Una de las preguntas que más se escuchan en estos días es: ¿qué ocurrirá después del 14 de noviembre en el plano cambiario una vez terminado el proceso eleccionario? Las dos opciones más discutidas son si, para corregir el tipo de cambio real y alguna de las distorsiones de la economía, el Banco Central dejará en algún momento que se produzca un salto en el tipo de cambio, o si acelerará el crawling peg, llevándolo a una tasa superior a la inflación, o sea si tendremos una devaluación discreta o comenzaremos a ver tasas de depreciaciones diarias bastante más altas para conseguir un tipo de cambio real (TCR) más alto.

Si bien siempre es difícil hacer predicciones en el terreno cambiario, principalmente en Argentina, es posible hacer algunas consideraciones sobre todo en base a algunas evidencias de periodos anteriores.

En 2013 a partir del proceso eleccionario el BCRA empezó a ajustar el tipo de cambio acelerando fuerte el crawling peg pero estas depreciaciones generaban una tasa negativa con respecto a la devaluación, por lo tanto el mismo seguía perdiendo reservas y recién esto se pudo controlar a fin de enero de 2014 luego de un salto cambiario que llevo el dólar a 8 pesos.

Actualmente con una tasa de referencia de política monetaria (Leliqs) en el orden del 38 %nominal anual, si el BCRA acelerara el crawling peg en aproximadamente el 4-5 %mensual, seguramente tendría que incrementar bastante la tasa de referencia de la política monetaria llevándola más cerca de 50/60 % anual, con las consecuencia sque esto podría generar en la economía ralentizando el rebote económico por un lado y generando un problema aún mayor sobre sus stocks de pasivos monetarios, pases y Leliqs (Tabla 1).

Aunque es probable que el primer intento para ajustar el TCR sea acelerar el crawling, porque el contexto de tasas actuales es bastante mayor a las de aquel momento(38 vs 20 %), las reservas liquidas bastante menores, la tasa de inflación más alta y lo mismo la brecha. Pero ajustando más rápido la tasa de devaluación, la tasa de política monetaria tendría que acompañarla y ser más alta como mencionábamos anteriormente, sino los exportadores intentarían vender y liquidar los menos posible y financiarse en el mercado financiero, los importadores por su lado adelantar todo lo posible sus importaciones, generando entonces así aún más presión sobre las reservas del BCRA.

El desafío no es sencillo y probablemente sea más complejo, aún que en aquel momento, porque como mencionamos muchas de las variables viene acumulando inconsistencias importantes, la inflación acumulada es del orden del 50 % anual o superior con la mitad de IPC “controlado” (atrasos tarifarios, combustible, precios congelados, etc.), el pass through en Argentina es históricamente alto y si bien las restricciones y represión cambaría son muy importantes, el nivel de reservas no ayuda a que el BCRA pueda intervenir todo lo necesario.

Los interrogantes sobre el cómo y cuándo comenzaría el BCRA un nuevo régimen cambiario siguen presentes y son un tema de preocupación desde hace meses. Esto se ha ido acentuando en las últimas semanas a medida que nos acercamos a las elecciones de medio término, generando aún más presión sobre los dólares financieros MEP y CCL, llegando estos a valores superiores a los $215 en los últimos días y aumentando el interés en mayores coberturas tanto a través de bonos e instrumentos financieros dólar-link, como a través de compra de dólar futuro, incrementando la curva de tasas de devaluación esperada implícita y el “interés abierto” en las posiciones más cercanas (nov, dic, enero, febrero y marzo) en Tabla 2.

Fuente: (https://matbarofex.primary.ventures/futuros/financieros)

En resumen las posibilidades y márgenes de maniobra del Banco Central son estrechas, sobre todo con una soja en los mercados internacionales de aproximadamente USD 100 menos por tonelada que en la campaña anterior (no parece volver a los valores anteriores en el corto plazo) y sin los DEG del Fondo Monetario de este año. El éxito en la implementación de uno u otro camino dependerá de un programa razonable que alinee expectativas de precios, salarios, tarifas, al menos un acuerdo transitorio con el FMI para la refinanciación de los vencimientos futuros y generar cierta confianza en los agentes económicos.

El final es abierto, pero el poselecciones tendrá que traer algo de esto para que en el frente cambiario podamos ver al BCRA teniendo el control, ya sea ajustando el TCR con depreciaciones mensuales más importantes o con un salto controlado. Seguir acumulando distorsiones no parece ser una opción, porque es muy probable que ahí podemos tener un shock más importante y desordenado.