En líneas generales hay una visión pesimista de cómo van las cosas en cuanto a la política y la economía en el país. El Presidente ha perdido el nivel de la popularidad que llegó a tener al inicio de la pandemia cuando la sociedad cerró filas en la terna Fernández, Kicillof y Larreta.
El discurso del primero de marzo ordena el año político, fue en parte un discurso de inicio de campaña. El Instituto Patria influye fuerte en la visión del país a la luz del texto del Presidente.
En la campaña hay que ganar votos independientes además de confirmar a los electores oficialistas. En este sentido, la elección va a estar influida por el avance de la vacunación, por la inflación y por la unidad del Frente de Todos. Es clave ganar en la provincia de Buenos Aires y en especial en el conurbano.El que gana la provincia gana la elección para la opinión pública.
Ciertamente, el tema sanitario entra de lleno en el debate político y, de hecho, el ministro Quirós suena como candidato de la oposición en CABA. Los temas de corrupción con la distribución de vacunas fuera de norma serán relevantes y expresan la clásica anomia destacada por el filósofo del derecho Carlos Nino en su obra Un País al margen de la Ley.
Las PASO están en discusión, cuestionadas por razones sanitarias y electorales. Para algunos son buenas a los efectos de dirimir internas.
La oposición se presenta desarticulada y actúa por subespacios. Macri se vislumbra con mayor protagonismo por el reciente libro de autocrítica y memorias: Primer Tiempo. Vidal también con libro de próxima aparición. Parece que lo usará para difusión y campaña. Los dos están particularmente callados en tiempos en los que sería bueno una participación más activa. Hay versiones de que Vidal quiere ir por la presidencia en 2023, el premio mayor. Sin embargo, no sabemos cómo jugará en 2021, sigue manteniendo buena aceptación por parte de la sociedad.
Larreta se presenta como un tiempista, sigue creciendo con su estilo moderado, con buena imagen positiva. Está armando equipos. Su gestión en la Ciudad, la sanitaria en particular, le suman votos. El jefe de la Ciudad ha ganado volumen político y crece al ser atacado por el oficialismo.
Bullrich muy activa con actitud de militancia. Está cerca de cuadros importantes del Pro.
Pichetto, por otra parte, quiere formar su propio espacio peronista. Tiene un perfil más duro y desafiante, con declaraciones firmes sobre temas sociales que generan debate como las referidas a la AUH.
Por el lado de la UCR, asiste a una interna entre Lousteau, un novato en el partido que quiere consolidar liderazgo, y los históricos. Cornejo, con mucha personalidad, puede ser un candidato presidencial ya que posee experiencia de gestión y tiene visión de Estado.
Por otro lado, el Frente de Todos sigue siendo una coalición electoral con pensamientos muy divergentes entre los actores principales. La Cámpora, conducida por Máximo Kirchner, aspira al poder en 2023 y viene ganando espacios. No tiene territorio y quieren disputarle poder a los intendentes del conurbano. Máximo heredó la muñeca política de su padre, tiene ideas que atrasan y poca visión de Estado. En un esquema familiar como el del kirchnerismo que siempre ha funcionado de este modo, podría ganar en 2023 si el gobierno no fracasa de modo estrepitoso en la economía que es de donde vienen principalmente los votos.
Cristina es el centro del sistema. Su voz es la más escuchada. Domina el conurbano y eso le da autoridad. Polariza, siendo funcional a la visión de Laclau de amigo-enemigo. Con deseos firmes de influir en la justicia y bajarle poder de control. Las causas que tiene son múltiples pero es improbable que durante su gobierno sea condenada. Lo que ocurrió con Lula la reivindica y le hace vender la idea que su crítica es ideológica propia del lawfare.
Para disputarle a Cristina, algo que ocurrió muchas veces, hay que entrar con buena estrategia y táctica. Ella perdió en las elecciones de 2009 y 2013. La oposición se mueve en este sentido pero falta más consistencia. En definitiva, es muy difícil ganarle al peronismo unido.
Massa siempre presente con su astucia, con ideas más de centro. Kicillof se presenta como un cuadro muy relevante porque es admirado por Cristina, lo ve ella como el más funcional a sus ideas en cuanto a orientación económica aunque su gestión hasta ahora ha sido ambigua. Es un cuadro político de peso y otro candidato natural para suceder a Alberto Fernández.
El gabinete se viene renovando en favor de Cristina, es un equipo de poco impacto, destaca en parte por Guzmán con su discurso más ortodoxo y porque hemos transitado el verano sin turbulencias a pesar de la alta inflación y del creciente riesgo país.
El Consejo Económico y Social seguramente sea una buena idea, está arrancando de a poco y puede ser opacado por los parches a la coyuntura que la crisis exige permanentemente. No obstante, existe fuerte desencanto con la política, con el manejo de la crisis sanitaria y económica. Se revela una incapacidad de las políticas públicas. A lo que se suma que sigue habiendo fuerte polarización, análoga a la de Bolsonaro y Lula. En ese caso, vamos a ver cómo se resuelve esa tensión ante la probable habilitación a Lula.
Aparece un nuevo espacio con Espert, López Murphy y otros actores que le sacarían votos a Juntos por el Cambio. Es un grupo que propone valores republicanos y más liberales. Puede prender en espacios de juventud de clase media.
Una cuestión a seguir siempre es la inseguridad ciudadana, Esto genera tensiones entre cierto garantismo y los partícipes de mano más firme. Hay que reconocer que esta gestión contuvo el estallido social, tema que no es menor dada la aceleración de la pobreza y el desempleo.