No tiene sentido repasar el costo económico de la cuarentena, en las secciones fijas se presenta esta información la cual claramente evidencia grandes complejidades. No obstante, lo relevante es prepararse para la pospandemia pues, se espera un contexto mundial en crecimiento para 2021 donde el objetivo es recuperar parte de los 10 puntos porcentuales que caerá la economía argentina. China va a volver a crecer fuerte lo cual es relevante por ser el segundo socio comercial del país.

Si bien lo que se puede hacer hasta septiembre es acotado, en el corto plazo es importante el control de daños. Marina Dal Poggetto, de la consultora EcoGo, expone una interesante equivalencia entre fases de la cuarentena y descensos de la actividad desde donde se evidencian serias amenazas de ingreso en tanto se extienda el confinamiento.

En ese marco, la dinámica del gasto público es importante. Se llevó a cabo un ajuste para jubilados y seguramente se evidencie una contracción del ingreso real de los empleados públicos a causa de que la inflación será mayor que los aumentos en los ingresos nominales. Adicionalmente, existe un flujo muy importante de gasto en concepto de apoyo a las familias, el cual podría llegar a muchos millones de argentinos.

En el frente externo, a pesar de que es probable que los sectores que lideren la fase de recuperación sean los vinculados a la industria de alimentos, se estima una balanza comercial muy positiva, estrechamente asociada a la recesión y no a la competitividad.  

Por otro lado, el contexto de dólar apreciado se relaciona con materias primas en baja a lo que se agrega que el cepo sobre importaciones puede ser perjudicial para insumos importados, en particular sobre las necesidades del sector agropecuario. La tradicional problemática entre necesidad y capacidad de importación parece presentarse nuevamente en la macroeconomía argentina.  

En cuanto al tema cambiario, crece la demanda de dólar futuro por temor a que se acelere la devaluación de la moneda nacional. La brecha del dólar paralelo respecto al oficial es relevante y está asociada al nivel de incertidumbre derivada de la negociación de la deuda.

La inflación del segundo semestre es la gran duda y, con más razón, la de 2021 dada la altísima emisión de una moneda que, a diferencia de Estados Unidos y Europa, los argentinos no desean stockear.

El tema deuda es central y al 19 de junio, fecha de este artículo, se evidencia como condición necesaria en la complejidad del año 2020.  Los bonistas están más dispersos que en otros contextos de reestructuración y claramente los políticos no quieren el default como en el año 2001. Aparentemente se ha pasado de un Valor Presente Neto (VPN) de 40 a 53 y los acreedores piden un VPN de 55. Se están acercando posiciones lo que implicará poner sobre la mesa 10.000 millones de dólares. Para el ministro Guzmán, el exit yield está en 10% y, en la visión de los acreedores, cerca de 13%. En términos relativos, la deuda no es alta, se sitúa entre el 70% y 90% respecto al PIB. En ese mismo orden, los acreedores exigen legislación extranjera pero el gobierno es renuente a dar, este es un punto de conflicto. El problema de un default es también el arrastre a la deuda privada que desea renovarse. No obstante, nos complica la falta de confianza que se percibe en el elevado riesgo país.

Respecto a la política interna, es clave seguir la mayor injerencia de Cristina Fernández en el campo económico, esto se evidenció con el caso Vicentín y en los nombramientos realizados en 12 puestos claves de la economía. A pesar de que tiene una imagen negativa muy alta de 60% frente a la de Macri que está en 53% negativo, Cristina es la accionista del gobierno y el Presidente no está empeñado en acumulación de poder, pues se vislumbra como un articulador y componedor.

El Ministro de Economía, Martín Guzmán, está centrado solo en el tema de la deuda desde que asumió, sin dudas falta una figura que juegue en toda la cancha más aún en tiempos de mucha conflictividad.

Si bien la popularidad del Presidente es alta por el manejo de la pandemia, la recesión del 2020 y seguramente de comienzos de 2021 comprometerán los votos oficialistas  de la elección de medio término. El mérito de la pandemia es del Presidente pero también el costo político por la recesión.