Otra semana negativa para los mercados globales. Pese a que los datos de empleo reforzaron la idea de que la Fed podría hacer un nuevo recorte de tasas en diciembre y a que los balances siguen mostrando sólidos resultados, especialmente Nvidia, persisten las dudas sobre las valuaciones de las empresas tecnológicas. Tras el fin del shutdown, los datos del mercado laboral de septiembre marcaron que no hay crisis de empleo, pero sí un aumento en la tasa de desocupación debido a una desaceleración continua en la creación de empleos en un contexto en el que los salarios reales crecen cada vez menos, lo que seguramente tendrá consecuencias en el consumo. Es la última información oficial que tendrán Powell y compañía para la próxima reunión del FOMC y el mercado vuelve a ilusionarse con que hará un nuevo recorte pese a las divisiones de los gobernadores. La baja del petróleo –combinación de mayor oferta y expectativa por las negociaciones en Ucrania que podrían aumentar la oferta de crudo ruso– es una buena noticia para la inflación americana y le allana el camino para una política monetaria más laxa. En este contexto, las tasas cedieron y mejoraron los bonos, se fortaleció el dólar y el oro continúa por encima de los USD 4.000 la onza. A nivel global, el plan fiscal de Japón aporta incertidumbre al mercado y es un factor para seguir de cerca. Las miradas de esta semana estarán en los datos de actividad y de inflación mayorista de EE. UU. mientras se esperan avances concretos en la guerra entre Rusia y Ucrania que podrían distender la tensión geopolítica global.
El soft-landing del empleo. La situación del empleo no es crítica, pero marca un deterioro persistente en un contexto en el que los salarios reales pierden impulso, en parte por la persistencia de la inflación, todo lo cual hace más complejo tomar una postura en cuanto a la decisión de la Fed sobre la tasa de interés. En septiembre, las nóminas no agrícolas aumentaron 119 mil puestos, más del doble de lo que esperaba el mercado y siendo el mayor avance en cinco meses. La mejora estuvo impulsada por el empleo privado, que aportó 87 mil –contra un promedio de 30 mil entre mayo y agosto–, y por el empleo público, que generó 22 mil –contra una caída promedio mensual de 11 mil en los cinco meses previos–. También aportó el empleo agrícola con 132 mil nuevos puestos de trabajo, lo que hizo un total de 251 mil puestos nuevos durante el mes previo al shutdown. A pesar de la mejora en el empleo, dado que en el mes la Población Económicamente Activa (PEA) aumentó en 470 mil, la cantidad de desocupados subió en 219 mil, elevando la tasa de desocupación a 4,4%, desde 4,3% en agosto, marcando el peor registro desde octubre de 2021. Al mismo tiempo, los salarios moderaron su marcha al marcar un alza de 0,2% m/m, levemente por debajo de la inflación y de los tres meses previos, que habían subido 0,3% m/m promedio. Así las cosas, con una mirada más amplia de los últimos “ruidosos” datos, la tendencia general marca un enfriamiento permanente del mercado laboral, con salarios reales que crecen cada vez menos y una masa salarial que perdió impulso, lo cual es una amenaza para el consumo de las familias. Concretamente, en septiembre la PEA creció 1,5% i.a., el empleo total 1,1% i.a., con el empleo agrícola subiendo sólo 0,8% i.a. –a fines de 2024 crecía al 2,3% i.a.–, el crecimiento más bajo, por lo que la mayor oferta laboral no logra cubrir el alza de la PEA, generando un aumento en la tasa de desocupación de 10% i.a. Al mismo tiempo, los salarios reales crecen al 0,7% i.a. –contra 1,1% i.a. que lo hacían a fines del año pasado–, todo lo cual hizo que la masa salarial real –combinación de empleo y salarios– creciera al 1,6% i.a., 1 pp menos de lo que lo hacía en diciembre pasado. Este será el último dato que tenga la Fed de cara a la próxima reunión de diciembre, dado que el BLS anunció que los datos de octubre no podrán publicarse por el apagón estadístico y el de noviembre se conocerá a mediados de diciembre –y no a comienzos como es habitual–.
Un buen 3Q25. Además de los datos de empleo, el combo de datos de actividad del trimestre pasado se completa con buenos registros de comercio exterior y del mercado inmobiliario. En cuanto al primero, el déficit comercial de agosto bajó hasta USD 59.600 M desde USD 78.200 M del mes previo, impulsado principalmente por una caída de 5,1% m/m en las importaciones, mientras que las exportaciones avanzaron levemente 0,1% m/m. Por el lado inmobiliario, las ventas de viviendas usadas crecieron 1,2% en octubre hasta 4,10 millones anualizados, su nivel más alto en ocho meses, en un contexto de tasas hipotecarias más bajas y cierta mejora en la asequibilidad. El precio medio se ubicó en USD 415.200 y el inventario se redujo 0,7% a 1,52 millones de unidades, equivalente a 4,4 meses de oferta. Con todo esto, el Nowcast de Atlanta para el PBI del 3Q25 apunta a un crecimiento de 4,1% t/t anualizado, muy por encima de lo esperado por el consenso.
