Semana positiva para los mercados globales, que cerraron otro mes con ganancias generalizadas. Si bien los principales índices americanos prácticamente no registraron cambios en la última semana, agosto concluyó en niveles máximos históricos. Con la expectativa de que en la próxima reunión de septiembre la Fed recorte la tasa de referencia, los rendimientos de los bonos del Tesoro volvieron a ceder, lo que impulsó a la renta fija y a los commodities, mientras el dólar volvió a debilitarse. Los datos económicos de la última semana mostraron que la actividad crece a buen ritmo, especialmente el consumo, aunque con una inflación más alta. De este modo, el escenario ya no es de estanflación sino de reflación. En este contexto, las miradas de esta semana estarán puestas en los datos del mercado laboral de agosto, que podrían disipar los temores de un enfriamiento del empleo, aunque también traer más dudas sobre la necesidad de que la Fed baje la tasa de referencia por primera vez en el año.

La economía creció más. La segunda estimación del PBI del 2Q25 de EE. UU. mostró que la economía se recuperó más rápido de la caída de -0,5% t/t anualizado del 1Q25, al marcar un alza de 3,3% t/t anualizado, 0,2 pp por encima de lo informado en la primera estimación y 2,1% por encima del 2Q24. La revisión al alza fue determinada por un mejor desempeño de la inversión fija (de 0,4% t/t a 3,3% t/t, gracias al mayor impulso de la inversión no residencial, que se expandió 5,7% t/t, 3,8 pp más de lo estimado previamente, principalmente por la corrección en la inversión en propiedad intelectual, que creció 12,8% t/t, el doble de lo previsto) y del consumo privado (de 1,4% t/t a 1,6% t/t, de la mano del mejor desempeño de los bienes durables). Esto fue compensado por la revisión a la baja del consumo del sector público (de 0,4% t/t a una caída de -0,2% t/t) y de las exportaciones netas (las importaciones cayeron -29,8% t/t frente al -30,3% de la primera estimación, mientras que las exportaciones retrocedieron -1,3% t/t, 0,5 pp menos de lo estimado en julio). La variación de inventarios, que en el 1Q25 había aportado 2,6 pp al PBI, en el 2Q25 le restó 3,3 pp. Excluyendo este último componente –conocido como demanda final–, el PBI marcó una expansión de 6,7% t/t frente a la caída de -3,0% en el 1Q25, promediando en la primera mitad del año un crecimiento de 1,7% anualizado, 1 pp por encima del ritmo observado hasta 2024.

El consumo privado toma más impulso. A medida que la confianza del consumidor se fue recuperando del shock del Liberation Day y de la suba de aranceles que dispararon las expectativas de inflación, el consumo de las familias recobró dinamismo. Tras el alza de apenas 0,5% t/t anualizado en el 1Q24, como comentamos más arriba, en el 2Q25 subió a 1,6% t/t anualizado y en julio consolidó esta tendencia con un incremento de 4,0% m/m anualizado, impulsado por el fuerte aumento en el consumo de bienes, que compensó la moderación en el consumo de servicios. Medido en términos nominales, el consumo creció 0,5% m/m (4,6% i.a.) y los ingresos lo hicieron 0,4% m/m (4,5% i.a.), por lo que la tasa de ahorro quedó prácticamente sin cambios en 4,4% de los ingresos, apenas por encima del nivel de julio de 2024.

Más inflación. Coincidiendo con lo señalado semanas atrás por el IPC, en julio el índice de precios PCE subió 0,2% m/m, levemente por debajo del 0,3% m/m de junio y en línea con las expectativas de los analistas. Los precios de los bienes bajaron -0,1% m/m, tras un aumento de 0,4% m/m en junio, mientras que los precios de los servicios subieron 0,3% m/m frente al 0,2% m/m del mes anterior. El índice PCE core, que excluye alimentos y energía, volvió a acelerar al marcar un alza de 0,3% m/m, igual que en junio, coincidiendo también con las previsiones. Respecto de un año atrás, el PCE subió 2,6% en julio y el PCE core 2,9%, su nivel más alto en cinco meses. De esta manera, la dinámica de precios se mantiene alejada del objetivo de política económica de alcanzar una inflación anual del 2%, aunque en línea con el escenario planteado por la Fed en su último tablero de proyecciones.

