El país bien llevado tiene mucho potencial. El contexto de precios internacionales es muy bueno,  hay mucho potencial en Vaca Muerta si se encara la infraestructura necesaria con seguridad  jurídica e inversiones bien agresivas. El campo está muy bien enfocado y sigue creciendo la  cosecha, los servicios basados en el conocimiento van muy bien.  

Faltan 500 días, parece mucho dada la inestabilidad política y el derrumbe económico de un país  fragmentado en lo social como nunca, sin rumbo ni consenso. Una flamante ministra de  economía que no sabemos si será un nuevo fusible, sobre la que Cristina (CFK) todavía no  dictaminó. Pasado mediocre en la administración Scioli, funcionaria con experiencia en áreas de  Economía y Hacienda, a diferencia de Guzmán que venía de la academia, sin experiencia de  gestión, esquema muy peligroso para contextos donde se precisan pilotos de tormenta, más que  voluntarismos de tranquilizar una economía que quedó mucho más nerviosa después de su  gestión. Ninguno de los dos fue ministro, en todo caso fueron responsables de la cartera de  Hacienda. 

Estamos ante la probabilidad de una crisis importante (esperemos no sea tal) antes de diciembre  de 2023 con un tercio de probabilidades Un escenario de crisis es el relacionado con el conflicto  social. Parece poco probable que el peronismo no gestione con paz social. El peronismo es el  dueño de la calle, la pandemia lo manifiesta.  

Corrida cambiaria es otro factor que puede llevar a una crisis severa ya que puede trepar el dólar  como lo viene haciendo, máxime con reservas de libre disponibilidad que estarían poco más de  1.000 millones de dólares y en 3.000 millones de dólares negativas proyectadas para fin de año.  Otro frente de crisis aguda es el problema de la deuda en pesos, se emite para levantar el precio  de los bonos, es una historia de desaciertos que se está complicando. Caída de actividad es otro  factor de crisis potencial, todavía estamos sin recesión pero la misma podría activar mayor  desempleo y pobreza. Problema bancario, se están perdiendo depósitos en dólares, dado el  sistema está mucho más sólido que el que dejó Menem y administró De la Rúa, no parece  detonante de crisis como corralito de Cavallo 

Crisis de origen externo que no es el caso para la región, buenos precios de commodities y  relativo poco impacto de la suba de tasas de la FED en Argentina ya que estamos aislados, cierto  riesgo de recesión mundial que moderará la demanda de exportaciones. Nuevo Poder Ejecutivo  es un problema grave, disrupción institucional. Si hay renuncias, es un escenario probable dada  la debilidad manifiesta de Alberto Fernández. Pareciera que CFK quiere seguir en el poder por  un único motivo, la impunidad. No consigue cerrar el tema judicial. Pareciera que la historia, sino  lo hace el derecho, no la va a absolver. Con Menem no lo hizo y es percibido como corrupto a  pesar de su éxito económico con crecimiento y estabilidad de precios en la década de 1990.

Se prepara Cambiemos para asumir, será un gobierno de transición muy compleja. Tomará la  gestión con un ritmo de inflación alto, que se proyecta a un ritmo 130% anual a fines del 23, con  varianza importante y lejos de la hiper, 3000 puntos básicos de riesgo país, incumplimiento de  obligaciones de pago con FMI y con otros acreedores, pobreza en 45% que demandará  contención de la marginalidad para mantener gobernabilidad. 

Habrá que hacer una reforma laboral estructural, la flexibilidad laboral de hecho que existe en el  mercado informal que supone 7 millones de sueldos en negro, sin aportes y en precariedad, hay  que revisarla. 

La mochila de gasto público está difícil de sostener, habrá que congelar vacantes en el sector  público, aligerar la salida de los planes hacia el empleo y la cultura de trabajo en crisis, quitar  montos sustantivos de subsidios y terminar con las jubilaciones de privilegio. Todo esto exige  mucho poder para avanzar. No parece que Cambiemos lo tenga y por eso se esperan ajustes  graduales en un estilo de moderación y de búsqueda de consensos. El objetivo es parecernos a  Uruguay y tratar de llevar buenas relaciones con el FMI. 

Pareciera que la presidencia en 2023, si bien falta mucho, es para Larreta. Se presenta con bajo  carisma, buena gestión, quiere sumar un 70% de electorado, no es polarizador. Tiene buenos  equipos. Macri es una reserva, quizás en un escenario de crisis abrupta puede ganar más  reputación electoral, pues es el responsable de haber armado una fuerza que le paró por primera  vez los pies al peronismo por el lado de centro-derecha desde el 17 de octubre de 1945. Por otro  lado, Bullrich ha crecido como dirigente y tiene experiencia, María Eugenia es un buen cuadro  para el 2027. Los radicales juegan de atrás, Morales, Cornejo, Negri y Lousteau son muy  capaces. El ARI ya no tiene casi nada al retirarse Carrió de la política. 

El kirchnerismo después de este frustrado cuarto gobierno, el peor por lejos después de un buen  desempeño de Néstor Kirchner, desaparecerá porque no tiene dirigentes valiosos o políticos con  arrastre como CFK. Axel no da la talla, Máximo es muy extremo y básico. Scioli es querido por  la gente, no es K, pero parece poco apto para gobernar, la experiencia de la provincia fue  dramática. Es un candidato potencial del Frente de Todos por mayor aceptación popular y con  el mérito de que casi le gana a Macri en 2015, perdió por Aníbal Fernández una elección que era  para él. No tiene tanto rechazo como otros dirigentes. El peronismo tradicional sigue dormido sin  líderes de la talla de Menem o Cafiero que se proyecten al espacio electoral. 

Terminan 20 años de dominio kirchnerista, una pesadilla que nos quitó energías colectivas para  el desarrollo, crecimos cero la última década, cuando por ejemplo, Paraguay lo hizo al 5% sin  inflación. No es esperable 20 años de Cambiemos, lo más probable es alternancia de peronismo  con Cambiemos en un escenario conjetural. La transformación podría venir de esos dos  espacios, un peronismo más moderado y racional cercano a lo que hace casi toda la región y un  Cambiemos que reemplace al segundo espacio histórico tradicional del país, el radicalismo, que  todavía sigue apagado electoralmente después de los dos fracasos rotundos en los turnos  democráticos que tuvo. Nos jugamos claramente mucho en el 2023. Como dice el libro de Roy  Hora y Gerchunoff, la moneda está en el aire.