Deterioro en la confianza. Pese a que los datos de crecimiento son alentadores y que las acciones cotizan a precios máximos, con la inflación viajando al 3% i.a., con la tasa de desocupación subiendo al 4,4% y los salarios perdiendo impulso como marcamos más arriba, el sentimiento del consumidor sigue empeorando y alcanza el registro más bajo desde 2004. Concretamente, el índice de confianza del consumidor de Michigan de noviembre marcó 51,0 puntos –levemente por encima de la estimación preliminar de 50,3–. El subíndice de Condiciones Actuales cayó 12,8% hasta un mínimo histórico de 51,1, mientras que el de Expectativas avanzó 1,4% a 51,0. Las expectativas de inflación a un año bajaron a 4,5% desde 4,6%, y las de largo plazo descendieron a 3,4% desde 3,9%.
Se viene un nuevo recorte de tasas. Si bien sigue habiendo un fuerte debate en cuanto a qué debe priorizar la Fed –si la desaceleración del empleo o la persistencia de la inflación–, en la última semana el mercado volvió a ilusionarse con un nuevo recorte de 25 pb que llevaría la tasa de referencia a 3,75%. Al respecto, las minutas del FOMC de la última reunión en la que bajó a 4,0% reflejaron una marcada división interna respecto del sendero de tasas hacia fin de año. Aunque una parte del Comité planteó que podrían ser necesarios nuevos recortes tras el ajuste de octubre, un número creciente de funcionarios señaló que mantener la tasa sin cambios en diciembre “podría ser apropiado”, evidenciando un nivel inusual de dispersión en las posturas. Aunque la semana anterior las probabilidades de un recorte de tasas en diciembre se habían reducido fuertemente en torno a niveles de 30%, al cierre de la semana pasada, tras las declaraciones de varios funcionarios de la Fed, la probabilidad de recorte subió a 73%, al tiempo que para el año que viene se esperan otros tres recortes.
Tasas más bajas y mejoras en los bonos. El aumento de las probabilidades de un nuevo recorte de la Fed en diciembre presionó sobre la curva de rendimientos de los bonos del Tesoro, especialmente en el tramo corto. La UST2Y cayó 10 pb y cerró en 3,51%, mientras que la UST10Y cayó 8 pb, cerrando en un nivel de 4,06%. En tanto, la UST30Y fue la que menos sintió el impacto y retrocedió 3 pb, cerrando la semana en 4,72%. Con esto, la renta fija en general mostró un desempeño positivo en la semana, con un alza de 0,4% en el índice general que logró compensar las pérdidas de las dos semanas previas, dejando prácticamente neutral el balance del mes. La deuda del Tesoro avanzó 0,5% y se encuentra neutral en el mes, en tanto que en el segmento corporativo los Investment Grade subieron 0,6% semanal y pierden 0,3% en noviembre, y los High Yield avanzaron 0,2% en la semana y retroceden 0,5% en el mes. De la misma manera, la deuda de mercados emergentes subió 0,2% en la semana y en noviembre pierde 0,5%. Los TIPs avanzaron 0,2% en la semana y caen 0,4% en el mes.
Se fortaleció el dólar y el oro resiste. El US Dollar Index tuvo una suba de 0,9% semanal, acumulando en lo que va de noviembre una ganancia de 0,4%. La suba del dólar fue generalizada, aunque lo más destacado fue la performance contra el yen japonés, contra quien se apreció 1,4%, mientras que frente al euro subió 0,9% y contra la libra 0,6%. En Brasil, el dólar también avanzó 1,8% semanal, revirtiendo las bajas de la semana anterior y cerrando en un nivel de USDBRL 5,39. Por su parte, el oro cerró la semana con una leve suba de 0,1%, en torno a USD 4.085 la onza, y acumula un avance de 2,1% en lo que va del mes.
Caída generalizada de commodities. El petróleo WTI cerró la semana con una fuerte baja de 3,7% hasta USD 57,9 el barril, presionado por crecientes expectativas de una distensión en la guerra entre Rusia y Ucrania luego de que Zelenski expresara disposición a avanzar en conversaciones de paz. A esto se sumó un panorama fundamentalmente bajista, dado que el mercado sigue anticipando sobreoferta hacia fin de año por el aumento de producción de la OPEP y de países por fuera del bloque, en un contexto de demanda global más débil. Con esto, el WTI acumula una caída de 5,1% en noviembre. En agrícolas, la soja cerró la semana con una suba de 1,0%, en USD 413 la tonelada, y en noviembre avanza 2,0%. El cobre cayó 0,8% en la semana y cerró en USD 4,92 la libra, acumulando una caída de 1,1% en noviembre.
