la tendencia de desinflación asegurada, en agosto de 2023 comenzó a disminuir la tasa hasta llegar al 11,75%. Para este año, de acuerdo con la última encuesta del BCB, se espera que la inflación se mantenga ligeramente por debajo del 4% i.a. y que la tasa de Selic continúe bajando hasta el 9%. En estas condiciones, los rendimientos de los bonos del Tesoro brasileño en moneda local siguieron la tendencia general y en 2023 la tasa de los bonos a 10 años cedió del 12% al 10,7% en la actualidad. 

En cuanto a la política cambiaria, en los últimos dos años, el tipo de cambio nominal se ha mantenido relativamente estable en torno a los $R 5,0, salvo en períodos electorales en los que, debido a la incertidumbre, superó los $R 5,5. Un comportamiento similar ha tenido el tipo de cambio real, que se apreció apenas un 2% en 2023 y se mantiene por encima del promedio de los últimos años. Las perspectivas para este año no son muy diferentes, ya que el elevado superávit en las cuentas externas, impulsado por un récord de exportaciones en 2023, y las tasas de interés muy por encima de la inflación, crean las condiciones para que la moneda brasileña transite 2024 sin grandes movimientos. De hecho, de acuerdo con la última encuesta del BCB, la media de los analistas espera que termine el año en $R 4,92.

A pesar de un crecimiento económico más moderado, se espera un aumento del PBI de solo el 1,7% i.a. para 2024, la combinación de inflación estable, tasas de interés en descenso y una moneda apreciada crea un entorno favorable para la inversión en renta fija en el país.

Para evaluar las opciones que presenta el mercado de renta fija de Brasil, se consideró la volatilidad del tipo de cambio y la expectativa de movimiento de los rendimientos de los bonos locales, comparándolos con la tasa de rendimiento de los bonos del Tesoro americano. Dichos bonos estadounidenses se asumieron con una tasa fija, en un contexto en el que, aunque se espera una desaceleración de la inflación en Estados Unidos y la expectativa de que la Fed inicie el camino hacia la flexibilización monetaria está presente, la normalización de la curva de bonos está ocurriendo con cierto retraso en comparación con los países de América Latina. También es importante destacar la alta correlación (0,82) entre la curva brasileña y la tasa Selic, lo que resalta las ventajas frente al bono estadounidense.

Los bonos brasileños en moneda local, tanto los que tienen vencimiento a 2 años como los que vencen a 10 años, muestran retornos atractivos. El bono de 2 años ofrece una tasa del 9,7% y tiene una duración de 1,8 años, mientras que el bono de 10 años ofrece una tasa del 10,7% y tiene una duración de 5,7 años, lo que los destaca por su potencial de rendimiento.

Además, estos bonos ofrecen ventajas fiscales para los inversores en Argentina. Aunque están sujetos a impuestos sobre bienes personales y ganancias de capital, los ingresos generados por los cupones de estos bonos están exentos de tributación.

Actualmente, un bono brasileño a 10 años ofrece un rendimiento anual del 10,7%, y se espera que se mantenga en niveles similares hacia fin de año, con el real brasileño oscilando entre 0 y 5%. Esto contrasta con el 4,1% ofrecido por un T-Bill estadounidense a 10 años, lo que resulta en un premio de 6,5% en dólares. Una dinámica similar se observa en los bonos a 2 años, donde se anticipa un premio de 5,4% en comparación con su equivalente estadounidense.

En resumen, los bonos brasileños se presentan como una alternativa de inversión prometedora para 2024, especialmente para inversores argentinos y aquellos que buscan diversificación fuera del riesgo local. Con un entorno económico favorable marcado por políticas monetarias flexibles y tasas decrecientes, estos bonos ofrecen rendimientos potencialmente más altos en comparación con los treasuries estadounidenses. Adicionalmente, los beneficios fiscales en Argentina, como la exención de impuestos sobre los ingresos por cupones, añaden un atractivo adicional. Por lo tanto, los bonos brasileños representan una opción sólida para inversores conservadores a moderados interesados en mantener sus inversiones en dólares y ampliar su cartera global.