Interesa reflexionar sobre Corea del Sur, un país que ha crecido desde la más absoluta pobreza en los 60' a un nivel de desarrollo en el siglo XXI en la frontera de la prosperidad mundial. Se trata de un país que tuvo una guerra fratricida por motivos ideológicos: comunismo frente al orden occidental americano. Corea es tan pequeña como Andalucía, tiene 50 millones de personas con 7 ciudades relevantes donde se destaca Seúl, con una población enorme de más de 20 millones de personas.

El país funcionó muchos años como autocracia, sin derechos humanos plenos, con control a la corrupción, en general con bastante aislamiento y cerrado a la inmigración. En este sentido, el modelo aplicado desde los 60, al principio por gobiernos militares autoritarios y desde 1988 en democracia, se ha caracterizado por una perspectiva desarrollista.

La gestión económica es un factor determinante del desempeño coreano. Las políticas macroeconómicas se centraron en la coordinación a los efectos de un sendero de estabilidad de crecimiento de la producción que resultaron en un crecimiento del PIB promedio del 6% para el período 1954-2020 y con una inflación descendente desde los 80.

Otro de los factores importantes fue la promoción del ahorro y la inversión. Las políticas favorecieron al ahorro a través de una gestión impositiva que penalizaba el consumo, principalmente se limitaba el crédito al consumo o lo racionaban y, a su vez, alentaban el ahorro financiero mediante la desgravación de ganancias por los intereses financieros. Las tasas de ahorro del sector público fueron relativamente elevadas lo cual fue un elemento de sustentabilidad macroeconómica.

Todos los esfuerzos realizados en el sentido desarrollista se evidenciaron a partir de planes quinquenales. Mediante en un esquema de planificación indicativa, la estructura productiva se ordenó con el objetivo de tener bases para el impulso de las exportaciones, industrias de base y la tecnología. El país no tiene materias primas y en ese sentido es similar a Japón, éste último Japón invadió Corea país desde 1910 hasta el final de la segunda guerra. Asimismo, el crecimiento se asocia al área geográfica donde está Corea, la dinámica de Japón impulsó a este país y al resto de los países de alta industrialización del sudeste asiático: los llamados 4 tigres.

Los planes de desarrollo fueron cambiando los sectores de interés, al principio fue textil, después siderurgia con mucho impulso, electrónica, construcción naval hasta smarthphones. Una verdadera reinvención permanente con un estado rector y en el marco de un esquema capitalista. En este proceso fue clave el rol de los denominados chaebols, empresas familiares que, con gran diversificación, encararon el proceso de desarrollo.

En general el mercado de trabajo se caracterizó por salarios bajos en un típico modelo a la Lewis, similar al que tuvo China. Es una dinámica que le dio competitividad mediante una gran dedicación de la mano de obra con jornadas de dedicación horaria semanal extendida y casi sin vacaciones anuales. El salario era por muchos años la mitad de Méjico y 10% de la OCDE.

El modelo al principio tuvo déficit comercial y luego alcanzó niveles sostenibles de superávit externo con montos muy considerables de exportaciones del orden de los 500.000 millones de dólares, nivel similar al de Méjico (país que tiene casi el triple de población) y que multiplican por 9 a lo que exporta Argentina. Actualmente se destacan en sus exportaciones, barcos y teléfonos celulares como los de Samsung, entre muchos otros bienes industriales.

La movilidad social ascendente se consiguió con lo que puede ser el mérito mayor del proceso de desarrollo: la educación. Tanto a nivel primario, secundario o universitario, con niveles de calidad son muy buenos. Hay una marcada preferencia al estudio y perfeccionamiento, con un sistema paralelo de refuerzo escolar muy desarrollado en las llamadas academias. El día del examen de ingreso a la Universidad es sagrado, el país prácticamente se para. El ex presidente estadounidense, Barack Obama, piensa que es el mejor modelo educativo del mundo, aunque todos lo cuestionan por ser el de mayor tasa de suicidio de jóvenes que no resisten la presión académica.

El coeficiente de Gini es bajo, está en 0.31. No hay pobreza, con una clase media creciente, inexistente en los 60' donde la sociedad era básicamente agrícola. Sigue habiendo, sin embargo, tendencia a la emigración de las clases medias bajas.

Los montos destinados a la investigación y desarrollo llegan casi a 4 puntos del producto, en Argentina estamos en 0,5%. El país afronta de lleno la revolución 4.0, con inteligencia artificial y robotización, siendo la nación con mayor número de robots por habitante. Como en toda sociedad hay problemas y dificultades pero interesa la reflexión del cambio sin precedentes en un proceso de 50 años que la posiciona con 35.0000 dólares per cápita y como la economía 13 del mundo en bienestar. Destacando que, hacia el principio de ese proceso, fue una de las economías más pobres del Asia.

En sucesivas notas seguiremos profundizando en el modelo coreano de expansión económica como aliciente a que la región internalice esta conducta de gran competitividad y relación estrecha con el mundo a través de la generación genuina de valor.