- La dinámica económica persiste en una dinámica contractiva a pesar de las aperturas parciales en algunos sectores de actividad. El escenario de actividad es complejo dado que la recuperación para este año dista de ser un hecho efectivo.
- Las proyecciones de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) para este año reiterar un escenario de profunda contracción con un nivel mayor al del año 2002. El desempeño interanual del PIB para el año 2020 registraría una caída inédita de 12,5%.
Resumen
• La contracción económica en el mundo se sostiene por encima de las proyecciones previas. El marco de la pandemia acentuó las perspectivas negativas para América Latina y el Caribe debido a que la región se transformó en el nuevo epicentro de los contagios.
• La profundidad de las consecuencias sobre la actividad económica siguen siendo inciertas debido a que no solo dependen de la dinámica sanitaria, sino que continúan marcadas por la extensión de una cuarentena principalmente con perspectiva estricta y no administración.
• El último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) realizado por el Banco Central profundizó su estimación en relación a la contracción de la actividad económica, el registro se situó en - 17% para el segundo trimestre de este año y -12,5% para el total del año.
• La consultora FIEL informó que de acuerdo a su último relevamiento del Índice de Producción Industrial (IPI), se registró en julio un retroceso interanual de 7,9%.
• La actividad económica sostiene indicios de necesidad de apertura administrada del confinamiento. En ese sentido, el último relevamiento del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE-INDEC) correspondiente a junio registró una caída fuerte interanual 12,3%. • Mientras que en junio de 2020, la utilización de la capacidad instalada en la industria se ubica en 53,3%, nivel inferior al del mismo mes de 2019, en el que se registró un 59%.
• América Latina sigue siendo un epicentro importante de la pandemia lo cual genera la necesidad de mayores recursos fiscales y canales de financiamiento. No es un aspecto favorable para las economías que recibieron a la pandemia con condiciones de fragilidad. En efecto, la naturaleza inflacionaria en la persistencia del déficit fiscal primario es un aspecto que no debe perderse de vista.
• Las restricciones que impone el financiamiento de la política fiscal en economías con memoria inflacionaria reciente pueden ser un mecanismo de transmisión de crisis de mayor alcance. Por lo tanto, la potencial recuperación económica siguiente al marco de las proyecciones de crecimiento de la economía mundial realizadas por la CEPAL de -9,1% para América Latina en el año 2020 no está asegurada.
• El Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que realiza el Banco Central informó una profundización de la contracción inédita de la actividad económica nacional de -12,5% para el año 2020, es decir, un 1% mayor a la proyección de julio. Mientras que la estimación para el segundo trimestre de este año es -17% y una recuperación de 8% para el tercer trimestre del año.
• El Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE-INDEC) respecto al mes de junio exhibió una contracción de -12,3% en la comparación interanual. De esta manera, en los primeros seis meses del año el EMAE acumuló una caída de 13% con relación al mismo período de 2019.
• El poder ejecutivo nacional no modificó la fase incipiente de confinamiento dinámica donde se flexibilizan actividades en forma progresiva aunque la expansión de contagios en algunas partes del país marcan ciertos riesgos de retroceso. Sin embargo, el proceso de caídas abruptas en gran parte del sector productivo y de servicios de la economía nacional continúa. La administración rígida del confinamiento genera serios problemas para la estructura económica del país donde no solo se observan consecuencias de corto plazo, sino que las repercusiones negativas son dinámicas.
• De acuerdo al último informe de la consultora FIEL, el Índice de Producción Industrial (IPIFIEL) registró en julio un retroceso interanual de 7,9%. Mientras que en términos desestacionalizados, se informó que la producción industrial de julio registró una mejora de 5,9% respecto al mes anterior.
• Durante junio de 2020 la utilización de la capacidad instalada en la industria fue 53,3%, nivel inferior al del mismo mes de 2019, en el que se registró un 59%. Sin dudas, en la comparación respecto a mayo se observa un efecto positivo tras la apertura de algunos sectores, es decir, se debe observar el efecto de recuperación y no de crecimiento. Los efectos positivos se notaron en plantas productivas de metalmecánica excluida la industria automotriz, las industrias metálicas, automotrices, los productos textiles, entre otros.
• Un componente de la oferta agregada que sigue evidenciando un retroceso, aunque menor que en meses anteriores, es la industria manufacturera. En junio de 2020, el Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI manufacturero) muestra una disminución de 6,6% respecto a igual mes de 2019. El acumulado del año de enero-junio presenta una disminución de 14,6% respecto a igual período de 2019.
• El sector de la construcción sigue evidenciando una dinámica desfavorable no solo por los efectos del confinamiento, sino los efectos derivados de la extensión de la crisis económica. El índice Construya, que mide el nivel de actividad de once empresas representativas del mercado de la construcción, si bien registró una recuperación interanual incipiente durante julio de 13,6%, en términos acumulados se observa una caída de 20,7% respecto del acumulado de los primeros siete meses de 2019.
• En la última estimación, correspondiente al mes de junio de 2020, el Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) muestra una menor contracción respecto al bimestre abril-mayo, con un registro de -14,8% interanual. El acumulado de los seis meses de 2020 presenta una disminución de -37,8% respecto a igual período de 2019.
• De acuerdo a Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), la producción de las pymes industriales cayó interanualmente -13,6% en julio de 2020. Mientras que durante los primeros siete meses del año la industria PYME acumula un descenso interanual de -22%. El menor descenso relativo respecto al mes de junio (-25,3%) se deriva de la apertura de algunos rubros de producción. Concretamente, la apertura de varias actividades impulsó la reducción en la tasa de declive anual del sector manufacturero aunque se sigue trabajando con bajos niveles de uso de su capacidad instalada.
• Por el lado del consumo, CAME informa que las ventas minoristas cayeron -27,7% anual durante julio 2020, medidas en cantidades y en comercios todo el país incluyendo tanto modalidad online como en locales. Con mayor cantidad de comercios abiertos, el ritmo de caída fue menor que en junio. La baja en la región AMBA registró -38,3% mientras que en el resto del país fue de -13,7%.