El ancla cambiaria. Salto cambiario, sin unificación. El primer shock es el ajuste del tipo de cambio oficial que de $366,5 que cerró ayer, pasaría a $800, es decir un alza directa de 118%. Este ajuste es mayor al que esperábamos y supera a lo que cotizaban los futuros de diciembre que ayer estaban en $754. De acuerdo al ministro, luego del salto se movería a un ritmo del 2% mensual –nos parece poco probable dado que la inflación compensaría rápidamente el salto cambiario y para junio de 2024 volveríamos a estar en el nivel de tipo de cambio real actual-. El dólar exportador sería de 80/20: 80% al tipo de cambio oficial de $800 y 20% al CCL lo que daría un tipo de cambio implícito de $850. Por el lado de las importaciones, se sube el impuesto País al 17,5% con lo cual se iría a $940 mientras que el dólar tarjeta, ahorro y turista sería de $1.280 dado que se le suman percepciones de ganancias. Pese a que es el ajuste más fuerte desde mayo de 1989, el control de cambios se mantendrá, aunque se habilitan mecanismos para abastecer la demanda de divisas para el pago de deuda comercial a partir de un nuevo instrumento que emitiría el BCRA. Serían 4 bonos – pagaderos en moneda extranjera y que se podrán suscribir en moneda local al tipo de cambio oficial– a diferentes plazos con cupón de 5% anual que podrán ser transferibles a acreedores y quien lo compra no tendrá restricción en el MULC. La clave del éxito de estas medidas será que el BCRA empiece a comprar dólares en el mercado de cambios para recomponer las reservas internacionales que hoy tienen un saldo negativo de USD 11.300 M.
El ancla fiscal. Combinación de presión fiscal y recorte de gastos. Con el objetivo de sanear rápidamente las cuentas públicas, los anuncios de ayer apuntan a lograr el equilibrio financiero en 2024 lo que implica una mejora de más de 5% del PBI. El plan combina una mejora en la recaudación de 2,2% de PBI (suba de impuesto País a 17,5% aporta 0,8% de PBI adicionales, el alza de retenciones al 15% para productos no agrícolas aporta otro 0,5% de PBI mientras que la reversión en el impuesto a las ganancias y un blanqueo y moratoria le darían otro 0,4% y 0,5% de PBI) con un recorte del gasto de 3,2% de PBI (recortes en obra pública, subsidios, salarios, achicamiento de estructuras implican un recorte conjunto de 2,8% del PBI a lo que se suma el efecto de licuación de jubilaciones por otro 0,4% de PBI). Son medidas ambiciosas, no exentas de conflictividad política pues IIGG, blanqueo y aumento de retenciones deberán pasar por el Congreso.
Prudentemente optimistas. Es el primer paso, faltan muchas precisiones y seguramente vendrán más anuncios en esta línea. Es importante el apoyo recibido del FMI, aunque eso no implica que habrá nuevos desembolsos. Creemos que las medidas anunciadas van a tener un buen impacto en los bonos soberanos. El ajuste es mayor al previsto por lo cual esperamos que la recesión haga su trabajo de reducir la demanda de divisas al tiempo que el salto cambiario le dé mayor incentivo a las exportaciones –que tendrían el impacto positivo de una mejor cosecha– lo que permitirá recuperar reservas internacionales. En cuanto a los Pesos, la inflación de los próximos meses tendrá una fuerte disparada –esperamos 20% para diciembre, 30% para enero y 18% para febrero– lo cual será un foco de conflictividad importante.