Balances positivos. La temporada de resultados transita su tramo final con una semana relativamente tranquila: solo nueve compañías del S&P 500 presentaron balances, aunque entre ellas destacaron nombres de peso como Nvidia, Walmart, Home Depot, Target, Intuit y Palo Alto Networks. Con el 94,6% de las empresas del índice ya reportadas, la campaña continúa mostrando un desempeño sólido. Hasta el momento, el 82% superó las expectativas de ganancias y el 66% hizo lo propio en ventas, con sorpresas promedio de 6,37% en beneficios y 2,10% en ingresos. En términos interanuales, las ventas crecieron 8,29% i.a. y los beneficios 13,10% i.a. A nivel sectorial, salvo energía, cuyas ganancias cayeron 1,7% i.a., todos los segmentos registraron crecimiento en utilidades, entre los que se destacan tecnología, finanzas y materiales con subas de más de 20% i.a. La novedad de la semana fue la presentación del balance de Nvidia –tiene un peso del 7,9% en todo el S&P 500– que aportó resultados positivos al publicar un crecimiento en los beneficios del 60% i.a. gracias a la fuerte expansión de su negocio de centros de datos.
Semana negativa para las acciones. Las acciones volvieron a cerrar una semana a la baja, especialmente golpeadas por las tecnológicas, dado que sigue en el centro del debate la incertidumbre en cuanto a las valuaciones de las empresas relacionadas a la IA. El Nasdaq lideró las pérdidas con una caída semanal de 2,5%, acumulando un retroceso de 5,6% en lo que va de noviembre. Le siguió el S&P 500, que perdió 1,5% en la semana y 3,0% en el mes, mientras que el Dow Jones cerró con una caída de 1,5% semanal y con esto pierde 2,4% en el mes. Por sectores, los más perjudicados fueron tecnología (-4,6% semanal; -8,6% en noviembre), energético (-2,6% semanal; +1,6% en noviembre) y consumo discrecional (-1,9% semanal; -5,6% en el mes). En contraste, los sectores de mejor desempeño fueron salud (+2,2% semanal; +7,6% en el mes), consumo no cíclico (+1,1% semanal; +2,4% mensual) y comunicación (+0,8% semanal; -2,5% mensual).
La política fiscal de Japón generó dudas. Japón atravesó una semana marcada por presiones cambiarias y señales contrapuestas en política económica. El yen volvió a depreciarse y tocó mínimos de febrero, luego de que la primera ministra Sanae Takaichi instara al BoJ a mantener tasas bajas para apoyar el crecimiento y una inflación estable, además de que se aprobara un paquete fiscal de 21,3 billones de yenes, el mayor desde la pandemia, que busca apuntalar la actividad, aunque alimentó preocupaciones por la sostenibilidad fiscal. Al mismo tiempo, la inflación repuntó 0,4% m/m en octubre y 3,0% i.a., su nivel más alto desde julio, reforzando las presiones sobre el BoJ para evaluar futuros ajustes. En el mercado de bonos, esto provocó que el rendimiento del bono a 10 años llegara a niveles máximos de 1,82%, para luego cerrar en 1,78%.
Acciones globales a la baja. A nivel internacional, los mercados mostraron un marcado sesgo bajista, con caídas generalizadas superiores al 2%. El índice global de acciones excluyendo EE. UU. retrocedió 2,7% en la semana y acumula una baja de 2,4% en lo que va de noviembre. Entre los mercados desarrollados, Japón lideró los descensos con una caída semanal de 3,3%, ampliando su retroceso mensual a 2,7%, mientras que Europa perdió 2,5% en la semana y cae 1,6% en noviembre. En mercados emergentes, las acciones retrocedieron 3,3% en la semana y exhiben una baja de 3,9% en el mes. Dentro del grupo, China volvió a destacarse por su debilidad, con una caída semanal de 4,0% y un descenso de 4,1% en noviembre. Brasil también mostró una corrección, con una baja semanal de 3,3%, aunque aún sostiene una ganancia mensual de 2,9%.
Lo que viene. La próxima será una semana relativamente tranquila en materia de datos, en la que el mercado buscará calibrar el pulso de la actividad con una agenda más acotada. El martes se publicarán el índice de precios al productor, las ventas minoristas y las ventas de viviendas pendientes, mientras que el miércoles se conocerán los pedidos de bienes durables, un indicador clave para evaluar el gasto en inversión. Hacia el viernes, la atención se centrará en el balance semanal de la Fed, que permitirá monitorear la evolución de la liquidez luego del fin del shutdown. En el plano corporativo, la temporada de balances entra en su tramo final, con los resultados de Agilent, Dell y Alibaba, que aportarán señales sobre el desempeño en sectores puntuales. Tras un noviembre marcado por retrocesos en los principales índices y una elevada dispersión entre sectores, el mercado estará especialmente atento a cómo se desenvuelven las acciones en un contexto de mayor cautela y señales mixtas en actividad y en el mercado laboral.





