Los mercados continuaron su tendencia positiva desde el derrumbe del lunes 5 de agosto, cerrando con ganancias tanto en bonos como en acciones. El Nasdaq destacó nuevamente con una subida del 0,5%, mientras que el S&P 500 y el Dow Jones avanzaron un 0,3% y un 0,1%, respectivamente. En la renta fija, todos los índices experimentaron un alza promedio de 0,2% en una sesión donde los rendimientos de los bonos del Tesoro disminuyeron, con el UST10Y cerrando en 3,77%, su nivel más bajo en más de un año.

El optimismo de los inversores se fortaleció con la revisión preliminar de la creación de empleos no agrícolas de EE. UU. entre marzo de 2023 y marzo de este año, que reveló una reducción de 818.000 en las nóminas no agrícolas respecto a la estimación previa. Esto equivale a aproximadamente 68.000 empleos menos por mes, aumentando las preocupaciones sobre un mercado laboral debilitado. Esta actualización coincidió con indicios de la Fed sobre futuras disminuciones de las tasas de interés, como se evidencia en las últimas minutas que sugieren que un recorte en septiembre probablemente sería adecuado, reforzando las expectativas de reducciones sustanciales en las tres decisiones restantes de este año. En el frente corporativo, Target avanzó un 11,2% gracias a sus sólidas ganancias del segundo trimestre, mientras que Macy's sufrió una caída del 12,9% después de ajustar sus previsiones a la baja.

El precio del petróleo descendió otro 3%, acumulando una pérdida del 10% en la última semana, y cerró la jornada en USD 71,9 por barril, su nivel más bajo desde enero. Esta disminución fue impulsada por la expectativa de una desaceleración económica en EE. UU. y las preocupaciones sobre la fragilidad económica en China, que podría disminuir la demanda de crudo. Paralelamente, en Medio Oriente, la aceptación por parte de Israel de una propuesta para resolver los impedimentos que bloquean un alto el fuego en Gaza mitigó algunas inquietudes sobre el suministro, aunque aún no se ha formalizado un acuerdo. Sin embargo, esto fue contrarrestado en parte por una significativa caída en los inventarios de crudo de EE. UU., que se redujeron en 4,6 millones de barriles durante la semana que concluyó el 16 de agosto, excediendo las previsiones de los analistas.