La jornada estuvo marcada por el aumento de la tensión en Medio Oriente debido a los ataques con misiles de Irán contra Israel, lo que incrementa las preocupaciones sobre la situación geopolítica global. En este contexto, los inversores reaccionaron con un flight to quality que afectó a las acciones que comenzaron el mes con pérdidas generalizadas. El S&P 500 cayó un 0,9% y el Nasdaq 100 un 1,5%, mientras que el Dow Jones perdió un 0,4%. Las acciones tecnológicas enfrentaron dificultades, con bajas en Apple (-2,9%) y Nvidia (-3,7%). Por el contrario, las empresas de energía subieron junto con los precios del petróleo, lideradas por la ganancia del 2,3% de Exxon Mobil. Las acciones de defensa, incluidas Northrop Grumman (+3%) y Lockheed Martin (+3,6%), también se beneficiaron de las tensiones geopolíticas.
Los rendimientos de los bonos del Tesoro registraron una leve caída –la UST10Y cerró en 3,76%– y los índices de renta fija terminaron la jornada prácticamente sin cambios. El dólar interrumpió su tendencia a la baja y se apreció un 0,4%, impulsado por un aumento del 0,6% frente al euro.
Los grandes ganadores de la jornada fueron los commodities en general y el petróleo en particular, que escaló un 3% y cerró en USD 69,8 el WTI. También fue una buena rueda para el oro, que canalizó las preocupaciones de los inversores y subió un 1,1%, alcanzando los USD 2.662 la onza, marcando un nuevo récord histórico.
En materia económica, las ofertas de empleo en agosto aumentaron inesperadamente a 8,04 M, frente a los 7,71 M de julio y superando las expectativas del mercado de 7,655 M. Esto sugiere que, aunque el mercado laboral está mostrando señales de enfriamiento, el ritmo de desaceleración es más lento de lo anticipado.
El PMI manufacturero del ISM se situó en 47,2 en septiembre de 2024, igualando el valor de agosto y ligeramente por debajo de las previsiones de 47,5. Esta lectura continúa señalando una contracción en el sector, que ya se extiende por seis meses consecutivos. La demanda sigue siendo débil, la producción disminuyó y los insumos se mantuvieron acomodaticios. Se observó una reducción en los nuevos pedidos (46,1 vs. 44,6), los inventarios (43,9 vs. 50,3) y la acumulación de pedidos (44,1 vs. 43,6). La producción casi se estancó (49,8 vs. 44,8), los precios disminuyeron (48,3 vs. 54) y las entregas de los proveedores indicaron una desaceleración.