Las tasas de los bonos del Tesoro americano de corto plazo están subiendo de manera abrupta, mientras que las de largo no lo hacen en igual medida. Como resultado, se está observando la inversión (o aplanamiento) de la curva de rendimientos del Tesoro, desafiando que los bonos de mayores plazos deberían tener mayores rendimientos -“term premium”-.
Esto se produce ya que la economía se encuentra recalentada. La inflación se ubica en su registro más alto desde 1982, y se espera que la FED suba la tasa para disminuir la demanda, enfriar la economía y así bajar la inflación. Como las tasas que opera la FED son de corto plazo, esto contribuye a que los bonos más cortos arbitren y también suban. Por otro lado, las tasas de largo no están tan influenciadas por las tasas de corto y, debido a que se espera que la política monetaria sea efectiva, se mantienen relativamente bajas.
Este comportamiento no es nuevo, sucedió varias veces en la historia y es llamativo su supuesto poder predictivo de recesiones. No solo los inversores lo siguen de cerca, sino que hasta la FED ha escrito sobre el mismo.
Sin embargo, cuando se analiza de cerca este indicador, encontramos que no es tan preciso. Si bien luego de la inversión de la curva se han observado recesiones, la misma puede producirse después de 11 meses (como en 1980) o después de 34 meses (como en 1998). Además, si llegase a suceder, puede ser de baja intensidad, con poco impacto en los mercados financieros o concentrada en algún sector específico de la economía. A modo de ejemplo, durante la recesión del 2008 - 2009 el precio de los inmuebles cayó 9,4% en términos reales, mientras que en la reciente crisis de 2020 subió un 1,6%.
Ahora bien, lo que sí es claro es que estamos en el inicio de un ciclo de tightening de la política monetaria. Según los futuros de fed funds, se esperan hasta 6 subas de tasas de 0,25% para este año, para situarse en 1,5%, que contrastan con las 3 subas que se esperaban a fines del año pasado. Además, no sólo se esperan más subas, sino también que sean más pronunciadas que las observadas en su anterior ciclo -que inició en el 2015-, en línea con una economía bastante más recalentada que en esa época.
Oportunidades de inversión
Para el escenario de subas de tasas hay sectores que lucen atractivos. Naturalmente, y como venimos destacando, el ETF XLF del sector financiero sigue siendo interesante, beneficiándose por la suba de tasas que no suelen ser totalmente transmitidas a la remuneración de depósitos. Adicionalmente, empresas cuyas ventas no son tan sensibles a la suba de tasas también pueden ser un buen sector para refugiarse, como lo son, por ejemplo, las que aglomera el ETF XLP de consumo no cíclico. Además, seguimos prefiriendo a las empresas Value sobre las Growth, ya que el descuento de fondos es mucho más severo con las últimas en contextos de tasas en alza. Aún así es importante destacar que algunas acciones Growth han corregido de manera muy considerable, y ya se parecen a las Value en sus ratios de mercado, tal como sucede en el caso de Meta platforms (leé nel informe Meta Platforms: ¿oportunidad después de la tormenta?).
Por otro lado, hay sectores que probablemente continúen con su tendencia a la baja y recomendamos no acercarse. Este es el caso de las empresas Growth, sobre todo las que se encuentran menos consolidadas y necesitan seguir inyectando capital para sobrevivir (a modo de ejemplo, el ETF Vanguard small Caps Growth, que acumula una caída del 15,3% en lo que va del año, vs 8,6% del S&P 500). Adicionalmente, tampoco recomendamos el sector inmobiliario, ya que, con una abrupta suba de tasas hipotecarias a 30 años -de 2,8% a mediados del año pasado a 3,8% en registros actuales-, es poco probable que mantenga el dinamismo del período de tasas bajas. Otro sector que sería preferible evitar es el de consumo discrecional (ETF XLY), debido a que, con la suba de tasas, probablemente se verá afectada su demanda.