Dado el panorama incierto, los productores son comprensiblemente cautelosos en cuanto a vender su producción, excepto para cubrir los gastos, reponer insumos o pagar deudas. Es poco probable que veamos a los productores apresurándose por vender toda su producción.
Sin embargo, creemos que mantenerse en soja es una decisión equivocada que podría tener un costo de oportunidad elevado por las siguientes razones:
1. Liquidar la soja permite capturar un salto devaluatorio dos veces
Como se mencionó en notas anteriores, es muy probable que se produzca un salto devaluatorio en los próximos 12 meses. Por esta razón, recomendamos que los productores dolaricen una parte de su cartera al tipo de cambio oficial a través de instrumentos dollar-linked.
Si el tipo de cambio se disparara al 50% mañana, el dólar se cotizaría a $321, lo que es solo un 7% más alto que el precio de $300 al que se vende actualmente la soja. Esto permitiría al agricultor vender su soja a un tipo de cambio de $300, comprar un instrumento vinculado al dólar con vencimiento a principios del próximo año y aprovechar el salto devaluatorio por segunda vez.
Los principales candidatos para esto son el bono dollar-linked del Tesoro (TV24), con vencimiento en marzo de 2024, que se cotiza a una tasa de devaluación del +6%, y el bono dual con vencimiento en febrero TFF24 (que paga el máximo entre devaluación e inflación) a una tasa de devaluación del +2%. Además de estos bonos, el mercado ofrece una amplia variedad de instrumentos financieros que pueden utilizarse para este fin (ver Momento de dollar-linked).
Otra alternativa posible es la cobertura a través de instrumentos CER con vencimiento a mediados de 2024, que capturarían el salto devaluatorio de manera indirecta a través del aumento de la inflación.
2. Los $300 del dólar agro se degradan con la inflación
Desde una perspectiva estrictamente financiera, el tipo de cambio fijo en $300 es un incentivo para liquidar lo antes posible. Con la inflación corriendo al 7,0%, el monto fijo pierde poder de compra cada día que pasa. La opción de liquidar inmediatamente y hacer que esos pesos rindan a través de algún instrumento parece ser más beneficiosa. La única excepción es durante las fechas en que se actualiza el dólar soja y alcanza a trasladarse a la pizarra.
Para ilustrar esto, comparamos las ganancias en pesos por cada dólar de un productor que decidió mantener su posición en soja con tres alternativas de inversión: 1) Ledes del Tesoro a tasa fija de corto plazo, 2) un bono dollar-linked con vencimiento en 2024 (como recomendamos en el punto anterior) y 3) bonos corporativos en dólares atados al CCL. Con este fin, simulamos los retornos de cada estrategia desde principios de septiembre, cuando comenzó el primer Programa de Incremento Exportador a $200 por dólar.

Observamos que, excepto durante un corto período en diciembre del año pasado, aquellos que mantuvieron su posición en soja perdieron consistentemente en comparación con las otras estrategias. Incluso con el precio actual de la soja en pizarra recién ajustado a $107.000 y sin tener en cuenta los costos de almacenamiento, la estrategia de mantenerse en soja sigue siendo perdedora en comparación con la de invertir los pesos en otras opciones.
3. Mantenerse más flexibles para enfrentar gastos, cancelar deudas o reponer insumos
El gráfico también muestra cómo la decisión de mantenerse en granos limita la flexibilidad para cancelar gastos. Los gastos que se produzcan fuera de los meses con dólar soja, como durante los meses de siembra, pueden obligar a liquidar la soja al tipo de cambio oficial, lo que significa vender a un precio bajo y sufrir una pérdida significativa.
En este sentido, las estrategias financieras no solo ofrecen un mejor rendimiento, sino también una mayor estabilidad. Las Letras del Tesoro pueden venderse a precios poco volátiles en cualquier momento que se desee, lo que las convierte en una alternativa superior en términos de flexibilidad y gestión de flujos de caja.
Conclusión
Es comprensible que los productores decidan mantenerse en granos, ya que se sienten más seguros con su posición en soja, un producto que perciben como ya dolarizado. Adentrarse en el sistema financiero puede significar exponerse a riesgos ajenos al mercado de granos.
Sin embargo, con la ayuda de diversas herramientas financieras, los agricultores pueden gestionar eficazmente sus ingresos y flujo de caja, y beneficiarse de las brechas entre los diferentes tipos de cambio. Esto no solo aumentará su rentabilidad, sino que también contribuirá a un flujo de ingresos más estable.
En conclusión, recomendamos liquidar la gran mayoría de las tenencias en soja para diversificar la cartera en los siguientes activos:
Corto plazo:
1. Ledes o Lecer: ya sean Ledes a tasa fija o Lecer atadas a la inflación, estas letras proporcionan un flujo constante de ingresos con un rendimiento elevado pero predecible. Esto permite mantener una cartera flexible y fácil de recomponer o desarmar para cubrir gastos. Preferimos las Ledes en lugar de las Lecer debido a que rinden TEA 130% en comparación con el 123% proyectado para las letras CER. Sin embargo, las letras CER tienen sentido si se prioriza la cobertura contra la inflación.
Mediano plazo/Largo plazo:
2. Bonos soberanos o FCIs vinculados al dólar con vencimiento en 2024: dado el alto riesgo de devaluación, estos instrumentos permitirían capturar el efecto de la devaluación dos veces.
3. Bonos CER: un salto devaluatorio puede significar un aumento en la inflación. Por lo tanto, la devaluación también puede capturarse a través de bonos CER ajustados por inflación con vencimiento a mediados de 2024, como el TX24 y el T2X4, que actualmente rinden CER +10% y +13%, respectivamente.
Cobertura CCL y riesgo soberano:
4. Bonos corporativos en dólares: el segmento corporativo se presenta como la alternativa más conservadora para inversiones de largo plazo, principalmente por su menor exposición al riesgo soberano.