Con la inflación más alta de los últimos 40 años, el desempleo debajo del 4% y la pandemia cada vez más lejos, todo indicaría que el próximo 16 de marzo la FED debería realizar una fuerte suba de tasas para moderar la suba de los precios. Sin embargo, surge el conflicto geopolítico, que agrega incertidumbre respecto a su posible impacto económico. Ante esta situación, el accionar de la Reserva Federal se dirime entre subir fuertemente la tasa de interés para priorizar la cruzada antiinflacionaria en un escenario de incertidumbre o realizar una mínima suba de tasas y enfrentarse a una aún más sobrecalentada economía.
La inflación no solo es alta, sino que ahora es bastante generalizada. El registro de febrero alcanzó 7,9% i.a., frente al 7,5% del mes pasado, mientras que la núcleo alcanza el 6,4%. Sin embargo, lo más preocupante fue que las mediciones que captan subas más generalizadas dejan de lado a los productos que más subieron -como lo es la trimmed inflation-, ubicándose en 5,7%. Ambos registros se encuentran muy alejados del 2,0% de inflación que busca la FED en el largo plazo.
El segundo mandato de la FED, el empleo, tampoco da razones para mantener tasas bajas. La creación del empleo de febrero fue de 678 mil puestos, frente a los 400 mil esperados y 481 mil del mes pasado. Como resultado, si bien la recesión del 2020 tuvo una destrucción neta de hasta 21 millones de empleos, ya se han recuperado 19 millones. La recuperación de esta crisis es de las más rápidas desde 1990 y marca un fuerte contraste con las recientes recuperaciones.
Las expectativas de inflación de largo plazo empiezan a observar algunas señales de desanclaje. Las expectativas inflacionarias, en línea con el objetivo del Banco Central, suelen ser un mecanismo muy útil para que en el largo plazo, pese a desvíos del corto plazo, la inflación vuelva a converger a la meta. Si los contratos que se fijan a largo plazo -salarios, alquileres, comerciales, etc- se hacen pensando en que la inflación va a estar en línea con el objetivo de la FED, ayudan a que eventualmente converge a ese nivel. Por ahora, las expectativas de inflación de los consumidores en febrero a 3 años se ubicaron en 1,9%, frente a 1,8% del mes pasado. Sin embargo, las expectativas de inflación implícita en los bonos ajustables a 5 años se encuentra en 3,5%, lo que marca una fuerte suba respecto al 2,9% del mes pasado. Perder la credibilidad no es imposible, es costoso volver a recuperarla y suele venir de la mano con una sobrerreacción del Banco Central para recuperarla.
El conflicto geopolítico no ayuda a disminuir la presión en precios. El reciente conflicto de Rusia afecta la oferta global de commodities y las cadenas de producción. Ucrania y Rusia son responsables de las exportaciones globales de 24% del mercado del gas, 11% del petróleo, 16% de fertilizantes, 54% de aceite de girasol, 14% de carbón, entre otros. Las sanciones a Rusia y la guerra en territorio ucraniano resultan en un fuerte shock a la oferta. A modo de ejemplo, el precio del petróleo ha aumentado un 16% desde el conflicto, y el trigo un 37%. Según Powell, un aumento de USD 10 en el precio del petróleo impacta en 0,2 puntos porcentuales la inflación general; en este sentido, el impacto en el IPC sería de 0,4 puntos porcentuales adicionales a los registros actuales.
Sin embargo, los efectos negativos del conflicto geopolítico en la economía americana todavía son inciertos. Si bien la economía rusa es pequeña a nivel global (2%), el efecto en el comercio puede ser relevante, particularmente en países de Europa que presentan bastante comercio con Rusia, generando problemas en las cadenas de producción con insumos rusos. Con respecto a la crisis financiera, la exposición directa de bancos occidentales a bancos rusos no es considerable: según el BIS (Banco Internacional de Pagos), es levemente superior a USD 100 MM. Esta baja exposición es en parte producto de la estrategia rusa de aislarse de occidente luego de las sanciones por la anexión de Crimea en el 2014. Sin embargo, no se pueden descartar efectos secundarios, particularmente de otros activos financieros que han caído de manera abrupta.
Considerando las distintas aristas, el mercado apuesta por una modesta suba de tasas. Los futuros de los FED funds marcan que la próxima suba será solo de 0,25%, con un 95% de probabilidad, en línea con lo que ha sido la política monetaria con Powell, un paulatino aumento de tasas pese a las presiones inflacionarias. En este escenario, el mayor riesgo es que la inflación siga aumentando, y que las expectativas inflacionarias se sigan desanclando del objetivo de la FED. Esto podría forzar a que eventualmente la FED tenga que sobrerreaccionar con una suba de tasas más fuerte y un retiro más acelerado de programas cuantitativos monetarios. Todavía es pronto para que se materialice ese riesgo, pero es recomendable posicionar carteras en línea con este riesgo latente.
Oportunidades de inversión
I. Tips
Los bonos del Tesoro indexados por la inflación son una buena oportunidad para cubrirse del riesgo de que esta aumente. En relación a la anterior columna, son activos que han mostrado relativo buen desempeño, exhibiendo un resultado positivo en un escenario en el que los bonos y las acciones en general cayeron. En este contexto, donde todavía persisten presiones inflacionarias, es bastante probable que la inflación siga sorprendiendo. Se puede acceder a estos activos con el ETF TIPS.
II. Oro
Es un refugio de valor contra la inflación, y particularmente en el contexto de crisis geopolítica. Esta recomendación también se realizó en el artículo Alternativas de inversión ante la amenaza de una estanflación, y ha tenido una suba bastante considerable. Hoy es un seguro bastante caro, donde es recomendable para carteras de corta duración, para así evitar una volatilidad abrupta.
III. Acciones
En un escenario inflacionario, con la presión del aumento de precio de los commodities, las empresas productoras de materiales básicos alejadas del conflicto geopolítico se ven atractivas. Adicionalmente, para cubrirse ante una fuerte suba de tasas, las empresas con dividendos altos suelen ser las que mejor sobrellevan estos escenarios por flujo de fondos descontados. Hay varias empresas, incluso en Latinoamérica y locales, que se acomodan a este perfil. Por otro lado, es preferible alejarse de empresas de consumo más cíclico: automóviles, electrodomésticos, casas de hogar, entre otros, ya que pueden verse afectados por caída de ingresos reales por inflación y eventualmente por una suba abrupta de tasa. Adicionalmente, aquellas empresas pequeñas (Growth), en un ambiente de suba de tasas, se pueden ver muy comprometidas.