El contexto internacional sigue recesivo a nivel mundial por la suba de tasas de interés en Europa y Estados Unidos. Puntualmente en Europa, Alemania ya está en recesión, Inglaterra también, Italia acumula problemas hace tiempo. Por el lado de China, el Covid ha enfriado el crecimiento que será muy moderado en 2022. 

En la esfera política, la reunión del G20 no ha sido un gran aporte en cuanto a definiciones, consolida a un grupo de cierta coordinación a nivel internacional que ha desplazado al G7 en los últimos años. Mientras que el lanzamiento presidencial de Donald Trump confirma que sigue habiendo demandas de la sociedad de su estilo de gestión peculiar con signos populistas y autocráticos. 

En el plano regional pocas novedades, Brasil sigue con tensiones por los bolsonaristas que no quieren que asuma Lula. Se esperan buenos años con Lula, dato no  menor para nuestro país dado el efecto tracción que Brasil puede representar, pues es nuestro principal socio comercial. También se puede relanzar el Mercosur por la afinidad política con el kirchnerismo.

En el orden multilateral, el FMI sigue apoyando a Argentina con una dosis de comprensión a veces exagerada. No es la dureza tradicional del Fondo.

El gran frente en el orden local es la inflación, instalada en el 7% mensual es muy difícil de bajar porque el dólar, las paritarias y el aumento de tarifas empujan esta inflación inercial que incluso puede seguir trepando. El Ministro de Economía la estima en un nivel de 3% mensual para abril y en ese nivel  en las elecciones pero esto luce muy voluntarista con los instrumentos que se están empleando, sin un  genuino e integral plan de estabilización.

El otro frente conflictivo es el nivel de actividad que podría estar cayendo desde septiembre sin llegar a tener un año recesivo en 2022. Se observan descensos en ventas de los comercios, en especial de cercanía. La estrategia de congelamiento de  los 1.500 productos es errónea, no se puede corregir la inflación desde la microeconomía de las góndolas. La inflación es un problema básicamente macroeconómico. Hay que reconocer que ha sido un método muy empleado en Argentina incluso con gestiones ortodoxas y liberales. Siempre aparece como una respuesta fácil y cercana a la opinión pública.

Los dólares alternativos siguen subiendo a un ritmo moderado, con riesgo siempre de aceleración al no disponer el Banco Central de Reservas.

A futuro, el riesgo es tener, previo a las elecciones, un evento con consecuencias críticas. Hay varios frentes de conflicto potencial que están activados. El gobierno quiere alejar la mecha de estas bombas tratando de llegar con la mitad de la inflación actual  a las elecciones.

En el plano político, sin mayores novedades. Un grupo relevante del oficialismo empuja la candidatura de Cristina, ella lo decidirá mucho más adelante y parece poco probable. Hay otras figuras que aparecen como posibles, De Pedro, el propio Massa y Manzur. Son todas conjeturas de un tema en abierta discusión. En el plano de la oposición, principalmente representada por Juntos por el Cambio, también se observan muchas internas con varios candidatos presidenciales incluyendo al fundador del PRO. Los libertarios están creciendo al calor de Milei que tiene mucho voto joven, no solo ABC1 sino más extendido en otros segmentos de la sociedad. La izquierda seguirá creciendo como lo hizo en la elección de medio término.

Para las empresas, hasta las elecciones será un contexto de mucha incertidumbre, prudencia en la inversión y necesitarán flexibilidad a los cambios. La herencia que queda es muy pesada y la inflación tardará más de un gobierno en resolverse si se encara con decisión política y coherencia técnica.