Subió el déficit comercial. En julio, la estimación provisoria de comercio exterior mostró que el déficit comercial de bienes superó las expectativas de los analistas –que lo ubicaban en USD 89,5 MM– y se amplió a USD 103,6 MM frente a los USD 84,8 MM de junio. Esto se debió al inesperado repunte de 7,1% m/m en las importaciones, que alcanzaron USD 281,5 MM, mientras que las exportaciones cayeron -0,1% m/m a USD 178,0 MM. Respecto de un año atrás, las ventas externas crecieron 3,4% y las importaciones lo hicieron 1,5%, por lo que el déficit comercial prácticamente no mostró cambios. Con este resultado, en los primeros siete meses del año el déficit de la balanza comercial alcanzó USD 835,6 MM, frente a USD 673,5 MM en el mismo período del año pasado.

Mejoran las perspectivas del 3Q25. Con este resultado, sumado a otros indicadores de actividad publicados en la última semana, la estimación del Nowcast de la Fed de Atlanta elevó la proyección de crecimiento para el 3Q25 a 3,5% t/t anualizado, muy por encima del 2,3% t/t que estimaba una semana atrás. Las previsiones del consumo privado y de la inversión privada subieron de 2,2% y 4,4% t/t a 2,3% y 6,1%, respectivamente, mientras que la contribución de las exportaciones netas al crecimiento del PBI real pasó de restar -0,36 pp a sumar 0,59 pp.

La curva de bonos del Tesoro normaliza la pendiente. Pese a que los últimos datos marcaron mayores desafíos para la Fed al combinar más inflación con mejor actividad –incluso disipando dudas respecto de la debilidad que asomaba ante los malos datos de empleo–, los inversores siguen confiando en que en septiembre Powell comenzará a bajar la tasa de manera gradual, previendo dos recortes de 25 pb en lo que resta del año y cuatro adicionales en 2026, proyectando que terminaría ese año en un rango de 2,75%–3,00% (hoy en 4,25%–4,50%). Si bien este escenario favorece al tramo corto de la curva, las dudas sobre la dinámica de la inflación y la sostenibilidad fiscal presionan sobre los tramos medio y largo. En este contexto, la UST2Y cerró en 3,62%, marcando una caída de 6 pb en la semana, 33 pb en agosto y 63 pb en lo que va del año. Igual tendencia mostró la UST10Y, que terminó en 4,23% con una baja de 3 pb en la semana, 6 pb en el mes y 35 pb desde fines del año pasado. Diferente fue el caso de la UST30Y, que en la última semana subió 4 pb hasta 4,92%, acumulando en agosto un alza de 3 pb y de 14 pb en lo que va del año.

Bonos estables. En este marco de normalización de la pendiente de la curva del Tesoro, los bonos tuvieron una semana estable, con una ligera ganancia en los bonos del Tesoro (+0,2%) y un leve retroceso en los corporativos Investment Grade (-0,4%). Con esto, en agosto el índice agregado avanzó 0,9%, acumulando en el año una ganancia de 2,6%. Entre los bonos públicos, los ajustables por inflación –los TIPS– fueron los de mejor desempeño, con un alza de 1,4% en agosto y de 4,3% en el año, impulsados por las mayores expectativas de inflación (la expectativa implícita en los bonos a 5 y 10 años subió a 2,51% y 2,36%, respectivamente). Los bonos emergentes prácticamente no mostraron cambios respecto de la semana anterior, aunque cerraron agosto con una ganancia de 1,3%, acumulando en el año una suba de 5,7% y consolidándose como el mejor segmento de la renta fija.

Temporada positiva de ganancias. Durante la semana presentaron sus resultados solo 15 compañías que integran el índice S&P500 –entre ellas, Nvidia–. El 98% de las empresas ya publicó los balances del 2Q25. La sorpresa en los beneficios continuó en el 81% de los casos, uno de los porcentajes más altos de los últimos años. Las ventas crecieron 6,25% i.a. y los beneficios 12,4% i.a., aunque con un desempeño heterogéneo: excelente en los sectores de comunicación, tecnología y financiero, con alzas de 44% i.a., 23% i.a. y 15% i.a., respectivamente, mientras que el sector de energía registró una caída cercana al -20% i.a.

