En modo risk-on
Noviembre fue el mejor mes del año para los mercados. Si bien Europa y EE.UU padecieron una nueva ola de contagios que obligó a nuevas restricciones, los anuncios en cuanto a los avances de la vacuna contra el COVID-19 van allanando el camino para dejar atrás una pandemia que generó la mayor caída del PBI global de los últimos 70 años. A esto se sumaron dos variables más. Por un lado, el ajustado triunfo de Biden en las elecciones presidenciales de EE.UU, que brinda un clima político más equilibrado y que sacó de plano un escenario de mayor conflictividad social –generada por la incertidumbre sobre la recuperación de la mayor economía del planeta. Y por otro lado, el muy buen dinamismo que mostró la economía China y de otras economías emergentes que de a poco se fueron recuperando del shock generado por la pandemia.
Con esta combinación de factores, los mercados festejaron: las bolsas subieron, el dólar se debilitó y los precios commodities consolidaron la recuperación que venían marcando, entre los que se destacó el precio de la soja. Sin dudas, un entorno muy favorable para las economías emergentes y América Latina en particular, dada su alta dependencia de la evolución de las materias primas.
Como comentamos en nuestro último House View, ante este contexto de risk-on global rebalanceamos nuestra cartera global hacia sectores cíclicos y países emergentes y redujimos la posición defensiva. Dentro de los emergentes, de la mano de Brasil, que combina recuperación pospandemia y con un clima político más propenso para consolidar reformas estructurales, América Latina es una buena opción para diversificar y aprovechar el rally global.
En el plano local, sobre la base de un control de cambios más estricto e intervenciones en el mercado de bonos, el mercado cambiario tuvo un leve respiro: el BCRA vendió USD350 M, muy por debajo a los meses previos en los que la venta de divisas en el mercado de cambios promediaron más de USD1.100 M por mes. En este contexto, el tipo de cambio oficial subió 3.8% y la brecha cambiaria bajó tanto en dólar MEP como respecto al Cable. Más importante aún fue que, en este contexto de mayor tranquilidad cambiaria, la brecha entre el MEP y el cable bajó al 2%, el más bajo desde julio y muy por debajo del 9% que llegó a fines de octubre.
Así las cosas, la inversión en fondos comunes de inversión que invierten en activos nominados en dólar divisa ofrece una buena oportunidad de entrada, pues además de aprovechar el buen contexto global puede aprovechar de la brecha Dólar MEP/Dólar Cable que está en niveles más bajos de los últimos meses. Al suscribir estos FCI se está comprando dólar divisa con MEP y al rescatarlo se habrá ganado la brecha entre el MEP y Cable.