El aumento de las tensiones geopolíticas y los buenos datos de la actividad económica en EE. UU. presionan los precios de los commodities y los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense. Esto impactó en los mercados globales que iniciaron la semana con descensos, tanto en bonos como en acciones.
Las tensiones geopolíticas globales se intensificaron en los últimos días. Por un lado, Ucrania lanzó ataques contra instalaciones energéticas rusas, mientras que el conflicto en Medio Oriente se agravó tras el bombardeo de Israel a la embajada iraní en Damasco, lo que resultó en la muerte de cinco asesores militares. Ante este acto, Irán prometió represalias. En paralelo, con la demanda de petróleo en aumento debido a los positivos indicadores de actividad en EE.UU. y China, las preocupaciones sobre la escasez de oferta se acentuaron tras el anuncio de Pemex de reducir sus exportaciones de crudo en los próximos meses, sumado a que la OPEP no muestra señales de aumentar la producción. En este contexto, el precio del petróleo experimentó un incremento del 1,7% el martes, cerrando el WTI a USD 86 el barril, su precio más alto desde octubre del año pasado, marcando una subida del 5% en la semana y del 19% en el año.
La rueda de ayer también resultó favorable para el oro, que estableció un nuevo récord al cerrar la jornada en USD 2.280 la onza. Con este resultado, el metal precioso acumula un incremento del 4% en la última semana y del 11% en lo que va del año.
Por otro lado, los inversores están recalculando el momento en que la Fed comenzará a recortar las tasas, dado que los datos de actividad económica siguen superando las expectativas. A la dinámica positiva del consumo reportada la semana anterior, se sumaron alentadores indicadores de actividad manufacturera —el ISM Manufacturero de marzo alcanzó 50,3, excediendo las previsiones del mercado y situándose en el ámbito de expansión por primera vez en 18 meses— y del mercado laboral —la cantidad de vacantes en febrero se incrementó en 8.000, alcanzando los 8,756 millones, superando las expectativas de 8,75 millones—. La sólida performance de estos últimos indicadores se reflejó en el Nowcast de la Fed de Atlanta, que ahora proyecta una expansión del PBI del 1Q24 de 2,8% t/t anualizado. Con todo esto, las expectativas de que la Fed comience a reducir las tasas en junio disminuyeron, lo que impactó en los rendimientos de los bonos del Tesoro, que experimentaron un aumento, con la UST10Y alcanzando el 4,36%, su nivel más alto desde finales de noviembre del año pasado.
Ante este escenario, los principales índices bursátiles de EE. UU. terminaron la sesión del martes a la baja. El S&P 500 descendió un 0,6%, mientras que el Dow Jones y el Nasdaq retrocedieron un 0,9% cada uno. La caída fue generalizada en todos los sectores, con la excepción del energético, que, impulsado por el incremento en el precio del petróleo, avanzó un 1,4%, y el de servicios públicos, que registró un aumento del 0,2%. En cuanto a la renta fija, aunque la sesión de ayer se mantuvo estable, en la última semana se ha observado una disminución promedio del 1,5%.