Acciones en récord. Las acciones transitaron la semana con subas e incluso tocaron nuevos máximos, aunque en la rueda del viernes se observó una toma de ganancias, por lo que todos los índices americanos cerraron prácticamente sin cambios –con leves bajas–. El Nasdaq retrocedió -0,2% semanal, cerrando agosto con una suba de 1,6% y acumulando 11,5% en el año. Por su parte, el Dow Jones cayó -0,1% en la semana, pero concluyó agosto con una ganancia de 3,3% y en el año avanza 7,2%. A su vez, el S&P500 exhibió una baja de -0,1% semanal, con lo cual en agosto subió 2,1% y en el año acumula 10,1%. En cuanto a las Small Cap, retrocedieron -0,1% en la semana, aunque se destacaron como la clase de activo con mejor performance en agosto al avanzar 7,0%, mientras que en el año suben 6,2%. Por sectores, los más perjudicados en la semana fueron consumo no cíclico (-2,2%), utilidades (-1,8%) y salud (-0,9%), mientras que el energético logró destacarse con una ganancia de 2,5%. El miércoles Nvidia presentó resultados, superando expectativas en el 2Q25 con ingresos de USD 46,7 MM y un EPS de USD 1,05. Sin embargo, los ingresos de centros de datos quedaron por debajo de lo esperado, lo que presionó la acción, que cerró la semana con una caída de -2,3%, aunque en el año mantiene un gran desempeño con un alza de 30%, consolidándose como la mejor de “las 7 magníficas”.

Latam lidera las ganancias. Excluyendo EE. UU., las acciones globales operaron mayormente a la baja en la semana, aunque Latam –y Brasil en particular– se diferenciaron del resto con un muy buen desempeño. Concretamente, el índice global sin EE. UU. retrocedió -1,5% en la última semana, aunque no impidió cerrar un buen agosto con un alza de 4,1% y acumular una ganancia de 20,3% en lo que va del año. A pesar del mal cierre semanal, en agosto todos los mercados operaron al alza: entre los desarrollados, Japón y Europa ganaron 6,3% y 3,0%, ampliando la suba de 2025 a 16,7% y 26,7%, respectivamente, mientras que los emergentes avanzaron 2,7% en el mes y 19,2% en el año. Entre estos últimos se destacaron China y Latam, que subieron 6,8% y 8,9% en agosto, estirando la ganancia acumulada en el año a 30%. Dentro de la región, Brasil volvió a mostrar un excelente desempeño con una suba de 3,0% en la semana, 11,1% en el mes y 31% en el año, impulsado por las acciones de bancos, que en agosto subieron más de 12% y en los ocho meses de 2025 acumulan un alza promedio de 50% –con Itaú liderando con un 63%–.

Dólar estable. La incertidumbre sobre la independencia de la Fed y la tensión con Trump continúan presionando sobre la cotización del dólar. En la última semana de agosto, el DXY operó prácticamente sin cambios, acumulando en el mes una baja de -2,2% y de -9,9% en el año. Si bien en la semana el euro y la libra cedieron -0,1% frente al dólar, la divisa estadounidense cayó -0,5% frente al yen. Contra el real brasileño ganó 0,2% en la semana, aunque en agosto se debilitó -3,1% y en lo que va del año acumula una baja de -12,1%. La debilidad del dólar continuó favoreciendo al oro, que cerró en USD 3.444 la onza, lo que implicó una suba semanal de 2,2%, de 4,8% en el mes y de 31,3% en el año.

Commodities al alza. El petróleo WTI cerró la semana en USD 64 por barril, con un alza semanal de 0,5%, sostenido principalmente por factores geopolíticos –el mercado reaccionó a los ataques ucranianos sobre infraestructura energética rusa y a la presión de EE. UU. con nuevos aranceles del 50% a India por sus compras de crudo ruso–. Sin embargo, concluyó agosto con una caída de 7,6% y acumula en el año una baja de 10,7%. La soja operó estable, aunque registró el mejor mes del año con un alza de 7,8%, ubicándose 3,9% por encima del nivel de un año atrás. Finalmente, el cobre ganó 1,6% en la última semana y, pese a la volatilidad generada recientemente por la suba de aranceles anunciada por Trump, en agosto avanzó 4,3%, acumulando en el año una suba de 13,4%.

Lo que viene. La atención estará puesta en el informe de empleo de agosto, que dará continuidad a las drásticas revisiones a la baja del mes pasado y constituirá la última tanda de datos laborales antes de la decisión de la Fed sobre las tasas de interés en septiembre. El consenso prevé la creación de 88 mil empleos no agrícolas y un repunte de la tasa de desempleo al 4,3%, mientras que los salarios volverían a mostrar un alza de 0,3% m/m. Entre los principales indicadores adelantados se incluyen los PMI del ISM, que se espera prolonguen la tendencia de contracción en las fábricas y de expansión en los proveedores de servicios. En cuanto a las ganancias, los resultados de Broadcom y Salesforce servirán para evaluar la confianza en el sector tecnológico, de gran relevancia para el mercado.