El año 2023 fue desafiante para los mercados de commodities. A pesar de las tensiones geopolíticas, incluyendo la guerra en Ucrania y los conflictos en Medio Oriente, el índice general de precios de commodities registró una caída del 9%. Esta disminución no fue uniforme: los precios de los productos agrícolas cayeron un 21%, los energéticos un 14%, mientras que los metales solo descendieron un 2%. Este descenso se dio en un contexto de ralentización económica global, con un crecimiento que pasó del 3,5% en 2022 al 3% en 2023. A pesar de la caída, los precios de los commodities siguen estando un 50% por encima de los niveles previos a la pandemia.
En el ámbito de los commodities energéticos y específicamente el petróleo, el año presenta un panorama complejo debido a factores significativos tanto en la oferta como en la demanda. La Agencia Internacional de Energía (IEA) señala que los recortes de producción de OPEC+ han reducido la oferta en 1,4 millones de b/d en 2023, y se anticipa una disminución adicional de 0,6 millones de b/d en 2024. Por otro lado, los productores no OPEC+ aumentaron su producción en 2,7 millones de b/d en 2023, y se espera un incremento adicional de 0,8M b/d en 2024. En cuanto a la demanda, el consumo de combustibles líquidos, liderado por China e India, subió 1,8 millones de b/d en 2023, y se proyecta un crecimiento de 1,3 millones de b/d este año, lo que podría presionar al alza los precios. Así, se estima que el precio del WTI oscilará entre USD 70 y USD 85 el barril este año, reflejando un equilibrio ajustado entre una oferta cautelosa y una demanda con altibajos.
En cuanto a los commodities agrícolas, nuestro enfoque se concentra en la soja. Se proyecta que la producción global para este año alcance un récord de 386 millones de toneladas (Mtn), lo que representa un aumento del 7% o 25 Mtn respecto al año anterior. Este incremento se debe principalmente a las buenas perspectivas de cosecha en Argentina, que se espera aumente de 23 a 48 Mtn, y, en menor medida, en Brasil, con una proyección de aumento de 161 a 163 Mtn. Estos incrementos más que compensarían la caída en la producción de EE. UU., que se estima en un 3% de 116 a 112 Mtn. Sin embargo, este aumento en la oferta probablemente no será compensado por el incremento en el uso, que se espera sea de 20 Mtn o un 5% i.a. Es importante señalar que se anticipa una reducción en las importaciones de soja por parte de China, debido a márgenes negativos en la trituración de soja y en la industria porcina. Estos factores podrían presionar los precios a la baja, por lo que se espera que la soja se cotice en torno a USD 480 por tonelada.
Entre los metales, el cobre, un material clave en el ciclo económico, experimentó un camino volátil en 2023, pero cerró el año con un alza del 2%, debido a un déficit global de 27 mil toneladas. Para 2024, se anticipa un escenario opuesto: aunque persisten tensiones en áreas mineras importantes como Chile, Perú y Panamá, se espera que el aumento de la producción en China compense estos factores, permitiendo a este país reducir sus importaciones desde Chile. Se prevé que en 2024, el mercado del cobre muestre un superávit de 467 mil toneladas, cifra que podría incrementarse si China intensifica su crisis inmobiliaria. A corto plazo, el cobre enfrenta el desafío de una oferta excesiva que podría presionar a la baja los precios, aunque a largo plazo mantiene un futuro prometedor, especialmente por su rol en las tecnologías de transición energética.
La perspectiva para el precio del oro en 2024 es distinta debido a su rol como reserva de valor, más que por factores de oferta y demanda. En 2023, el precio del oro aumentó un 13%, impulsado por la búsqueda de activos seguros en un contexto de incertidumbre y volatilidad global. Este aumento se vio reforzado tras los conflictos entre Israel y Hamás, llevando el precio del oro a máximos históricos. La debilidad del dólar y la expectativa de una política monetaria más relajada por parte de la Fed en 2024 también contribuyeron a este entorno favorable, junto con compras récord de oro por parte de los bancos centrales. Se espera que estos factores se mantengan en 2024, por lo que se prevé que el oro cotice en un rango de 2.000 a 2.150 USD/oz.
Las perspectivas para los commodities en 2024 son moderadamente negativas. A pesar de que una política monetaria más laxa de la Fed y un dólar más débil, junto con las continuas tensiones geopolíticas, podrían impulsar los precios al alza, se espera que estos factores sean contrarrestados por un crecimiento económico global más lento, lo que podría resultar en una menor demanda de materias primas en un contexto de aumento de la oferta. Sin embargo, el oro podría seguir una trayectoria diferente debido a su rol como activo de refugio seguro y al interés creciente de los bancos centrales en este metal, lo que indica un potencial aumento en su precio, en contraposición a otros commodities.