La economía argentina no está en una crisis terminal, sino que está dando vueltas sin poder salir en una rotonda de estancamiento desde 2012. La avenida, algo más modesta, o la autopista para salir del laberinto, se espera para el 2023 si pierde el kirchnerismo que, como dice Macri, secuestró al peronismo.

Gran desafío, porque Juntos fracasó en su gestión económica y va a tener al peronismo enfrente que suele ser poco cooperativo cuando está en la oposición. Recordemos los sindicatos contra Illia, Duhalde contra de la Rúa, la década de Alfonsín con 14 paros generales y las piedras del Congreso para Cambiemos.

Estamos en un mundo que va relativamente bien, Estados Unidos va a frenar la inflación con la clásica política monetaria contractiva. Biden quiere relanzar la democracia que está herida en Occidente. Va a liderar el mundo en 15 años un país sospechoso en lo institucional porque todavía no aceptó la división de poderes de Montesquieu, está en el siglo XVII. China con su partido único comunista, un modelo autoritario lejano a la sociedad abierta será el nuevo motor del capitalismo.

Europa despide a Merkel, figura especial en un desierto de estadistas como es el mundo actual. En lo referente a lo sanitario, el Covid puede potencialmente hacer daño en vidas, salud mental y en la economía, no está el partido cerrado. Puede haber escenarios difíciles a nivel mundial. El virus nos desafía en el tercer año, sigue la guerra. La vacunación con tercera dosis es la herramienta para moderar la recesión, es la principal política de estado del mundo moderno.

La región floja de papeles en los últimos doce años, es la peor del mundo en crecimiento y siempre fue la peor en distribución, por eso tanto populismo en Latam para tratar de impulsar la equidad. La política regional está jugando por izquierda y por derecha. En enero el WEF va a mostrar los índices de competitividad de los países de la región que habitualmente son muy mediocres con la excepción de Chile. Si gana la izquierda en Chile puede descender y dejar su modelo productivo exitoso pero claramente perfeccionable porque la sociedad lo cuestionó fuerte en las urnas en la primera vuelta y en la reforma constitucional.

Argentina debe llegar al 2023 que mientras tanto no pasará nada importante, nada de rumbo valioso, lo clave es evitar una crisis que empuje 10 puntos más la pobreza, la cual ya está en el 45 %. En esto es clave que se reinvente el Presidente que hasta hoy está superado y sin estrategia clara, la Vicepresidente debe pensar en el bien común y no en evitar la cárcel de sus hijos, Manzur, que es un peronista de centro con cierto poder, puede traer cordura y sentido común al oficialismo, Guzmán que después de 13 viajes con Georgieva todavía no escribió en una página el esbozo de un plan parece no acertar en su enorme vocación de ser famoso por lograr la sustentabilidad de la deuda, su gran objetivo. El plan plurianual es un esquema que pinta voluntarista con un ministro en quien nadie cree por su falta de consistencia.

Considero que el acuerdo con el Fondo puede ser 6 puntos si obliga a ponerse a dieta con 2 puntos de déficit fiscal. Puede ser 3 puntos si se lo ve como letra muerta o la demagogia bolivariana lo rechaza. Recordemos que cumplimos solo 2 de 26 planes desde 1956 y que el 80% de los argentinos cuestiona al Fondo.

La inflación la veo personalmente en 75 % en el 2022 y puede trepar más si la devaluación inevitable en el próximo semestre se descontrola. Los bancos están sólidos, los dólares están allí pero las Reservas, en la práctica en cero, pueden repercutir en cuestiones extrañas que hemos escuchado estos días asociadas al evento final que precipitó el derrumbe del 1 a 1, el corralito.

La actividad en 9% este año suena alta, no es la sensación térmica para un consumo frio y un salario real bajísimo. Sin inversión, que es pésima y refleja el elevado riesgo país que es desconfianza, nadie espera crecimiento salvo el Ejecutivo. Si el poder Ejecutivo pone en su agenda de gestión al poder y a la cúpula empresaria para que vuelva lentamente, la confianza tiene chance de revertir la elección en 2023. Fue la decisión audaz de Menem para no perder el poder tras el fracaso dramático de la economía de Alfonsín, traicionando los genes del peronismo histórico y adaptando el Programa liberal de Alsogaray que era la moda después del muro en todo el mundo.

Cristina para mantenerse en el poder debe acercarse a la visión de Espert. Es muy improbable dada la influencia soviética del gobernador de Buenos Aires. Puede ayudar la soja al nivel de actividad pero no se espera un boom. En cuanto a sectores, el litio es marginal, no mueve el amperímetro, la cordillera tiene recursos pero no se van a sacar los próximos años, va para muy largo quizás 20 años, emular a Chile. Vaca muerta funciona a media máquina y exige mucha inversión.

El Fondo no creo esté nervioso por no arreglar con el país 40.000 millones no es plata para ellos. Para Argentina es importante porque si no arregla se sale más del mapa del capitalismo moderno. Va lenta la negociación. Creo va a salir pero no espero mucho, no será un punto de inflexión. El 23 puede ser para Juntos. Complican las internas del Pro y de la UCR pero la política es agonal y el conflicto es su esencia.

El FMI reclamará un déficit fiscal más bajo, ahora es cercano a 3, esto va ayudar a contener la inflación si se mantiene por muchos años. Seguramente buscará un sistema más normal en lo cambiario, quizás un doble mercado, el clásico de Argentina empleando el comercial y el financiero. Con este cepo Argentina no es viable aunque es difícil que lo anulen por el pánico a perder dólares. La tasa de interés debe ser consistente con la inflación y la devaluación, para cerrar la brecha hay que contener la base monetaria. Las tarifas deben sincerarse, retrasarlas es un típico error histórico del peronismo, un clásico en su modo de ver la política que en 1975 terminó en el Rodrigazo.

La dolarización no está en la agenda, es una solución de esquina para contener la inflación que la lógica nos dice no se va fácil en los próximos 20 años, lo esperable es más de dos dígitos hacia 2040, es enfermedad crónica de la política (la economía puede hacer muy poco).

El empleo formal no va a crecer si no llega la reforma laboral y el crecimiento sostenido. La pobreza puede ceder con un crecimiento de 4 % e inflación cerca de 10 %. Una agenda desafiante y un entorno difícil para las empresas y bienvenida la esperanza en el cambio de administración. Paciencia hasta entonces y a ponerse el casco.