La construcción es una de las industrias más antiguas del mundo, dependiente históricamente del trabajo físico y la experiencia humana. Esta dinámica cambió con la llegada de la inteligencia artificial (IA). Esta tecnología vuelve los procesos más rigurosos y eficientes, comenzando por la etapa inicial de cualquier proyecto: el diseño.

Antes, los arquitectos se basaban en herramientas de modelado tradicionales y su propia experiencia para crear diseños que equilibraran funcionalidad, estética y viabilidad técnica. Hoy, los algoritmos analizan millones de opciones para generar nuevos y mejores modelos en minutos. Estos no solo consideran aspectos estéticos y tendencias del sector, sino también otros elementos que son fundamentales para hacer construcciones más duraderas y amigables con el medioambiente.

Por un lado, la IA es capaz de simular cómo responderá una estructura a diferentes escenarios, como terremotos o inundaciones, permitiendo reducir costos asociados con posibles modificaciones durante la construcción. Así, si una constructora planea un complejo residencial en una región propensa a lluvias torrenciales, los arquitectos pueden usar la IA para diseñar techos con inclinaciones específicas y sistemas de drenaje integrados. Además, el algoritmo recomienda materiales resistentes al agua, asegurando durabilidad y menores costos de mantenimiento a largo plazo.

A su vez, permite abordar el desafío de la sostenibilidad –central en esta industria– a través de soluciones innovadoras en el proceso de diseño y desarrollo. Por ejemplo, los algoritmos analizan el impacto ambiental de diferentes materiales y recomiendan los que generan menor huella de carbono, como el asfalto reciclado para la construcción de carreteras. Esto es particularmente relevante en proyectos de infraestructura, donde las decisiones iniciales sobre materiales tienen consecuencias a largo plazo. Otro caso es el de la integración de sistemas de recolección de agua de lluvia en los edificios en lugares áridos como Arabia Saudita.

Un caso emblemático

El rascacielos Bosco Verticale en Milán, Italia, es un gran ejemplo de esto. Este edificio, conocido por su fachada cubierta de vegetación, fue diseñado con el apoyo de IA. Esta analizó el impacto del peso de las plantas en la estructura, la eficiencia energética y las condiciones de luz solar. El resultado fue un diseño único que combina sostenibilidad y funcionalidad. Sin esta tecnología, habría sido casi imposible calcular con precisión las múltiples variables involucradas.

Además, la inteligencia artificial actúa más allá de su construcción. A través de sensores conectados, el sistema ajusta automáticamente la humedad, ventilación y temperatura, garantizando un ambiente interior equilibrado. Al mismo tiempo, monitorea el crecimiento y salud de la vegetación, asegurando que las plantas funcionen como filtros naturales del aire. La iluminación se ajusta según la luz solar disponible, reduciendo costos energéticos y mejorando el confort visual.

Robots al servicio de la eficiencia

La automatización es un pilar fundamental en sectores como la manufactura, y ahora gana terreno en la construcción. Robots avanzados y drones equipados con IA toman el control de tareas repetitivas y peligrosas, liberando a los trabajadores humanos para que se concentren en actividades más estratégicas.

En proyectos de gran escala, como la construcción de aeropuertos, los drones sobrevuelan las obras para monitorear el progreso en tiempo real, identificando retrasos o problemas estructurales. Los sistemas de IA ayudan a los gerentes de proyectos a priorizar tareas, asignar recursos y prever contratiempos antes de que surjan. Gracias a esto, los ingenieros pueden ajustar los cronogramas y evitar sobrecostos.

Por otro lado, máquinas con forma humanoide son destinadas a tareas específicas como la colocación de ladrillos y la soldadura, logrando rápidos avances con precisión milimétrica. A través de un sofisticado sistema de sensores, detectan el entorno, evitan obstáculos y ajustan sus movimientos. Su habilidad para trabajar ininterrumpidamente, sin fatiga, disminuye tiempos de ejecución, además de poder trabajar a grandes alturas –lo que aumenta la seguridad y reduce el riesgo de accidentes laborales–. Este nivel de eficiencia es crucial en un mercado donde los plazos ajustados son la norma.

En Dubái se construyó un edificio de oficinas en tan solo 17 días utilizando una impresora 3D. La IA contribuyó a optimizar el diseño de las piezas impresas, reduciendo el uso de materiales en un 30%. Esta tecnología revolucionará la industria, con la construcción rápida y económica de viviendas, especialmente en zonas afectadas por desastres naturales.

Seguridad laboral: protección impulsada por datos

La seguridad es uno de los mayores desafíos en la construcción, una industria donde los accidentes laborales son comunes. Aquí, la IA marca una diferencia significativa al prever riesgos y actuar antes de que ocurran incidentes.

Los sistemas de IA son capaces de identificar comportamientos riesgosos en los trabajadores a través de imágenes en vivo, como el uso incorrecto de arneses o cascos, proporcionando análisis detallados para implementar medidas correctivas. Algunos sensores incluso pueden  monitorear indicadores como la frecuencia cardíaca y la temperatura corporal de los empleados para alertar al supervisor si se detectan condiciones anormales. 

Pero este control no se reduce solo a las personas, sino también a las propias máquinas. Si el sistema detecta una anomalía en una grúa, como un motor que funciona fuera de los parámetros normales, se envía una alerta para que se realice un mantenimiento preventivo. Esto anticipa fallas mecánicas y brinda protección a los trabajadores cercanos.

La incorporación de la inteligencia artificial es una transformación necesaria para enfrentar los desafíos del siglo XXI. Desde mejorar la seguridad laboral hasta reducir los costos y el impacto ambiental, la IA redefine lo que es posible en la construcción. Aquellas empresas que adopten estas tecnologías estarán preparadas para competir en un mercado global cada vez más exigente.