Ante el escenario crítico de las reservas internacionales se enfatiza desde el gobierno y desde el FMI la necesidad de recuperar divisas para dar estabilidad financiera y monetaria con el fin de liberar el acceso al mercado cambiario. La devaluación, sumado al rezago de acceso a divisas para los importadores, mostró buenos resultados en el corto plazo al permitir recuperar reservas internacionales. Esperamos que con el elevado superávit comercial el objetivo de recuperar reservas sea cumplible. Los riesgos de volver a atrasar el tipo de cambio, aumentar la brecha o perder credibilidad en el esquema fiscal podrían complicar este panorama.

Uno de los puntos clave del acuerdo retomado con el FMI es la acumulación de reservas internacionales por USD 10.000 M desde la asunción en la presidencia de Javier Milei hasta fines de 2024, buscando resolver la grave problemática del actual nivel que en términos netos se encuentra en valores negativos cerca de los USD 8.000 M. 

La mala dinámica de las reservas internacionales es un comportamiento que se repite en Argentina y las sucesivas crisis económicas siempre tienen repercusión en las arcas del BCRA. La incapacidad de acumular sostenidamente divisas termina en períodos inflacionarios y/o de bajo crecimiento que desincentivan la generación de divisas y exacerban la demanda. El año 2023 fue un fiel reflejo de esto al marcar una enorme pérdida de reservas –unos USD 21.500 M– donde a la menor entrada de divisas en la balanza comercial (USD 11.854 M vs USD 21.817 en 2022), producto de la sequía y de importaciones sostenidamente altas, se le sumaron los pagos netos al FMI (USD -8.000 M vs USD +5000 M en 2022) y más pagos de intereses (USD +2.000 M vs 2022), entre otras cosas. De este modo las reservas internacionales finalizaron el año cerca de los USD 23.000 M, pero las netas se ubicaron en terreno negativo por encima de los USD 8.700 M.

Luego del salto cambiario de mediados de diciembre, la dinámica cambió radicalmente: pasó de una venta diaria promedio del BCRA de USD 111 M los primeros días de diciembre (previo a la corrección del tipo de cambio) a una compra diaria promedio de USD 239 M en el resto del mes. De este modo, desde el 13 de diciembre se acumulan más de USD 4.400 M de compras por parte el BCRA y un incremento de las reservas de más de USD 3.000 M. Pero este saldo positivo reciente se caracterizó por una demanda llamativamente baja (por el rezago de acceso a las divisas que se iría normalizando durante la segunda quincena de enero), por lo que se esperaría que en los próximos meses (hasta la entrada de la cosecha) las compras desaceleren.

Para 2024 se estima que las reservas podrían aumentar casi USD 8.000 M que, sumado a los USD 2.000 acumulados en diciembre, se acercarían al valor objetivo establecido con el FMI. Esta acumulación en 2024 estaría concentrada más del 85% en el primer semestre del año y en particular en el primer cuarto del año (con desembolsos netos positivos del FMI y balanza comercial muy positiva por rezago de importadores). Luego, la segunda parte del año, con la cosecha ya con menos ritmo y las importaciones creciendo luego de haber tocado piso el segundo trimestre, se esperarían incrementos mucho más leves. 

La cuenta corriente mostraría en el año un superávit de casi USD 5.000 M (vs déficit de casi USD 5.000 M en 2023), explicado por la mejora de la balanza comercial y de servicios, y atenuado por mayores salidas de intereses y utilidades y dividendos. Con la reversión de la mala cosecha las exportaciones estarían aportando cerca de USD 17.000 M extra en 2024; los productos primarios y las manufacturas de origen agropecuario tendrían una incidencia de cerca del 85% en este incremento. Esto elevaría la balanza comercial a unos USD 20.000 M (USD +8.000 M vs 2023), con el monto pagado por importaciones creciendo (por la normalización de sus pagos – el año pasado se pagó aproximadamente solo el 65%). En tanto, la corrección cambiaria tendría efectos también en la cuenta de servicios, la cual reduciría su déficit a cerca de la mitad (USD +3.500 M vs 2023), con menores importaciones y mayores exportaciones, dados los nuevos precios.

Por otro lado, la cuenta financiera sumaría en el año casi USD 3.000 (vs USD -17.000 M en 2023), donde el saldo positivo con el FMI y Organismos Internacionales llegaría a un valor cercano a USD 7.000 M (vs unos USD -3.500 M en 2023) y mayores ingresos de divisas por inversión extranjera directa y de portafolio por casi USD 2.500 M (vs USD 900 M en 2023), explicarían buena parte de esta mejora. 

No obstante, y como develan los números, el escenario no es optimista y está sujeto a diferentes riesgos latentes que podrían complicar el proceso de acumulación:

  • Si el atraso cambiario se profundiza y la brecha se eleva (en conjunto con las nuevas retenciones), puede haber un desincentivo a liquidar exportaciones y a acelerar importaciones por un incremento de las expectativas de devaluación. Tanto para bienes como para servicios.
  • La estimación supone entrada de fondos del exterior que ante las reformas del Estado y estricta disciplina fiscal estarían disponibles para fortalecer el BCRA. En este sentido, si aparecen trabas considerables, tanto en el DNU como en la “Ley Ómnibus”, y los números fiscales son peores a los esperados, ese número podría reducirse significativamente.