Las acciones en EE. UU. cerraron de manera mixta el martes, ante la cautela de los inversores previo a la publicación del dato de inflación de hoy. El S&P 500 avanzó un 0,1%, el Nasdaq se incrementó en un 0,3%, mientras que el Dow Jones retrocedió un 0,1%. Los sectores financiero (-0,6%) e industrial (-0,2%) registraron los peores desempeños, mientras que los sectores de bienes raíces (+1,3%) y tecnología (+0,5%) cerraron con ganancias.
En el ámbito corporativo, JPMorgan cayó un 1,1%, Mastercard disminuyó un 1,4% y Visa se contrajo un 0,4%. Empresas de semiconductores como Nvidia (-2%), Micron Technology (-0,3%) y Broadcom (-0,1%) registraron pérdidas. Por otro lado, Tesla avanzó un 2,2% y Alphabet gana un 1,1%, tras alcanzar un nuevo récord histórico cuando la empresa anunció nuevos chips personalizados.
Los rendimientos de los bonos del Tesoro tuvieron una jornada a la baja con caídas de 4pb de la UST2Y hasta los 4,75% y los UST10Y en 4,37%. Así, la renta fija tuvo una buena performance con subas promedio del 0,4% siendo los bonos emergentes con un 0,6% los más beneficiados.
El oro mantuvo su tendencia al alza, registrando un incremento del 0,3% hasta alcanzar los USD 2.346 por onza. Esto marca la octava sesión consecutiva de ganancias, impulsadas por un sólido interés comercial y una robusta demanda como activo de refugio. Por otro lado, el precio del WTI experimentó una caída del 1,4%, ubicándose en USD 85 por barril el martes, después de disminuir un 0,4% en la sesión previa, en el contexto de las negociaciones en curso para un alto al fuego en Gaza.
En cuanto a los datos económicos recientes, el índice de optimismo económico RealClearMarkets/TIPP en EE. UU. descendió a un mínimo de cuatro meses de 43,2 en abril (desde 43,5 en el periodo anterior), quedando por debajo de las expectativas que apuntaban a 44,2. Las proyecciones para los próximos seis meses se redujeron ligeramente a 38,8, y la percepción sobre la situación financiera personal experimentó una marcada caída hasta 50,6 (desde 53,8). Sin embargo, la confianza en las políticas económicas federales mostró una mejora, alcanzando 40,3. En contraste, el optimismo entre los no inversores disminuyó un 8,7% hasta situarse en 36,6, mientras que entre los inversores se registró un incremento del 8,3%, alcanzando 54,9.